PROMESA INCUMPLIDA

Vecinos de Aluche y Campamento tomarán la A-5 este domingo para exigir que el soterramiento no deje fuera a sus barrios

El nuevo proyecto, ya sacado a licitación, recorta 700 metros del recorrido respecto al presentado en 2022

Los vecinos piden al Ayuntamiento que rectifique y vuelva al plan original de alargar el túnel hasta la avenida de los Poblados

Almeida quiere que el Gobierno aporte 150 millones para el soterramiento de la A-5

Mapa que muestra dónde está previsto actualmente que acabe el túnel de la A-5, en mitad del barrio de Campamento.

Mapa que muestra dónde está previsto actualmente que acabe el túnel de la A-5, en mitad del barrio de Campamento. / Asociación Vecinal de Campamento

Héctor González

Héctor González

Mirando un mapa de la zona, el problema salta a la vista de inmediato. El Paseo de Extremadura es una brecha gigante, como una herida mal cicatrizada, que atraviesa gran parte del distrito de Latina. Sus barrios más periféricos, como Aluche, Cuatro Vientos y Campamento, afrontan la dualidad de, por un lado, haberse desarrollado en torno a esta carretera y, por otro, verse aislados por ella. El proyecto de soterramiento de la A-5 parecía ser la solución a este problema, pero un cambio de última hora respecto al proyecto inicial ha dejado fuera a los vecinos de Aluche y Campamento. Por ello, este domingo saldrán a tomar la carretera para exigir al Ayuntamiento de Madrid que el túnel llegue hasta pasada la avenida de los Poblados, como estaba previsto inicialmente.

El Paseo de Extremadura es una carretera que nace en el puente de Segovia y se transforma en la autovía A-5 a partir del kilómetro 10. Durante décadas, ha supuesto un quebradero de cabeza para usuarios, residentes y gobernantes varios, que no han sabido nunca muy bien qué hacer con ella. En 2018, el Gobierno de Manuela Carmena intentó mejorar la situación transformando este primer tramo de la autovía en una vía urbana. Para ello, limitó la velocidad a 50 km/h durante 1,7 kilómetros y colocó un radar de tramo en dirección salida; así como varios semáforos en el lado contrario. Esta última medida, que despertó un fuerte rechazo desde el principio, resultó un completo fracaso y, tras tomar el relevo en Cibeles, el Gobierno de José Luis Martínez-Almeida los desactivó en 2019 y elevó la velocidad máxima hasta 70 km/h.

Una de las grandes promesas electorales de ese primer mandato de Almeida fue el soterramiento de la A-5, un plan pensado para poner fin de una vez por todas a la problemática de la autovía del sureste y que fue muy bien recibido en un primer momento. El proyecto original planteaba soterrar 3,8 kilómetros de la carretera, desde la avenida de Portugal hasta la avenida de los Poblados. Andrés Piñeiro, el presidente de la Asociación Vecinal de Campamento, cuenta que en octubre de 2021 se reunieron con el delegado de Urbanismo del Consistorio, Borja Carabante, y este les informó de que ya tenían listo el proyecto y de que contemplaban dos opciones: sacar la boca del túnel antes o después de la avenida de los Poblados, con una diferencia de 700 metros de recorrido y 80 millones de euros de coste. "Ya que lo hacen, háganlo bien", le respondieron los vecinos.

Una presentación oficial, un nuevo actor y un giro de guion

En febrero de 2022, el Ayuntamiento organizó en el auditorio de la Junta del Distrito Latina la presentación oficial del proyecto, en la que mostraron a los presentes que, efectivamente, el túnel se alargaba hasta más allá de Aluche y Campamento, como habían prometido, y aseguraron que tenían previsto comenzar las obras antes del final de la legislatura. Llegamos así a finales de septiembre de ese año, cuando, de repente, Almeida salió a decir que el plan de soterramiento de la A-5, tal y como estaba concebido, resultaba inviable y que seguramente habría que modificarlo.

