NEGOCIACIÓN TRAS EL 23J

Sánchez y Díaz se dan un tiempo antes de sentarse a negociar y delegan los preliminares a los segundos espadas

El PSOE teme el ruido por el diálogo de Sumar con los partidos independentistas catalanes pero admite que la relación fluida entre los dos dirigentes es una ventaja para el acuerdo

Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, en el debate electoral de RTVE.

Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, en el debate electoral de RTVE. / José Luis Roca

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz se han dado un tiempo, ambos están de vacaciones, antes de sentarse a negociar un eventual Gobierno de coalición. El contacto entre ambos es fluido y serán ellos quienes decidan sin intermediarios asuntos cruciales como la estructura o el reparto de carteras en un posible Ejecutivo compartido, admiten fuentes próximas a ambos dirigentes políticos. De momento, los preliminares, lo primero será la Mesa del Congreso el próximo 17 de agosto, están en manos de sus segundos espadas.

Son María Jesús Montero y Nacho Álvarez quienes mantienen abierto el teléfono para compartir información sobre el avance, lento, de las negociaciones con los partidos que tienen en su mano una legislatura con Sánchez en Moncloa y Díaz en una vicepresidencia. La información se comparte pero con cautela. La discreción con la que el PSOE se ha empeñado en envolver todo el diálogo para arrancar los votos de Junts, ERC, PNV, BNG, Coalición Canaria o EH Bildu condiciona y atenaza el intercambio de información con Sumar. El hermetismo decretado por el propio Sánchez afecta también a las relaciones de los futuros socios de coalición.

GARANTÍA

La campaña electoral evidenció lo que ya se sabía, que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz tienen una buena relación política. El PSOE se lanzó al terreno electoral defendiendo abiertamente el tándem con la líder de Sumar y la apuesta no le salió mal. El buen entendimiento entre los dos líderes es una garantía, admiten en el PSOE, para dar por hecho un pacto con Sumar aun sin haber compartido ni siquiera un acuerdo programático o una estructura de gobierno. Vaticinan que no habrá problema y que la continuidad de las políticas del primer Gobierno de coalición facilitaría el armazón del nuevo Ejecutivo.

En Sumar tampoco ocultan su firme voluntad de alumbrar un nuevo Gobierno de coalición. No en vano fueron los primeros en proclamar su reedición en la misma noche electoral, y quienes dieron el primer paso para dialogar con las fuerzas independentistas para emprender esta tarea.

La vicepresidenta en funciones pasa estos días de vacaciones en Galicia, pero ha dejado a los mandos a un equipo negociador formado por personas de su confianza y coordinados por el economista de Podemos y secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez. Entre sus integrantes también hay figuras de su núcleo duro en el Gobierno, como el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, o su jefe de Gabinete, Josep Vendrell.

La candidatura de Yolanda Díaz confía plenamente en estos cuadros a la hora de negociar con el PSOE, por la amplia experiencia forjada en la última legislatura, donde han tenido que negociar con Hacienda desde las leyes salidas de los ministerios de Trabajo o Derechos Sociales a los Presupuestos Generales del Estado, donde Álvarez ha sido el principal negociador por el ala morada del Gobierno. En esta ocasión, se reeditan los interlocutoes, y serán Álvarez y Montero quienes vuelvan a sentarse a ambos lados d ela mesa.

PRELIMINARES

La relación es fluida no sólo entre Yolanda Díaz y Pedro Sánchez sino también entre los cuadros medios, aunque a día de hoy todavía no ha habido un intercambio formal de propuestas ni se ha abierto una negociación en firme. Desde Sumar llevan días recabando las "prioridades políticas" de cada una de las formaciones integrantes, y están elaborando una propuesta programática que ofrecer al PSOE. Ese será el punto de partida para fijar las coordenadas de la negociación.

Los posibles roces están en el diálogo con el independentismo catalán. Sumar quiso tomar la iniciativa en las conversaciones con ERC y Junts. Díaz encargó al exdiputado de Podemos Jaume Asens que tomara el pulso al mundo independentista y abrió contactos con Carles Puigdemont. Ese canal de comunicación es conocido por el PSOE, después de que la candidatura hiciera público ese movimiento en plena resaca electoral. Sin embargo, en el puente de mando de los socialistas despierta recelos. No hay ninguna intención de poner vetos a la interlocución de Sumar con los partidos independentistas, señalan fuentes socialistas, pero sí advierten de que el único interlocutor válido para cerrar un acuerdo es el partido mayoritario de la posible coalición, es decir el PSOE.

Asens siempre ha defendido posiciones muy alineadas con el soberanismo catalán, que han sido incluso avanzadas para Podemos y que son "inasumibles" para el PSOE, indican desde este partido. “Nosotros no vamos a hacer nada raro o que no esté en el marco constitucional”, repiten machaconamente las voces socialistas. La intención del PSOE es que los independentistas se muevan hacia "posiciones posibilistas" y temen interferencias.

Desde ERC o Junts han admitido que en los contactos con Sumar ha estado sobre la mesa la amnistía o el referéndum, asuntos que el PSOE ha vetado, centrando su primera oferta en materia de financiación o lenguas cooficiales. En el programa de Sumar ya el referéndum para Cataluña generó tensiones internas que fueron reconducidas apostando por una consulta sobre un posible acuerdo que nazca en la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat.

En el PSOE creen que la coalición con Sumar será menos beligerante que la rubricada la anterior legislatura con Unidas Podemos. El propio Sánchez ha verbalizado públicamente que confía en que con Díaz “las cosas sean más fáciles” que con Pablo Iglesias y, sobre todo, que en la recta final de la relación con la ministra de Igualdad, Irene Montero, y la de Derechos Sociales, Ione Belarra, con la ley del 'solo sí es sí' como principal motivo de enfrentamiento. La “química” que existe entre Sánchez y Díaz puede ahorrar problemas, como se ha demostrado en la anterior legislatura, cuando ambos han sido capaces de desencallar asuntos que han enfrentado al Consejo de Ministros.