LIBROS FEMINISTAS

La trans que responde a la pregunta de las 'terf' a Irene Montero: "No importa por qué soy mujer, sino que lo soy"

"¿Qué es ser mujer", planteó el 8-M en un acto ante la ministra de Igualdad un grupo de feministas transexcluyentes. "Ser mujer es una respuesta al sexismo y a la transfobia de la sociedad", contesta Judith Juanhuix, autora del libro 'Una mujer'

Ser mujer "es una certeza que no vamos a discutir, porque discutirla sería negar la validez de las personas", señala esta activista trans

A la izquierda, la ministra de Igualdad, Irene Montero, sobre una imagen de la manifestación crítica con la ley trans. A la derecha, Judith Juanhuix y la portada de 'Una mujer'.

A la izquierda, la ministra de Igualdad, Irene Montero, sobre una imagen de la manifestación crítica con la ley trans. A la derecha, Judith Juanhuix y la portada de 'Una mujer'. / NACHO GARCÍA

Ana Ayuso

Ana Ayuso

Judith Juanhuix (Girona, 1971) lo ha sido todo antes de ser mujer. O se identifica políticamente como mujer, según dice ella misma. Fue un niño que exploraba su identidad sexual en el mar, arrugándose el bañador como si fuese una braguita; se percibió como un hombre privilegiado por primera vez durante un viaje a Latinoamérica; se sintió desubicada cuando se dibujó unos pechos y unos pendientes en el vaho del espejo al salir de la ducha; se identificó, primero, como travesti y, luego, como crossdresser (persona que adopta modos culturalmente asociados al género contrario), porque "no soportaba" el primer calificativo, cuando supo que ese término existía y se usaba de forma menos peyorativa que el anterior, después de ponerse por primera vez el camisón de la novia con la que tenía una relación a distancia y con la que luego se casaría y tendría dos hijos; ha sido padre y madre; entendió que era trans y, finalmente, se definió como mujer.

Ahora, ya "perfecta" y "en el lugar en el que debía" estar, reconoce que se siente "plena", pero dentro de 10 años "también voy a ser plena de otra manera". Una mujer (Dos Bigotes), su primera creación literaria, llegó a las librerías el 6 de marzo, dos jornadas antes del Día Internacional de la Mujer. Durante ese 8-M, un grupo de feministas trans excluyentes (o terf, por sus siglas en inglés, trans-exclusionary radical feminist) trató de boicotear un acto de la ministra de Igualdad, Irene Montero, al interpelarla con una pregunta que retumbó en los medios, en las redes sociales y en las conversaciones durante ese día: "¿Qué es una mujer?".

Feministas transexcluyentes (TERF) le preguntan a Irene Montero durante el 8-M "¿qué es una mujer?"

EPE

"¿Los hombres se preguntan qué es ser hombre? No, porque no tienen una resistencia contra eso", reflexiona en una entrevista con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Esa cuestión se dirige, considera, a "quienes estamos por debajo, quienes estamos cuestionadas", a las mujeres trans. "Los hombres no se preguntan qué es ser hombre. Simplemente, lo son. ¿Por qué? Porque están arriba. El cuestionamiento viene dado por una opresión. Esa pregunta viene dada por un '¿qué me está pasando, por qué me están dando de hostias? ¿Por qué no puedo acceder a según qué puestos? ¿Por qué me da miedo pasar a ciertas horas por según qué calles?'", se pregunta. A pesar de que a ella, a sus más de 50 años, le atrae el no binarismo y se siente "cómoda con los pronombres neutros y sin tener que expresar necesariamente esa feminidad", refleja que ha tenido que determinar cuál es el género en el que se ve más representada.

Los hombres no se preguntan qué es ser hombre. Simplemente, lo son porque están arriba. El cuestionamiento viene dado por una opresión"

— Judith Juanhuix, autora de 'Una mujer'

Cuando no eres libre, agrega, tener una identidad es totalmente necesario, aunque ella, que ha alcanzado esa libertad, ha conseguido "banalizarlo". "El Black Power es una identidad negra como respuesta a la agresión blanca. Ser mujer es una respuesta al sexismo y a la transfobia de la sociedad. Tengo que tener un género que me identifique, con el que pueda relacionarme y en el que pueda vivir, y ese género es mujer. Pero eso no quiere decir que, una vez que tú eres mujer, relativices tu esencia", sostiene esta investigadora, doctora en Física y activista trans. En este sentido, la respuesta de Juanhuix coincide con la que la ministra ha dado en varias ocasiones cuando ha tenido que defender la Ley Trans. "Lo importante es que las mujeres, por el hecho de ser mujeres, tenemos más riesgo de sufrir violencia y más riesgo de sufrir pobreza, y por eso es importante que hagamos políticas públicas que respeten a todas las mujeres", respondió Montero en el acto del 8-M.