¿Qué había ocurrido entre una y otra fecha para justificar este giro de guion? Pues que un nuevo actor había entrado en juego: el Gobierno de España. En julio de 2022, el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, anunció su intención de desbloquear de una vez por todas la Operación Campamento, un complejo plan para construir 20.000 viviendas en los terrenos de los antiguos cuarteles militares del barrio de Campamento y que abarca también el soterramiento de la A-5. Desde que se planteó por primera vez han pasado casi dos décadas en las que las distintas administraciones no han logrado ponerse de acuerdo en quién hace qué y quién paga qué. Hasta ahora, si nada se tuerce.

Hasta ese momento, Almeida había planteado la ejecución en solitario del soterramiento de la A-5 como uno de sus grandes proyectos personales, mostrándose dispuesto a asumir todo el ingente coste de la obra (cercano a los 400 millones de euros) y a satisfacer las demandas vecinales. Incluso afirmó en más de una ocasión que no iba a esperar al Gobierno para ponerlo en marcha. Sin embargo, el anuncio de Sánchez supuso un cambio en las reglas del juego: si por fin se desbloqueaba la Operación Campamento, el Ejecutivo central tendría que costear una parte importante de la financiación y hacerse cargo del tramo soterramiento a partir del kilómetro 10, que es donde la carretera de Extremadura pasa a ser autovía y, por ende, competencia estatal.

Llegamos así al presente, ya en el segundo mandato de Almeida. Tras pactar con el Gobierno de la nación un calendario de plazos para la Operación Campamento, el 1 de febrero el Consistorio sacó a licitación un proyecto modificado, bautizado como Pasillo Verde del Suroeste en el que se han recortado esos 700 metros finales respecto al anterior. Según el nuevo acuerdo, el Ejecutivo central asumirá el segundo tramo del soterramiento de la autopista A-5, que partirá de la Avenida del Padre Piquer, mientras que el Ayuntamiento de Madrid se encargará del primer tramo, comprendido entre Paseo de Extremadura hasta Padre Piquer, junto a la Avenida de los Poblados.

Nueva movilización vecinal contra el nuevo proyecto

A la vista de la modificación del proyecto, y con la sensación de haber sido engañados, los residentes de Aluche y Campamento han decidido alzar la voz una vez más. A las 12:00 horas de este domingo, los vecinos de ambos barrios tomarán la A-5, cortando al tráfico la intersección entre la carretera de Extremadura y la de Boadilla del Monte, donde se ubica el tramo eliminado del proyecto final.

El objetivo de la protesta es que el Gobierno de Almeida dé marcha atrás y vuelva al plan original, no dejando fuera a estos dos barrios. "Queremos llenar de carteles reivindicativos todas las ventanas y balcones que den al Paseo de Extremadura, a la Carretera de Boadilla y a otras calles del barrio. Queremos mostrar al Ayuntamiento nuestro malestar por un proyecto que no atiende a las necesidades de nuestros barrios y que nos deja aún más aislados", reivindican los colectivos convocantes en un comunicad.

"Todo esto supone no sólo que seguiremos sufriendo unos elevados índices de contaminación atmosférica y acústica y cruzando por el subterráneo de Padre Piquer, sino que estos problemas se verán agravados y no conseguiremos los beneficios de un proyecto por el que se ha luchado desde hace tanto tiempo", lamentan. Los afectados han organizado también una recogida de firmas en Change.org, que se acerca ya a los 2.000 apoyos, y una campaña de sensibilización con mesas informativas en las calles.

En paralelo a estos acciones, representantes de las asociaciones vecinales de Latina y de la FRAVM se reunirán en las próximas semanas con el delegado del Gobierno y con responsables del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, que impulsa la Operación Campamento, con el fin de abordar el problema. Cuestionada a este respecto el viernes, la vicealcaldesa y portavoz municipal, Inmaculada Sanz, volvió a dejar clara la postura del Ayuntamiento: el soterramiento de la A-5 hasta la avenida de los Poblados está “asociado” a la Operación Campamento y, por tanto, queda fuera del proyecto municipal para cubrir la autovía.