Opinión | MADRID CON GAFAS PLURALES

Madrid, meca de estanqueros y farmacéuticos

El clásico madrileño de 'está aquí al lao' es lo que me pasa con los estancos y las farmacias, tengo trece 'al lao' de casa

Carteles luminosos de una farmacia junto a un estanco

Carteles luminosos de una farmacia junto a un estanco / EPE

Era un joven en plena pubertad, con solo 14 años, cuando aterricé en Madrid. De esto hace tanto que ya se han duplicado los precios de los alquileres. Más allá de la pericia mental que desarrollé para aprenderme el algoritmo de los semáforos de los 14 carriles del Paseo Castellana, con la intención de cruzarlos todos de una vez, me sorprendió que Madrid era la meca de estanqueros y farmacéuticos.

¿Cómo es posible que haya tantas farmacias y estancos? Entre los que están y los que se han ido ya cuento siete y seis dispensadores de medicamentos y tabaco, respectivamente, 'al lao' de mi casa, una clásica frase madrileña para describir un lugar indeterminado que está a mínimo 15 minutos andando o 30 en Metro. Realmente, estos trece se ubican entre mi manzana y el corto paseo que tenía hasta mi antiguo colegio. Ni mi amigo Willy, también de Vigo y un fumador empedernido, tendría problemas para tener su cajetilla.

Cada uno de los dependientes que regentan estos establecimientos son diferentes. El estanquero de enfrente de mi casa, un hombre huraño y al que la vida le da igual. El de al lado del colegio (ya desaparecido), un impulsor del vicio a menores, al igual que el 'Alimentación y Frutos Secos' de 'al lao', que vendía cigarros Fortuna a 35 céntimos la unidad. La farmacia de la antigua calle Capitán Haya (ahora Poeta Joan Maragall), los 'reposados', porque prisa nunca tienen. O el estanco de la Castellana, un "nostálgico" que vendía más libros sobre franquismo y nazismo que papel de liar.