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Tres superlunas, dos lluvias de estrellas y el triángulo del verano: todos los eventos astronómicos de este verano

El verano es una estación perfecta para ver fenómenos astronómicos.

El verano es una estación perfecta para ver fenómenos astronómicos. / Unsplash

Vega S. Sánchez

Vega S. Sánchez

Pese a que las noches son más cortas porque hay más horas de luz y cotrariamente a la lógica, el verano es una estación perfecta para ver fenómenos astronómicos. Pocos, eso sí, precisamente por eso: porque al haber más luz y más horas diurnas, son más difíciles de que se produzcan.

Pero los pocos que hay suelen verse con claridad porque el verano, que dio comienzo el 21 de junio a las 16.58 horas de forma oficial, suele estar acompañado de cielos despejados.

Así pues, tras el cambio de estación y el solsticio de verano -el día más largo del año- ha llegado la primera luna llena que es, además, la primera superluna de verano. Conocida como la luna del ciervo, tuvo lugar el 3 de julio.

Manhattanhenge

El 12 de julio se produce el Manhattanhenge, una contracción entre Manhattan (distrito de Nueva York, en EEUU) y Stonehenge (Reino Unido), lugar este último donde el sol se alinea con las piedras en los solsticios. Y como su nombre indica, se trata de eso: alineación del sol en la hora del ocaso en dirección este-oeste con las calles del trazado urbano principal en Manhattan. Es un evento que ocurre solo dos veces al año y las ubicaciones recomendadas para su visualización son las calles 14, 34, 42, 57 y 79.

El 30-31 de julio se produce el momento álgido de la lluvia de meteoros de las Delta Acuáridas. Las Delta Acuáridas son estrellas fugaces visibles a una altura media de 100 kilómetros, y que pueden disfrutarse desde zonas de baja contaminación lumínica. La zona de donde aparentan provenir las fugaces se produce en la constelación de Acuario.

Menos intensa y menos visible

En comparación con las Perseidas es una lluvia menos intensa en cuanto a cantidad de meteoros observados, pero al ser estos más lentos, más largos y con estelas más persistentes pueden producir un mayor impacto visual en el observador. La noche del último día de julio la luna estará llena al 95,6% (el 17 de julio estará en fase nueva), lo que dificultará la observación de la lluvia de acuáridas.

El 1 de agosto llega la segunda superluna del verano, la luna del esturión. Se llama del esturión porque es la época en que los nativos de Estados Unidos pescaban con más facilidad ese pez de gran tamaño en los grandes ríos y lagos del país.

Mercurio en su máximo esplendor

El 9 de agosto, justo después de la puesta de sol se podrá capturar a Mercurio en su máxima elongación este. En ese momento, las condiciones de observación serán las óptimas y este planeta se verá en su máximo esplendor. Y todo, pese a que es uno de los más difíciles de observar a simple vista porque, al ser un planeta inferior, como Venus, tiene su órbita muy cercana al Sol.

La noche del 12 al 13 de agosto tiene lugar el punto álgido de otra espectacular lluvia de meteoros, las Perseidas, conocidas popularmente como lágrimas de san Lorenzo, una lluvia de estrellas que se produce en verano como consecuencia de la entrada de cuerpos celestes en la atmósfera terrestre. En el caso concreto de las Perseidas, los fragmentos proceden del cometa 109P/Swift-Tuttle que, en un determinado momento, entran en contacto con la atmósfera de la Tierra. Aunque no se ha podido comprobar científicamente, se especula que el término Perseidas podría tener relación con la constelación de Perseo. El hecho de que la luna se encuentre al 10% de su fase posibilitará que, si los cielos están despejados, la lluvia pueda ser fácilmente observable.

Saturno y sus anillos, visibles

La noche del 27 de agosto Saturno llega a su oposición, siendo más brillante que en cualquier otro momento del año. Esta será la noche perfecta para ver y fotografiar el planeta y sus anillos.

La última superluna del verano ocurre el 31 de agosto y es una superluna muy especial. Se llama luna azul y solo se denomina así cuando un mes del año tiene dos lunas llenas, por lo que solo se puede vislumbrar una luna azul cada dos o tres años, con pequeñas excepciones. El último precedente fue también en agosto, pero de 2021.

La siguiente superluna, la cuarta y última del año, será el 29 de septiembre, ya en otoño.

Neptuno y Mercurio cierran el verano

Por último, a finales del verano, Neptuno llega a su oposición, apareciendo más brillante que en cualquier otro momento del año (el 19 de septiembre) y el 22, horas antes de que empiece el otoño 2023 -que empieza el 23 de septiembre a las 8.50 horas-, Mercurio alcanzará su máxima elongación oeste.

Además, y durante gran parte de las noches en verano, se puede ver el llamado triángulo de verano, formado por las estrellas Vega (de la constelación Lyra), Deneb (de la constelación Cygnus) y Altair (de la cnstelación Aquila). Cada una de esas tres estrellas es la principal de su constelación.