ELECCIONES GENERALES 23J

Sumar intenta atraer a los 300.000 votantes de Podemos que dudan si apoyar a Yolanda Díaz el 23J

La líder de Sumar trata de revertir el desgaste sufrido en una parte del electorado de Podemos tras la pugna abierta

Yolanda Díaz en un acto en Tenerife

Yolanda Díaz en un acto en Tenerife / EFE

Con una tendencia ligeramente alcista en las encuestas y la aspiración de seguir creciendo en campaña, Sumar se enfrenta al reto no menor de intentar paliar en campaña los daños sufridos en la batalla con Podemos, que se alargó hasta después de firmarse el acuerdo de coalición en protesta por el veto a Irene Montero y que se traducen ahora en una bolsa de votantes fiel a Ione Belarra y reacia a confiar su voto a Yolanda Díaz.

En Sumar son conscientes del rechazo que puede generar en una parte del electorado de Podemos el hecho de apoyar ahora a la vicepresidenta del Gobierno tras el pulso abierto por la cúpula morada, que desde hace meses han venido remarcando sus diferencias con la ahora líder de Sumar, a la que rechazaron apoyar en su lanzamiento electoral de Magariños el pasado abril. Una ausencia que marcó un punto de inflexión, al ser la única formación que se negó a acudir al no ver asegurada de antemano sus posiciones en la candidatura.

Después de sufrir el cuestionamiento público de Podemos, ahora la candidata tiene el desafío de atraer también a los votantes de Podemos en los que ha calado el rechazo a Sumar. Un sector que cifran en unos 300.000 electores que en 2019 apoyaron a Unidas Podemos y que muestran ahora resistencias a la hora de votar a Díaz. Esto, estiman, alcanza alrededor del 12% de quienes votaron hace cuatro años a la coalición de IU y Podemos, que logró dos millones y medio de votos, quitando el más de medio millón que logró en Cataluña la coalición de Ada Colau.

VOTO SELECTIVO

En las bases de Podemos existen algunas voces que están llamando el voto selectivo para Sumar, esto es, pidiendo votar únicamente en aquellos lugares donde Podemos tenga opciones de lograr representación, como Madrid -donde Belarra ocupa el número cinco, por detrás de Iñigo Errejón, por Granada, Álava, Guipuzkoa, Murcia, Navarra, Las Palmas o Barcelona. Tanto en Podemos como en Sumar circunscriben estos llamamientos en redes a pequeños grupúsculos, pero lo cierto es que el desafecto hacia Sumar instigado durante semanas por el partido permanece aún en su militancia. Una situación que Díaz quiere contrarrestar durante la campaña electoral, donde lanzará guiños directamente al electorado de Podemos.

Aspiran en Sumar a atraer a este tipo de votante en la recta final de campaña, que es cuando se decide una parte importante del voto. La líder de Sumar tiene asegurados al menos dos actos con la secretaria general de Podemos, uno en Navarra el 17 de julio y otro en el cierre de campaña en Madrid el 21, donde se espera que estén todos los líderes. Pero desde Sumar ya han buscado un acercamiento a la dirigente morada, a quien propusieron dos actos de precampaña esta misma semana; dos propuestas que fueron rechazadas alegando motivos de agenda.

DESAFECTO

El pacto de Podemos con Sumar para integrarse en la coalición llegó sobre la bocina el mismo día que expiraba el plazo. Aunque la ejecutiva morada rubricó su entrada, no tardaron en asegurar que habían "firmado sin acuerdo" y abrieron una campaña de presión a Yolanda Díaz para tratar de integrar a Irene Montero. Una campaña que continuaba el desgaste hacia la candidata para la que tendrían después que pedir el voto. La ejecutiva de Podemos tomó la decisión de tener un papel "modesto" en campaña, anunciando la ausencia total de Irene Montero en mítines estas semanas -"se va a tomar un descanso"- y reduciendo su presencia a aquellos lugares donde tuvieran puestos de salida o así se lo requiriera el equipo de campaña de Sumar.

Esta situación, con un Podemos visiblemente molesto hacia la candidata, llevó a que el malestar bajase a los cuadros intermedios, que llegaron a amagar con una huelga de brazos caídos durante la campaña, salvo en aquellos lugares donde encabezaban las listas. Tanto es así, que la secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, convocó a sus responsables autonómicos para frenar esta deriva y pedir cierta movilización, un "plan de supervivencia" para asegurar que sus representantes son elegidos el 23 de julio.

La mayoría de los miembros del partido han evitado en las últimas semanas explicitar su apoyo a la candidatura Sumar. Los recelos son visibles hacia una coalición en que Podemos tiene 15 puestos de salida y ocho diputados asegurados en caso de repetirse los apoyos de 2019. Pero la desmovilización del electorado morado puede comprometer los resultados, de los que depende la elección tanto de Belarra -número 5 por Madrid- como de Verstrynge -número 4 por Barcelona-. Es por eso que en Podemos decidieron tomar cartas en el asunto llamando a sus territorios a la movilización. Y es por eso también por lo que ahora Yolanda Díaz prevé dirigirse específicamente a este sector más reacio. También es cierto que esta tarea puede verse dificultada por la fuerte presencia en campaña de Errejón, una figura que genera rechazo en una parte importante del partido morado.

FIDELIDAD SEGÚN EL CIS

El último barómetro del CIS arroja, al hilo de las últimas encuestas publicadas, un repunte de Sumar, que pasaría a ser tercera fuerza con el 14,3% del voto y entre 44 y 50 escaños, situándose según este sondeo como un actor clave para decantar el Gobierno hacia el bloque de izquierdas o de derechas. Este mismo estudio electoral, que proyecta una posible mayoría progresista, también refleja el nivel de rechazo de su electorado, el partido Movimiento Sumar como Podemos e Izquierda Unida, distinguiendo a tres formaciones que ahora conviven en la coalición.

Así, Podemos es el partido que más rechazo genera entre su propio electorado, y un 12,4% de quien apostó por Unidas Podemos en 2019 asegura que "en ningún caso" volvería a votarle. La media de fidelidad es del 6,2; una cifra menor que el 7,4 de apoyos que recibiría Yolanda Díaz, que presenta un menor nivel de rechazo, con un 9% de votante de UP que asegura que nunca votaría por ella. Un porcentaje donde podría ubicarse al sector más duro del partido morado, que presenta problemas a la hora de votar a la gallega.

El electorado de derechas aparece como más consolidado que el de izquierdas; el nivel de fidelización del votante que apostó por el PSOE en 2019 es del 7,72; una cifra ligeramente superior a la de Sumar; en cambio, la cifra de fidelidad del PP entre sus votantes asciende hasta el 8,2, y en el caso de Vox, sube aún más hasta el 8,4.