Opinión | FIESTA

Orgullo LGTBI, orgullo patrio

Cada vez que un colectivo gana un derecho, esto no le quita derechos nadie, ese derecho lo ganamos todos

Un grupo de jóvenes envueltos en la bandera LGTBI

Un grupo de jóvenes envueltos en la bandera LGTBI / Isaac Buj - Europa Press

Esta semana celebramos el Orgullo, una de las mejores celebraciones porque significa avance de derechos, porque celebra que las personas se amen, porque defiende la libertad (la de verdad) de ser quien quieras, de amar a quien te dé la gana, de definirte como eres y de tener la familia que tú decidas. Es una reivindicación lúdica, pacífica y festiva. Basta pasearse por twitter con el hastag #LGTBIQ+ para alegrarse de que somos un país donde las personas que han colgado sus fotos, sonrientes con camisetas reivindicativas, pueden vivir como quieran y decirlo sin miedo. En muchos países no pueden hacerlo.

Siento orgullo del país que somos por defender la libertad de todos y cada uno, un país que abraza y celebra su diversidad. Sabemos que queda mucho por hacer. Cada vez que en un colegio, en un instituto, en las redes o en la calle alguien lo pasa mal por el acoso o el señalamiento de otros, sabemos que hay que seguir avanzando, sabemos que queda camino por recorrer. Pero debemos enorgullecernos de todo lo avanzado y defenderlo por todos los medios. Es un orgullo ser un país con miles de familias muy diversas y hay que celebrarlo.

La conquista de derechos no es solo para quien los disfruta, sino para toda la sociedad. Avanzamos juntos con cada derecho conseguido, porque los derechos no compiten entre sí. Cada vez que un colectivo gana un derecho, esto no le quita derechos nadie, ese derecho lo ganamos todos. Pero cada vez que alguien pierde un derecho, también lo perdemos todos. Cada vez que permitimos que se le arrebate un derecho a alguien, ponemos todos nuestros derechos en peligro, porque entramos en la ley del más fuerte y ahí, pocos pueden ganar.

Estamos sumergidos en plena precampaña electoral, y a la vez contemplando la entrada en los parlamentos y gobiernos autonómicos de quienes quieren quitarle derechos a otros. Sé que no sirve de nada anunciar el apocalipsis porque nada va a terminar mañana. Pero hay quienes acceden hoy legítimamente a altos cargos en las instituciones, que vienen a realizar una labor de lluvia fina contra los derechos de todos. No nos van a quitar nada mañana, ni dejará de pasar el autobús la semana que viene. Pero ya han empezado a ponerse en cuestión temas clave de derechos humanos básicos.

En unos meses habremos normalizado que se pueda opinar que existe o no existe la violencia de género o la lgtbifobia

En unos meses habremos normalizado que se pueda opinar que existe o no existe la violencia de género o la lgtbifobia, se habrá intentado parar un concierto porque la cantante se quitó la camiseta, se habrá autorizado a que los padres impidan el acceso a los hijos a formación en valores de equidad, tolerancia y respeto por cuestiones ideológicas o religiosas, habremos visto cómo cambia una palabra aquí y otra allá como “intrafamiliar” por “de género”. Como si cada uno de estos hitos, individualmente, fuesen cosas no tan graves. Ninguna de estas cuestiones será totalmente radical o definitiva, pero todas juntas van a crear un ambiente propicio a ser un país menos diverso, un poco más gris, un poco más xenófobo, un poco más intolerante, un poco más cerrado.

Por eso ahora es momento de celebrar el orgullo LGTBI, pero también de celebrar el orgullo patrio. El orgullo de ser un país que avanza en derechos, una España diversa, tolerante, abierta, orgullosa; un país donde puedes amar a quien quieras y tener la familia que tú decidas. Un país donde puedes expresarte en tu lengua, donde puedes definirte como quieras, donde tienes derechos. Una patria donde cabemos todas, donde caben incluso quienes piensan como ellos.

Es momento de sacar las banderas porque la bandera trans y la senyera o ikurriña pueden lucir juntas. Porque no debemos permitirles que, frente a la bandera arcoiris, saquen la bandera de España. La bandera de España y la bandera arcoíris pueden y deben lucir juntas. Porque “la roja” ni es suya ni define un patriotismo caduco de aguiluchos pasados. Es momento de decir con orgullo que el patriotismo es defender un país con muchas lenguas, son derechos lgtbi, patriotismo es la sanidad pública y son los erte. Si queremos seguir avanzando, hay que salir orgullosos de lo conseguido a defender este país que somos hoy y el que queremos ser, para poder tener un gobierno a la altura de este orgullo.