LA VIDA CONTIGO

Qué fue de… Carmen Flores, la hermana de Lola que no quería ser artista pero se acabó convirtiendo en una diva en Argentina

La cantante y actriz jerezana, que tuvo cuatro hijos con el fallecido futbolista Isidro Sánchez, decidió retirarse de los escenarios en 2019

Carmen Flores en una imagen de archivo de 2005, durante la presentación de su libro de memorias y nuevo espectáculo, 'Copla y guitarra', en Buenos Aires (Argentina).

Carmen Flores en una imagen de archivo de 2005, durante la presentación de su libro de memorias y nuevo espectáculo, 'Copla y guitarra', en Buenos Aires (Argentina). / ARCHIVO

Pocos años después de que Carmen Flores viniera al mundo en 1936, su hermana Lola Flores debutó oficialmente como artista en el jerezano Teatro Villamarta. El espectáculo en cuestión era Luces de España, de una compañía de la que también formaba parte el por entonces maestro del cante flamenco Manolo Caracol. Al conocer a Lola, el sevillano, casado y con varios hijos, perdió el sentido por una mujer con la que formaría una de las parejas artísticas más famosas y con quien vivió un tumultuoso romance. De ahí surgió precisamente el rumor, alimentado por algunos periódicos y emisoras de radio, de que la hasta entonces hermana de Lola era, en realidad, fruto de aquel idilio. Llegó la cosa a tal punto que las jerezanas acudieron juntas a La máquina de la verdad para poner los puntos sobre las íes. “Soy una mujer tan real que, si Carmen hubiese sido mi hija, lo hubiese dicho a los cuatro vientos. ¿Cómo iba a tener yo una hija secreta sin decir que es mi hija? Yo me propuse no tener hijos con nadie, ni con Manolo ni con nadie, hasta que no me casara por la iglesia. Y los tres hijos que tengo —Lolita, Antonio y Rosario— son hijos de mi marido [Antonio González, El Pescaílla]. Y ella [Carmen] es mi hermana”, aclaró Lola en el famoso programa de Julián Lago.

Efectivamente, tanto Carmen como Lola eran hijas del tabernero Pedro Flores y la costurera Rosario Ruiz. El matrimonio tuvo un tercer hijo, Manolo, que desafortunadamente murió a los 16 años de una peritonitis que se complicó. A principios de los cuarenta, los Flores Ruiz decidieron mudarse a Madrid en busca del éxito de Lola, que ya había hecho algunos espectáculos por Andalucía y aspiraba a labrarse una carrera profesional. De niña, a Carmen se le daban bien los libros de texto y el deporte. Tanto es así que deseaba estudiar Farmacia o bien convertirse en deportista profesional. En lo que nunca pensó desde luego fue en emular a su hermana mayor. Sin embargo, todo cambió después de que, a finales de 1951, Cesáreo González, propietario de la productora española Suevia Films, contratara a Lola con el objetivo de proyectar una imagen de estrella icónica española en América.

"Lola firmó un acuerdo en exclusiva de dos años en el que se comprometía a actuar en cinco películas", escribió Sete González en El arte de vivir. "El contrato, de seis millones de pesetas, también la comprometía a trabajar en televisión y teatro, y a hacer una gira por América. Se firmó en el bar Chicote de Madrid ante las cámaras del NODO, lo que le dio mucha publicidad. Fue, además, el primer contrato millonario de esas características en España. Gracias a él, la carrera de Lola se hizo imparable".

Debut en México

En 1952, la estrella de bata de cola cruzó el charco por primera vez en dirección a México, país al que viajó acompañada de su familia, para promocionar sus cintas. Una vez allí, convenció a su hermana menor para que participara en sus actuaciones, cantando algún tema y de esa forma ir adquiriendo algo de soltura. "Yo no sabía ni estar de pie [sobre el escenario], ni conocía la manera de cantar, pues no había cantado en mi vida. Lola me llevó 15 días a casa del maestro Quiroga, para aprenderme unas canciones. Hice mi debut en México, con una peineta y un traje que me pusieron. Estaba muerta de miedo en aquel teatro Esperanza Iris en el que habría tres mil personas. Cantaba una canción de Juanita Reina que se llamaba Como dos barquitos”, recordaría luego Carmen, que pasó unos años trabajando codo con codo con su querida hermana, quien contó con su presencia en espectáculos como Copla y bandera y la impuso en sus contratos cinematográficos, algo que la llevó a aparecer en cintas como El gran espectáculo o Las de Caín.

