ENTREVISTA

Los diarios de Tu Otra Bonita: enamorarse a lo Laura Pausini vuelve a estar de moda

El grupo liderado por Héctor Lacosta publica '¿Quieres rollo?', un disco de corte italiano y mirada noventera al que acudir para entender el amor

Félix Vigara, Héctor Lacosta y Alberto Vallecillo son Tu Otra Bonita.

Félix Vigara, Héctor Lacosta y Alberto Vallecillo son Tu Otra Bonita. / CEDIDA

Pedro del Corral

Pedro del Corral

Está el amor de un beso. O el del café recién hecho. Frente a la luna y bajo las sábanas. A 10 centímetros de ti y a 10 kilómetros sin ti. Aquel que se agarra al estómago y aquel que te hiela la respiración. En tiempos de Tinder. A lo loco, sin freno ni miedo. Dentro y fuera de la pista de baile. Los hay fugaces y los hay dormidos. Rojos, amarillos, verdes, azules y morados. En la salud y en la gloria. Boca arriba y boca abajo. Tierno como el de una madre y hercúleo como el de un hijo. Puede que una vida no alcance para enamorarse de las infinitas maneras que existen... pero, sea cual sea la elección, la clave es vivirlo sin condición. Así lo consagra Tu Otra Bonita en su quinto álbum: ¿Quieres rollo? reivindica este sentimiento como motor de vida. Habla de luces, fotografías, viajes, abrazos, nervios… Un regalo cuando los años se quedan cortos.

“Apostamos por la felicidad en este disco. Hay quien sostiene que los artistas componemos mejor cuando pasan por una mala racha. Sin embargo, nosotros decimos lo contrario. Estamos en un buen momento y queríamos reflejarlo”, cuenta Alberto Vallecillo, guitarrista del grupo. Junto a Héctor Lacosta y Félix Vigara, llevan 16 temporadas haciendo de la música un mantra luminoso. Buscan que, cuando les oigan, un cosquilleo levante al público. Y salte. Y cante. Y ría. En esta ocasión, se valen de ecos noventeros tan familiares que el efecto es instantáneo.

Tal y como pasó con Laura Pausini y Eros Ramazzotti, quieren que sus canciones se conviertan en el lugar al que acudir para entender el amor. Porque, así pasen generaciones, y aunque las tecnologías lo hayan globalizado, la esencia sigue siendo la misma: “Como no teníamos otras referencias, aprendimos casi todo de la música que pinchaban en los garitos. Hemos cambiado, cierto. Ahora puedes llegar a más gente e, incluso, mantener el contacto a través de las redes sociales. Antes no. Si ligabas, existía la posibilidad de no volver a saber nada de aquella persona”. Un poso itálico que se intuye en Cien mariposas, Coloreado de azul y Tutto e per te, los tres temas que mejor representan la médula de este elepé. La influencia de Nek y Tizziano Ferro, por ejemplo, se percibe a primera escucha.

“La canción italiana siempre habla bien del amor. Recuerdo a mis padres poniendo a grandes figuras que nos han marcado muchísimo. No sé si nos llevan ventaja o no, pero son un exponente”, continúa Alberto, que pone énfasis en el título del disco. Una alusión graciosa a un código hoy, tal vez, anacrónico. “¿No te crees que ligásemos así?”, pregunta entre risas. Ojo a su respuesta: “Te lo confirmo. Era una forma de saltarnos los prolegómenos que habíamos naturalizado los jóvenes. Y, si no te atrevías, le pedías a un colega que fuese a pedir rollo por ti”.

Un limbo particular

Producido por Emilio Mercader, habitual de Aitana, Residente y Vanesa Martín, este trabajo llega tras el éxito recabado con Crema: 13 cortes que revalidan el enfoque con el que se han diferenciado desde su debut. No son mainstream ni indie, ¿entonces? “No lo sé. Nunca hemos querido ponernos etiquetas. Y, de hecho, la prensa tampoco ha sabido encasillarnos. No es algo que nos preocupe especialmente”. Un objetivo difícil de asegurar cuando, frente a un sinfín de propuestas, hay que hacer viable el proyecto. Pero, oye, ellos han conseguido aguantar de pie en su particular limbo: “La fórmula es picar piedra, tener paciencia… y saber dónde está cada uno para que haya lucha de egos. Es complicado aguantar los reveses de la industria. Se trata de pasarlo bien y rodearte de personas que te aporten”.

Su ascenso progresivo no sólo les ha permitido saborear mejor la popularidad que tanto les ha costado alcanzar, también ha afianzado los principios con los que arrancaron. “Nos ha ayudado a tener los pies en la tierra. ¿Que me gustaría tener más éxito? Claro. Sobre todo, para vivir más holgados y no tener que trabajar el doble”, concluye Alberto. Antes de acabar, una última pregunta: ¿Benidorm Fest sí o no? “Si podemos conservar nuestra raíz y no desvirtuar la música, por supuesto. Es un escaparate maravilloso. Quién sabe… a lo mejor, el año que viene”.