OBRA ENCICLOPÉDICA

Reggae: mucho más que Marley y porros y lo contrario de buen rollo

Congelada durante casi 21 años, se ha publicado la enciclopedia del reggae: 'La isla del tesoro. Historia de la música jamaicana del siglo XX', en la que sus autores recalcan el carácter revolucionario de este estilo de música

Bob Marley, en un momento de su actuación con The Wailers en la plaza de toros Monumental de Barcelona, el 30 de junio de 1980.

Bob Marley, en un momento de su actuación con The Wailers en la plaza de toros Monumental de Barcelona, el 30 de junio de 1980. / FERRÁN SENDRA

Ramón Vendrell

Ramón Vendrell

Jorge López, alias Ragnampaisser, alias Ragna, recuerda con nitidez cómo descubrió el reggae. La Caja de Ahorros y Pensiones de Barcelona, hoy La Caixa, regalaba a sus clientes unos discos y casetes con los éxitos del año, que publicaba Ariola. En la entrega de 1978 figuraba Is This Love, de Bob Marley & The Wailers. "Me vino Casavella con el casete y me dijo: 'Tío, escucha esto, es lo que mola'", cuenta. Casavella es Francisco Casavella, el futuro autor de El día del Watusi. A ese "momento epifánico" siguieron veladas en Don Chufo, discoteca que ponía "muy buena música negra" y que tenía "la costumbre" de pinchar reggae de ocho a ocho y media. "El equipo era cuadrafónico y sonaba que no veas".

Ragnampaisser.  

Ragnampaisser.   / DAVID RUBIO

Don Chufo tenía una pista de baile giratoria desde la que Ragna y compañía intentaban no perder detalle de lo que sucedía en la cabina del disc-jockey. "Ibas dando vueltas y cuando veías un disco con la palmera de Island [sello discográfico fundado por Chris Blackwell, fundamental en la difusión de la música jamaicana] en la galleta, sabías que venía un tema de reggae", explica. En definitiva: "Me di cuenta de que había descubierto una música que tenía un tercer plano, tenía volumen, mientras que todo lo que había escuchado hasta entonces era en dos dimensiones".

Fiebre corta

El reggae vivió una fiebre en España que tuvo como momento culminante la actuación de Marley en la plaza de toros Monumental de Barcelona el 30 de junio de 1980. El artista murió menos de un año después y con él murió el reggae en España a efectos populares. Marley fue un caso extremo y falso a más no poder de alfa y omega de un género musical. Ragna y otros creyentes iniciaron la clásica vida en las catacumbas de los aficionados españoles a músicas secretas en los 80: compra de discos y fancines por correo al extranjero, excursiones a Andorra o el País Vasco francés en busca del mismo material, persecución de la prensa musical británica, en el caso de Ragna el New Musical Express, que unas semanas encontraba en los quioscos de la Rambla y otras no.

Algunos de esos creyentes se hicieron evangelistas del reggae, poco a poco fueron contactando entre ellos y a finales de los 90, cuando la situación ya no era tan hostil, Txarly Brown comentó con Ragna que sería interesante escribir una historia del reggae. Con el segundo como coordinador y textos de varios autores (el propio Ragna, Carlos Monty, Doctor Decker y Lord Dick, Iñaki Yarritu, Luis Lapuente... ), la enciclopedia estaba lista en 2002. Congelada durante 21 años por distintos motivos, para empezar por su magnitud, La isla del tesoro. Historia de la música jamaicana del siglo XX (Caligrama) ve ahora la luz prácticamente tal cual.

Era preinternet

¿Tiene sentido una obra de la era preinternet (o casi), en la que "más o menos cada línea supuso levantarse para consultar un disco", en tiempos de superabundancia de información y música? Ragna piensa que sí, y no solo porque qué va a pensar y porque tanto trabajo "no se podía quedar en un cajón".

"Lo que se encuentra en Internet está muy fragmentado y este libro lo compila todo", empieza a argumentar. Además, prosigue, "la riqueza de la música jamaicana, con mil subestilos, es brutal, igual que su influencia en la música popular de todo el planeta; sin embargo siempre se la ha ninguneado. Por ejemplo el hip hop no se puede entender sin el reggae. Los primeros que empezaron a recitar sobre bases musicales ajenas fueron los deejays jamaicanos. No es casualidad que Dj Kool Herc, cuyas fiestas en el Bronx se señalan para celebrar estos días el 50º aniversario del nacimiento del hip hop, sea un inmigrante jamaicano". También hay que mirar a Jamaica para encontrar el origen del sampler y de la remezcla, así como del drum and bass y el dancehall, sin ir más lejos.

Producción descomunal

La producción musical de Jamaica es a todas luces descomunal para una isla que no llega a los tres millones de habitantes, pobre además. ¿Alguna explicación para que sea La Isla del Tesoro, título que también alude a Treasure Isle, pionero sello discográfico fundado por Duke Reid? "No la tengo. Quizá sea tan secillo como que quien canta sus males espanta. O que cantabas o te mataban. Aunque si cantabas pensaban que eras rico y te mataban también. Lo cierto es que un porcentaje enorme de la población está metido en la música de una manera u otra, como productor, cantante, músico, agente, operador de sound system, dj radiofónico... Y no solo negros. Descendientes de inmigrantes chinos, indios y blancos fueron de los primeros en impulsar la música jamaicana. Fue una especie de capitalismo al margen del capitalismo".

Música revolucionaria

El negocio musical era desde luego puro Far West, pistolas incluidas. Lo que nos lleva a otra razón de peso para desempolvar el volumen: la pervivencia del cliché del reggae como música de buen rollo, porros y playas paradisiacas. Cuando es música de gueto y como tal violenta, por no hablar de las aristas machistas y homófobas. "Está claro que nos quedamos en la superficie -dice Ragna-. ¿Por el anuncio de Lois [que utilizaba la música de Three Little Birds, de Marley, canción en efecto positiva]? ¿Por el porro de la contraportada de Kaya, el primer disco famoso de Marley en España? No lo sé. Jamaica fue durante tiempo uno de los países más violentos del mundo y Marley fue el primer artista que por ser artista sufrió un atentado, ya después vendrían los atentados contra artistas de raï en Argelia. El reggae no era música protesta, era música revolucionaria. La novela Breve historia de siete asesinatos, de Marlon James, te lo dice clarísimo: la vida humana no valía nada en la Jamaica de los 70".

Como promotor de conciertos, Ragna trajo a España a Lee Perry, Skatalites, Burning Spear, Luciano y un largo etcétera. Siempre a través de sus representantes europeos. "Solo iría a Jamaica por negocios, y no me hizo falta -señala Ragna-. Como visitante, ni hablar".

TEMAS