NUTRICIÓN

Qué es la Isoflavona y por qué se relaciona con la menopausia

Son una subclase de flavonoides que se encuentran en frutas, verduras y especias

Recolección de soja en el estado de Mato Grosso, en Brasil, uno de los principales productores del mundo.

Recolección de soja en el estado de Mato Grosso, en Brasil, uno de los principales productores del mundo. / Reuters

¿Te has preguntado alguna vez si la soja y sus famosas isoflavonas son realmente la panacea para los síntomas de la menopausia? ¡Pues parece que la cosa está más enredada que un ovillo de lana en manos de un gato! Algunos expertos lo señalan como la solución a todos los males menopáusicos, mientras que otros tiran de frentismo y dicen que todavía no hay pruebas suficientes para darles tanto bombo.

Resulta que estas isoflavonas, que suenan más a personajes de ciencia ficción que a componentes de la dieta, son una subclase de flavonoides que se encuentran en frutas, verduras y especias. Se parecen al estradiol, la hormona sexual femenina, pero sin ser exactamente lo mismo. Es como si fueran el primo lejano que viene a las cenas familiares pero que no terminas de entender del todo.

Y ojo, que no todas las isoflavonas son iguales. Algunas son las populares (genisteína, daidzeína y gliciteína), y otras dos son las desconocidas del grupo (formononetina y biochanina A). ¿La diferencia? No te lo voy a explicar porque, la verdad, no afecta mucho a lo que importa.

Entonces, ¿qué hay de cierto en todo esto? Bueno, parece que estas sustancias pueden hacer un papel de reemplazo hormonal, ayudando a paliar el déficit de estrógenos durante la menopausia. Pero, no te emociones demasiado, que hay opiniones para todos los gustos y estudios que apoyan y desmienten la teoría. ¡Un lío!

Y para rematar, ¿qué pasa con el mito de que te hacen engordar? Tampoco hay suficientes pruebas para echarle la culpa a las isoflavonas de tus kilitos de más. Así que, ya sabes, si estás en plena menopausia y estás pensando en pasarte al batido de soja a ver si te hace un cuerpo diez, igual deberías pensártelo dos veces. ¡La ciencia sigue dando vueltas como una peonza en manos de un niño!