Opinión | ANÁLISIS POLÍTICO

¿Una investidura de Feijóo?

Tenemos cientos de ejemplos en nuestro sistema en los que no gobierna la formación más votada si no es capaz de entenderse con otros para gobernar

Alberto Núñez Feijóo, en la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela

Alberto Núñez Feijóo, en la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela / EFE

Sí, Feijoo ganó las elecciones. Pero quien no gobierna no gana. Él cree que merece una investidura y, probablemente tenga razón en que merece una sesión de investidura, aunque la pierda. Me explico.

Ya sabemos de sobra que, en las noches electorales, cuando escuchamos la valoración de las fuerzas políticas, todos ha ganado. Y es que los resultados siempre tienen distintas lecturas, sobre todo, dependiendo de las expectativas previas generadas. Analicemos los resultados del pasado domingo.

El PP fue la fuerza más votada. Cierto. Aunque también es cierto que, en un sistema pluripartidista y parlamentario como el nuestro, eso no te hace ganar el gobierno, solo te da ventaja para poder lograrlo, pero hay que poder entenderse con otros para conseguir alcanzar la mayoría parlamentaria que las urnas no te han dado. Nuestro sistema electoral premia al ganador con escaños extra para ponérselo más fácil. En este caso, el PP tiene 16 diputados más, con respecto a los que le tocarían en proporción exacta de los votos conseguidos, pero, aun así, este partido no representa a la mayoría de los españoles. Solo representa a 1 de cada 3 que han votado. Esto quiere decir que, para tener un gobierno que represente a la mayoría, hay que llegar a acuerdos con otras fuerzas políticas. Por cierto, como en todos los sistemas parlamentarios de nuestro entorno. Aunque Feijoo diga que es una “anomalía” no es cierto, por eso no es capaz de poner un solo ejemplo.

El PSOE y Sumar lograron frenar un gobierno de derechas. Cierto también. Esta coalición de partidos que ya ha gobernado en la última legislatura se presentó a las elecciones defendiendo desde el primer momento que iban a gobernar juntos, frente al PP que se postuló para gobernar en solitario. Siendo así, PSOE y Sumar han sacado un 44% de los votos (frente al 33% del PP) y 10.774.970 votos. Lo que quiere decir que esta coalición la han apoyado 2.683.130 votantes más que al Partido Popular. Se puede considerar un triunfo.

A partir de aquí, y puesto que ni PP ni la coalición PSOE-Sumar llegan a la mayoría absoluta, es el momento de ver quién es capaz de entenderse con otros para sumar el máximo de representación y lograr el gobierno. Tenemos cientos de ejemplos en nuestro sistema en los que no gobierna la formación más votada si no es capaz de entenderse con otros para gobernar. Así le pasó a Manuela Carmena en 2019, que fue la más votada en el ayuntamiento de Madrid, pero fue el PP quien logró pactar con Ciudadanos y conseguir la mayoría, por eso Almeida fue alcalde y no Carmena. Lo mismo que pasó en la Comunidad de Madrid cuando ganó Ángel Gabilondo (PSOE), que logró pactar con Más Madrid pero no con Ciudadanos y acabó gobernando Ayuso, que había perdido las elecciones. En las recientes elecciones autonómicas se están conformando muchos gobiernos de PP y Vox aunque el PSOE haya ganado en el ayuntamiento o la comunidad. Pero así es el sistema parlamentario, gobierna quien logra entenderse con otros y representar a más ciudadanos, no el mejor llanero solitario.

Así que vamos al lio de los pactos. Empecemos por constatar que el PP quiere gobernar con Vox, aunque lo haya negado toda la campaña y haya llegado a renunciar a debates electorales solo por evitar esa foto. Si es así, los números ya se equilibran: PP+Vox suman 11.125.580 votos y representan al 45,44%, mientras que PSOE+Sumar tienen 10.775.000 y el 44%. Es prácticamente un empate. Y lo que es más importante, queda un 10% de españoles que no se ven representados en ninguno de los dos bloques.

Ahora se trata de ver quién de los dos tiene capacidad de entenderse con los representantes de ese 10% de la ciudadanía y aquí es donde el PP fracasa porque, al sumar a Vox se cierra la puerta a poder dialogar con el resto. En cambio, la coalición del PSOE y Sumar sí tienen la capacidad de sentarse a hablar con todos los demás partidos, pudiendo con un entendimiento amplio llegar a representar a 12 millones de españoles frente a los 8 que representa el PP. Esto es importante por tres motivos:

  1. El gobierno que surge representa mejor al pueblo soberano, tanto cuantitativa como cualitativamente. Tiene más apoyos y tendrá mayor facilidad para aprobar leyes
  2. El gobierno que surge es capaz de entenderse con mayor número de fuerzas políticas, muchas de ellas con responsabilidades de gobierno en distintos territorios, mejorando así el diálogo y la convivencia.
  3. El sistema prima el entendimiento. Incentiva a los partidos a llegar a acuerdos para que la representación sea mejor (frente a la lista más votada que premiaría a quien no quiere acordar con otros y que no tendría el apoyo necesario para gobernar)

El sistema de la lista más votada es menos democrático y menos representativo, no incentiva el acuerdo y puede llevar al gobierno al bloqueo al no tener el respaldo necesario en el parlamento para apoyar ninguna ley. Pero esta campaña ha estado intoxicada con mensajes de que, si no gobierna la lista más votada, el gobierno sería ilegítimo. Así que muchos españoles y españolas lo creen de buena fe. Por eso creo que lo más pedagógico sería que Feijoo tenga su sesión de investidura y que la pierda. Es un trámite que nos podríamos ahorrar, pero, si no se da, viviremos toda la legislatura escuchando que el gobierno se lo han robado y que es ilegítimo.

Creo que sus votantes merecen entender por qué Feijoo no gobernará, viendo que no tiene los apoyos suficientes y fracasa en su investidura. Como Pedro Sánchez tuvo que hacer el paripé del pacto con Ciudadanos para demostrar a sus votantes que no sumaban suficiente, y así poder pactar más a la izquierda. En cuanto Feijoo fracase, en una segunda sesión de investidura, la renovación del gobierno de coalición podrá estar más cerca, mejor legitimado y ojalá así evitemos una repetición electoral.