AILEEN MARTY | ESPECIALISTA EN ENFERMEDADES INFECCIOSAS

«La viruela del mono no se declara aún como pandemia por razones políticas»

Aileen Marty.

Aileen Marty.

Patricia Ginovés

Mientras en Canarias ya son 92 los casos de viruela del mono confirmados desde el inicio de la alerta sanitaria, la especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad Internacional de Florida y asesora de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Aileen Marty, explica que «hay que aprender a convivir con los virus, que están en el planeta desde mucho antes que el ser humano», aunque con medidas que frenen la transmisión. La experta intervino ayer en la quinta edición de Campus África y disertó sobre La viruela de los monos y otros virus zoonóticos: Cómo y cuándo la interacción entre el virus y el hospedador conduce a la enfermedad.

¿Su visita a Canarias es una llamada de atención para que las autoridades comiencen a tomar medidas para hacer frente a la viruela del mono?

Por supuesto, aún tenemos tiempo para actuar, con vacunas y antivirales. Todo eso ayuda mucho si lo hacemos conociendo el problema y si las personas actúan para minimizar los riesgos. Me preocupa que si eso no se hace habrá animales en diferentes países que se van a infectar, especialmente las ardillas, que están en todos lados, y se pueden formar zonas endémicas nuevas en muchas partes del mundo. Hay que evitar eso cuando el problema está aún localizado en los seres humanos.

Con el coronavirus los gobiernos tomaron medidas extremas para tratar de contener la pandemia. ¿Veremos eso mismo con la viruela del mono?

Me dio pena cómo actuaron los gobiernos porque no reaccionaron en el momento adecuado ni de manera lógica para contener el brote y evitar el impacto tan dramático que ha tenido. Al principio, cuando aún no había ni vacuna ni tratamiento, cuando nosotros los médicos no sabíamos la mejor manera de tratar a los pacientes, murieron muchas personas. Por eso se llevaron a cabo los confinamientos. Pero si se hubieran empleado las mascarillas desde febrero de 2020 y se hubiera educado a la población se podría haber mantenido todo abierto y no habríamos alcanzado las cifras de infectados y fallecidos que alcanzamos. Hubiéramos llegado a la vacuna, aunque hubiera seguido habiendo personas en contra de ellas. Eso también me dio gran tristeza porque he estudiado las vacunas durante más de 40 años y sé que estas en concreto son las más seguras que hemos utilizado nunca y funcionan muy bien, aunque ninguna va a suponer una protección al 100%. El problema es que muchas personas no han querido hacer lo necesario para frenar la transmisión.

A diferencia del covid, parte de la población mundial sí cuenta con la vacuna de la viruela. ¿Supone eso una diferencia significativa entre una crisis y la otra?

Es muy poca la cantidad de población que está vacunada. En el mundo se paró de administrar esa vacuna sobre 1980 y por eso hay que tener cuidado ahora.

En ese sentido, la humanidad puede mostrar que ha aprendido algo de la pandemia del covid para poner en marcha la vacunación contra la viruela del mono pero, ¿qué pasa con los niños, a los que no se les puede administrar esta vacuna?

Por supuesto que es el momento para demostrar lo que hemos aprendido durante la pandemia. En cuanto a los niños, es cierto que aún no hay vacuna para ellos y eso es parte del problema, por lo que hay que parar esta infección ya, antes de que comience a propagarse entre los menores, que son los más susceptibles a la infección aguda.

¿Y qué debemos hacer para evitar que la viruela del mono llegue a los niños?

Los hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres son los que más se están infectando. Debemos proteger a esas personas para que disfruten pero con seguridad. Debemos disfrutar cada momento de la vida sabiendo que ciertas acciones tienen consecuencias y sabiendo qué es lo que podemos hacer para reducir esas consecuencias. Para poder disfrutar hoy y mañana.

El también asesor de la OMS Santiago Mas Coma dijo esta semana en este mismo Campus África que faltaba poco para declarar la viruela del mono como pandemia. ¿Está de acuerdo?

Técnicamente ya es una pandemia. No se le va a dar ese nombre porque la gente se alarma pero una pandemia es un brote que salta de persona a persona en varios países al mismo tiempo y en diferentes continentes. Se puede declarar ya una emergencia de salud pública de importancia internacional con los criterios de la Organización Mundial de la Salud pero falta por determinar el impacto de la declaración en la parte política y emocional y la alarma que eso puede generar. Y solo por eso aún no se ha declarado como pandemia, pero lo más probable es que se termine haciendo.

En esos criterios que ha de cumplir una enfermedad para ser declarada pandemia, ¿que importancia tiene la tasa de mortalidad, que en el caso de la viruela del mono es muy baja?

Ninguna. Lo que sí se tiene en cuenta es la morbilidad, que tiene que ver con cómo una enfermedad va a afectar a la vida a largo plazo. Pero precisamente la tasa mortalidad puede ser una pregunta clave a la hora de ver cómo se comporta esta enfermedad porque ahora no se están produciendo muertes y eso solo se debe a que la mayoría de las personas infectadas tienen entre 30 y 60 años y tienen menos probabilidades de morir. Cuando la enfermedad salte al resto de la población puede cambiar la situación. Es necesario hacer todas estas elucubraciones para que los países decidan actuar ya y cortar el problema. La declaración de emergencia de salud pública de importancia internacional para el covid fue el 30 de enero de 2020, esa fue la fecha importante, antes de la declaración de la pandemia. Entonces solo había 80 casos de coronavirus fuera de China, mientras que ahora hay más de 12.000 casos de viruela del mono fuera de África. Ahora mismo, si no se declara la pandemia es por razones políticas porque desde el punto de vista científico no hay dudas.

¿No se entienden estas crisis sanitarias sin el proceso de globalización?

Claro. He trabajado durante muchos años en África y he visto cambiar ese continente de una manera increíble. En muchos sentidos ha sido un cambio fantástico porque la vida de las personas ha mejorado pero, también porque hay mejores carreteras, un virus puede ahora viajar más rápido. Así que hay que aprender a vivir con las enfermedades, a disfrutar de la vida y disminuir el impacto de cualquier virus.