La autora también ha sido víctima de esa opresión, de esa violencia, aunque no siempre sabía por dónde le llegaba. "A veces me cuesta distinguir si la hostia me llega por trans o por mujer, pero recibo por las dos partes", afirma Juanhuix. Ante eso, la titular de Igualdad reflejó en el acto del 8 de marzo que "quien convierte en inseguras nuestras casas, centros de trabajo y espacios de ocio, no son las personas trans, son los agresores machistas, es el patriarcado". La violencia que la golpeó durante su época travesti fue "más explícita" y el deseo que sentían hacia ella, por el tabú, era "clandestino". No le gustaba el apelativo "travesti", pero después de todas las veces que lo han utilizado para insultarla, se ha apropiado de él. A lo largo de este camino, que narra en un libro a camino entre el ensayo y la narrativa, ha vivido momentos difíciles, pero también ha "disfrutado". Finalmente, se ha percatado de que su cuerpo es más "vulnerable" y más "accesible", algo que reconoce que le sorprende. "¿Cómo es posible que haya gente que crea que tiene derecho sobre mi cuerpo? Y ahí recuerdo la fetichización de las mujeres trans y la cosificación común a todas las mujeres. Esa concepción de la mujer que está ahí para demostrar el poder que tiene el hombre. Esto yo lo he vivido y antes no lo vivía", discurre. 

"Decir que una mujer trans no es una mujer es posicionarse en contra de los derechos humanos", dijo Montero y reproduce a su vez Juanhuix. "El género es un condicionante vital importantísimo, vas a tener una vida u otra si performas un género u otro. El porqué soy mujer no me importa, lo que importa es que lo soy. No voy a cuestionar mi propia identidad y no creo feminista cuestionar el posicionamiento del resto", defiende. Habla de posicionarse en un género, porque "una persona que tiene la apariencia de hombre, pero tiene como identidad de género mujer, no le voy a discutir su género de mujer, pero cuando vaya por la calle va a ser leída como hombre y no va a sufrir las violencias que sufriría si fuera leída como mujer. Y al revés". "No es tanto aquí una cuestión de categorías, de hombre y mujer, sino de posicionamiento en el género, que puede ser diferente a la hora de recibir violencias", dice, algo que también ocurre con el eje de clases: "No es lo mismo una becaria precarizada que Ana Botín". 

Ella antes, en su juventud, se representaba políticamente como hombre, ocupaba ese espacio, y cree que le ha servido "para distinguir los privilegios de los hombres y las violencias" hacia las mujeres. "Hay personas que sólo se conciben como hombre, yo me concibo como persona y, a partir de ahí, ya decido si me performo como una feminidad o como una masculinidad, y ser consciente de tu posicionamiento social", recalca. 

"Si soy mujer voy a perder, pero aun así lo soy"

Una mujer no tiene adjetivos en el título. Judith Juanhuix, después de años de travestismo y de dar pasos para mostrarse como mujer en público, se dio cuenta, sin ropa, inmóvil y abrazada a un hombre casi desconocido, de que era una mujer trans. Pero, en concreto, de que era una mujer. "Ya no tenía excusas. El tío me hizo de prueba del algodón, como un espejo en el que veo cómo era antes y cómo estaba en ese momento. Y ya no me engañé", recuerda. Si una mujer cis -aquella que se identifica con el sexo que le han asignado al nacer- se pregunta qué es ser mujer, lo hace, señala la autora, "desde la libertad de la identidad". "Pueden decir qué les hace mujer y qué no, porque están viviendo plenamente como mujeres y lo están sufriendo. Las mujeres trans tenemos un paso todavía por dar, que es llegar a vivir plenamente como mujeres", añade, incluso recurriendo a "lo accesorio".

Durante la concentración crítica con la Ley Trans, una de las manifestantes mostró una pancarta con "cosas de mujer". En la parte que validaba, dibujó un clítoris, un pecho, un útero, una copa menstrual y una vulva. En la que no, un pintalabios, tacones, una peluca y, entre otros iconos, un bocadillo de diálogo que decía "me siento mujer". "Esta persona que enseña el cartel hace política de género, está diciendo qué entra y qué no entra, y esto es restrictivo de la libertad", asegura, ya que, en el fondo, entienden el género "sólo como vector de opresión, que lo es, pero también es fuente de sororidad y una forma de expresión y de libertad".

Judith Juanhuix empezó a preguntarse qué era ser mujer cuando hizo la transición. Antes de tener esa libertad, sentía que debía "tener la certeza interior de que ese es nuestro posicionamiento político". "Esa es una certeza que no vamos a discutir, porque discutirla sería negar la validez de las personas. No hay nada en la sociedad que favorezca que yo sea mujer, si soy mujer voy a perder, pero aun así lo soy. Soy mujer porque sí, y eso no viene de expertos". Se refiere a los test psicológicos a los que suelen someter a las personas que van a llevar a cabo una transición de género. "Me van a preguntar si quiero ser florista o si tenía miedo de noche cuando era pequeña. Esto no es ser mujer. Han confundido causalidad con correlación. Esta gente no sabrá si soy o no mujer. Tampoco lo sabrán los biólogos, que no van a encontrar ningún gen trans, como no van a encontrar un gen gay. Y aun así, ¿qué? ¿Acaso mejora la vida de las personas negras saber cuáles son los genes que las hacen negras? Evidentemente, no. Esa identidad no puede venir de fuera, tiene que venir de dentro", concluye la autora de un libro que no plantea como una "teoría de género, sino de práctica de género".