Opinión | CRISIS ECONÓMICA

Estados Unidos capea la crisis bancaria

La Reserva Federal sube tipos, pero abre una etapa de estabilidad en el precio del dinero

Joe Biden, presidente de Estados Unidos.

Joe Biden, presidente de Estados Unidos. / Europa Press/Contacto/Chris Kleponis

La Reserva Federal norteamericana (Fed) adoptó ayer una nueva subida de tipos de interés de 25 puntos básicos, hasta el rango del 5%-5,25%. El presidente de la Fed, Jerome Powell, se dispone a abrir un periodo de estabilidad en el precio del dinero después de esta última subida, toda vez que la economía norteamericana se ha frenado y tiene serias dificultades para encarar la carrera contra la inflación, una carrera que no ha dado los resultados esperados y ha afectado a la estabilidad financiera. 

Los problemas bancarios registrados desde el hundimiento en marzo del Silicon Valley Bank, y que por ahora han desembocado en la crisis de Signature y en la intervención del First Republic Bank -vendido a JP Morgan- se deben en buena medida a la acelerada subida de tipos que ha hecho perder valor a diversos activos de renta fija e hipotecas a bajo interés. Por supuesto, el sistema hubiera resistido si en la legislatura de Donald Trump no se hubiesen relajado los controles y fiscalizaciones al sistema financiero que se impusieron después de la gran crisis de 2008, y cuyo debilitamiento ha hecho posible la tormenta actual.

Los responsables de política monetaria -los bancos centrales- han sido conscientes de que, para evitar una nueva crisis, dramática en el contexto económico generado por la guerra de Ucrania y cuando todavía se siente la herencia dejada por la pandemia de coronavirus era necesario retirar liquidez de los mercados para reducir la demanda. Aunque es cierto que, en esta ocasión, la subida de precios era sobre todo debida a la falta de oferta provocada por la inactividad durante la pandemia. Así las cosas, la Fed tiene por delante una tarea muy ardua, ya que el objetivo de reducir a toda costa la inflación es antagónico con el de evitar, también a toda costa la recesión, que,para algunos analistas podría llegar a Estados Unidos a finales de año.

No terminan aquí los contratiempos económicos de Washington. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha advertido de que el Gobierno federal puede quedarse sin recursos para cumplir sus obligaciones el próximo 1 de junio si el Congreso no eleva el techo de gasto. Como viene siendo habitual, la Cámara de Representantes, en manos del Partido Republicano, impone unas duras condiciones a Joe Biden para acceder a esta medida. Pese a todo, el Senado, de mayoría demócrata, nunca aceptaría revertir las principales políticas de la legislatura. Al final, si se repite el guion de otras ocasiones, los dos grandes partidos conseguirán un acuerdo’ in extremis’ pero, como ha advertido Yellen, estos forcejeos no son inocuos y dañan la economía.

Y lo que sacude Estados Unidos acaba teniendo su réplica al otro ladodel Atlántico. Precisamente hoy se reúne el Consejo de Gobierno del BCE, en un marco parecido aunque no idéntico al norteamericano. En Europa el sistema financiero ha resistido, aunque las previsiones de crecimiento disminuyen y es probable que Christine Lagarde imponga también una nueva subida de tipos, que abriría un ‘impasse’ hasta la toma de nuevas decisiones. Con la guerra de Ucrania en pleno paroxismo, es difícil hacer previsiones realistas a medio y largo plazo.