Opinión | A POR UVAS

El cambio de escudo del Atlético: ¿truco o trato?

¿Qué mejor acicate, ante la falta de fichajes, que devolverle a la afición su viejo escudo y ofrecerle una sensación de victoria frente a Gil Marín?

Los dos escudos del Atlético de Madrid: a la izquierda, el actual; a la derecha, el antiguo que podría recuperarse.

Los dos escudos del Atlético de Madrid: a la izquierda, el actual; a la derecha, el antiguo que podría recuperarse. / Víctor Lerena / Efe

A los que no somos seguidores del Atlético de Madrid, todo esto del cambio de escudo, para recuperar el antiguo, nos sonaba hasta hace unos días a una historia del pasado. Como una vieja guerra ya perdida por parte de un sector de la masa social, en apariencia mayoritario, que ya se había resignado a seguir viviendo el resto de sus días blandiendo el emblema de bordes redondeados.

Parece que no era así, sino más bien al contrario. Hay un dolor latente alrededor de la semiótica del Atlético, que a mí, honestamente, me cuesta entender. Al fin y al cabo, el nuevo emblema mantiene todas las señas de identidad elementales del antiguo, tiene una gama cromática simplificada que abarata los costes de reproducción del anterior y ha quedado ya instalado en el imaginario popular, después de seis años y medio en funcionamiento.

Pero yo no soy, escrito queda, ni socio ni aficionado del Atlético, así que esa parte de la opinión da un poco igual. Y soy además un descreído de la vertiente romántica del fútbol, un apóstata de la fe en los partidos del domingo a las cinco de la tarde con un bocata de tortilla, celebrando los goles abrazado a un tal Manolo que lleva 20 años en el asiento de mi derecha. El fútbol profesional se ha convertido en una industria del ocio y así trato de consumirlo y, en la medida de mis capacidades, contarlo en esta ventana.

Rebeldía frente a Gil Marín

"No trates de entenderlo", me contestará alguno con alta dosis de razón. Y aunque realmente me cuesta comprender el drama de que el oso mire a la izquierda en vez de a la derecha, de que el remate superior sea ovalado en lugar de recto y de que unas rayas sean un poco más gruesas y por el camino se pierda una de ellas, estoy dispuesto a hacer el esfuerzo.

Desde luego en este movimiento hay un punto de rebeldía frente a Miguel Ángel Gil Marín, frente a los propietarios del club, tolerados (en el mejor de los casos), pero rara vez glorificados por la masa social del Atlético, en especial por su vertiente más progresista. Y hay en esta batalla por el escudo un indudable punto por ganarles la partida, por obligar a los Gil a hacer algo que presuntamente no quieren hacer, dado que, según este discurso, llevan lustros haciendo lo que los aficionados no quieren que hagan.

Un 60% de los socios quiere cambiar el escudo

Este domingo, tras comprobar como un 44% de los socios se había mostrado a favor de recuperar el viejo escudo, en una encuesta vía web, poco publicitada por el club y anunciada con mucha premura, Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado del club, anunció un referéndum vinculante para todos los socios.

En apariencia, es una batalla ganada por la masa social. Pero uno ya lleva unos cuántos años metido en esto del fútbol y cada noticia de este pelaje es automáticamente recibida con escepticismo, en especial aquellas cuyo sustento es que el dueño de un club está haciendo algo que la afición desea, aun estando en contra de ello.

¿De verdad ha perdido la batalla Gil Marín? Hay elementos para la duda. En este fin de semana de votaciones hemos visto a multitud de jugadores y ex jugadores del club posicionándose a favor de recuperar el viejo escudo, el que estuvo vigente hasta 2006. De la actual plantilla, Koke, Saúl, Giménez, Griezmann, Barrios y Correa (y quizá alguno que se me haya escapado) se posicionaron en ese sentido. De quienes ya no están, también lo hicieron Futre, Gabi, Juanfran, Raúl García, Mario Suárez, Abel, Kiko, Godín, Luis Suárez, David Villa, Tiago...

Torres y Simeone, a favor del cambio

Semejante rebelión mosquea un poco. Más aún cuando se observa que, sutilmente, se suman a ella nada menos que Fernando Torres, entrenador del juvenil, y Diego Pablo Simeone. ¿Las dos mayores leyendas modernas del Atlético, ambas a sueldo del club, es decir, de Gil Marín, sumándose a una revuelta popular en contra, presuntamente, de los deseos del propio Gil Marín? Aquí hay gato encerrado.

Sin cambiar de tema, aunque pueda parecer que sí, Fermín de la Calle nos cuenta este mismo lunes que no tiene ninguna pinta de que vaya a haber grandes fichajes ilusionantes en el Atlético. El club tiene que vender jugadores y ninguno de los que están en la rampa de salida tienen demasiado potencial para atraer un traspaso millonario, a expensas de que alguien pique el anzuelo con Joao Félix.

Un escudo a cambio de fichajes

Y a uno, que es un poco malpensado y tiene una vena un tanto conspiranoica insertada en su cerebro, le da por pensar que ambos hechos están relacionados. El aficionado del Atlético no va a ilusionarse con un fichaje rutilante este verano, porque el dinero no da para permitirlo, así que necesita un estímulo positivo para su vinculación emocional con el club (y para que renueve su abono).

¿Y qué mejor acicate que devolverle a la afición su viejo escudo y ofrecerle una sensación de victoria frente a la propiedad del club? La afición del Atlético cree que ha ganado, o que está a punto de hacerlo. Pero no es descartable que Gil Marín, por motivos muy diferentes, también sienta que está a punto de ganar. Al menos, tiempo y paz. Que no es poco. ¿Truco o trato?