Opinión | EL OBSERVATORIO

Cambio de aires en la UE

La Agencia Europea de Medio Ambiente advierte con claridad de que la contaminación atmosférica causa en España más de 31.600 muertes prematuras al año   

Cambio de aires en la UE

Cambio de aires en la UE / EP

Casi el 60% de la población mundial vive en las ciudades, algo que seguirá creciendo en los próximos años, estableciendo en los asentamientos urbanos los retos más relevantes de nuestro tiempo. La necesaria localización de la Agenda 2030 y la aplicación de la agenda urbana son fundamentales para abordarlos, apostando por transformaciones profundas en diferentes campos. 

En este contexto, como recuerda asiduamente el instituto de Salud global de Barcelona, ISGlobal (www.isglobal.org), "nuestra salud y la del planeta dependen del diseño de las ciudades. La vida urbana plantea desafíos que exigen repensar la forma en que planificamos los entornos urbanos". Uno de los mayores desafíos, en este contexto, es la mejora de la salud pública, claramente ligada a la planificación y gestión urbana. La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) advierte con claridad de que la contaminación atmosférica causa en España más de 31.600 muertes prematuras al año, 400.000 en Europa. Los efectos sobre la salud de la exposición a la contaminación atmosférica son diversos, y afectan desde inflamación de los pulmones hasta muertes prematuras. De hecho, las tres principales causas de mortalidad en Europa son la cardiopatía isquémica, el ictus y el cáncer de pulmón (en España el EPOC), asociadas todas ellas a la contaminación del aire. La UE desde hace algunos años, siguiendo la evolución de la evidencia científica disponible, ha decidido avanzar en la aprobación de políticas y medidas que contribuyan a mejorar la contaminación del aire. Lo ha hecho por razones de salud, pero también por razones ambientales y climáticas, y lo que es más relevante, por motivos económicos. La mala calidad del aire incrementa los costes médicos, reduce la productividad de los trabajadores y daña el suelo, las cosechas, los bosques, los lagos y los ríos.

Sin embargo, a pesar de las mejoras registradas durante los últimos años, el nivel de los principales contaminantes atmosféricos sigue superando persistentemente las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), especialmente en Europa Central y Oriental. En otras palabras, a pesar de que el número de personas que mueren prematuramente o sufren enfermedades debido a la contaminación atmosférica está disminuyendo, según el análisis de la AEMA, la contaminación atmosférica sigue siendo el mayor riesgo medioambiental para la salud en Europa, y se necesitan medidas más ambiciosas para cumplir las directrices sanitarias de la OMS

En este contexto, el Parlamento Europeo ha dado un fuerte empujón en las últimas semanas, apostando por una nueva regulación que fije límites para 2035 más severos que la propuesta inicial de la Comisión para varios contaminantes, y para lograr la contaminación cero en 2050. Es ahora el turno del Consejo, que podría pronunciarse de forma inminente y que cuenta con el fuerte compromiso de la Presidencia española en estos temas, pero también con la resistencia de países como Alemania, reticentes a la aprobación de metas tan ambiciosas. 

En este debate sucede como en el de la ley del tabaco, que más allá de las fuertes controversias y del necesario coraje político que requieren, acabará siendo una realidad socialmente apoyada de forma mayoritaria dentro de unos años, demostrando claros beneficios para la salud pública. Mientras tanto, es necesario construir narrativas claras e implicar en la toma de decisiones a los actores relevantes de las ciudades, para pactar y conseguir consensos lo más robustos posibles que impidan pasos atrás, como los que estamos viendo estos días en algunas ciudades españolas. Disponemos de buenas prácticas de las que aprender: las misiones europeas y el trabajo hecho en España entre ciudades de diferentes colores políticos dentro de www.diadespues.org etcétera. Lo que sí parece evidente es que Europa necesita un cambio de aires que esperamos poder respirar pronto.