A principios de 1959, Carmen empezó a salir con el futbolista Isidro Sánchez, con quien se casó seis meses más tarde en Madrid. A raíz de la boda, la artista abandonó su incipiente carrera para darle ese gusto a su marido, quien prefería verla trabajando como ama de casa y cuidando de los cuatro hijos que ambos tuvieron entre 1960 y 1965. A los 12 años de casarse, viendo que el matrimonio hacía agua, la artista pidió la separación. "Me encontré con la calle para correr… y cuatro hijos que sacar adelante. Sin embargo, mi hermana Lola nunca me abandonó", contó la jerezana, que siempre mantuvo una relación muy estrecha con la intérprete de Pena Penita y, además, encontró en ella a la más fiel consejera. No en vano, siguiendo sus consejos se puso a cantar en Caripén, el tablao que Lola y su marido Antonio montaron en Madrid con la intención de pasar las mejores noches y juergas flamencas.

Desde ese momento, Carmen compaginó su carrera como solista que hacía copla y canción melódica con colaboraciones en exitosos espectáculos de Lola y apariciones en filmes como Casa Flora, mítica comedia de la época del predestape dirigida por Ramón Fernández. También durante los años del tardofranquismo, la actriz y cantante participó en una serie de partidos de fútbol donde un grupo de ‘folclóricas’ —capitaneado por las hermanas Flores, Rocío Jurado, Marujita Díaz y Conchita Bautista— se enfrentó a otro integrado por ‘finolis’ con el fin de recaudar fondos para las guarderías del Patronato de Nuestra Señora del Socorro. Como Carmen era la única del equipo de folclóricas que realmente tenía nociones de fútbol, ella se encargó de entrenar a sus compañeras. Y lo hizo tan bien que, además de acabar siendo la máxima goleadora, recibió una oferta de unos cazatalentos deportivos que al verla en acción le quisieron ofrecer trabajo como futbolista profesional en el país transalpino.

La muerte de Lola

Por desgracia, el cáncer de mama que Lola arrastraba desde los años setenta acabó con su vida en mayo de 1995. Aquello supuso un palo muy duro para Carmen, que buscó refugio en el trabajo y, viendo que en su país natal no le hacían demasiado caso, empezó a pasar largas temporadas en Argentina, donde las cosas le fueron francamente bien. "Allí me han dado 20 premios, he hecho 11 espectáculos, me hicieron huésped de honor de Buenos Aires, grabé todos mis discos y publiqué mis memorias", comentó en una entrevista. "También me nombraron Ciudadana Ilustre en Colonia (Uruguay). Cada año hacía giras de seis y siete meses. Estoy muy agradecida a los argentinos porque han visto a una mujer que lo ha dado todo en el escenario, mientras que aquí he sido siempre la hermana de Lola. Con España tengo una espinita clavada pero, aunque haya trabajado menos, el público también me ha respondido".

A diferencia de otras artistas patrias, la hermana menor de La Faraona no se ha prodigado demasiado en las revistas y los programas del corazón. Aun así, en 1997 fue portada de Lecturas debido al "apasionado romance" que en ese momento vivía con un médico francés, en 2000 concedió una entrevista para contar que había sido operada de un tumor en el pecho que por suerte quedó en un susto, y en varias ocasiones fue protagonista involuntaria de reportajes que hablaban del enfriamiento en las relaciones con su sobrina Lolita, con la que luego logró limar asperezas. En el año 2019, tras un concierto en la ciudad argentina de Mar del Plata, Carmen anunció que le había llegado la hora de colgar la bata de cola. Desde entonces se encuentra "feliz y tranquila", disfrutando de la compañía de su prole en el piso que su hijo Quique Sánchez Flores, ex futbolista y actual entrenador del Sevilla F.C., le compró en su día en la ciudad de Valencia.