ASTURIAS

Somiedo: un parque natural lleno de turismo para avistar al oso pardo

"El problema es que en agosto la gente aparca en cualquier parte y se pueden dar conflictos con los vecinos que están en su día a día. Son cuatro días los que se da pero hace falta más vigilancia".

Un parque natural lleno de turismo para avistar al oso pardo

Un parque natural lleno de turismo para avistar al oso pardo

Sara Arias

Son días de mucho trasiego en el Parque Natural de Somiedo. El oso pardo cantábrico se deja ver más que nunca en estas fechas atrayendo a numeroso público a los miradores y llenando las agendas de las empresas dedicadas a los itinerarios interpretativos en los que disfrutar del avistamiento de fauna salvaje. Un turismo que crece cada año y se nota, sobre todo, en la segunda quincena de agosto.

"Es maravilloso", afirma Pierre Delaittre, francés de 10 años, al ver por primera vez un oso en su vida desde el aparcamiento de Llamardal, donde en los últimos días se concentran grupos de hasta 50 personas.

La mayoría llega atraído por la emblemática especie que, en este tiempo del año, come bayas en zonas calizas, muy claras, que hacen muy visibles a los ejemplares con su pelaje oscuro. Por eso, La Peral, Llamardal, Gúa y La Farrapona son los principales focos de atención en verano. La mayoría de los que acuden a los miradores de Somiedo lo hacen equipados con cámaras fotográficas y prismáticos, directos a la búsqueda del oso a través del visor "pero también otras especies", dice Miguel Carrasco, quien acude con frecuencia desde Córdoba. "El oso al final es un reclamo y es muy atractivo, eso está claro, pero aquí puedes ver lo que se tercie, desde un rebeco a un águila culebrera", añade.

Los amantes de la naturaleza contemplan a la especie en colaboración, dándose indicaciones sobre su ubicación o dirección y compartiendo conocimientos acumulados tras horas de práctica en el avistamiento. "Compartimos mucha información, al final, más o menos todos somos profesionales del sector, es una experiencia para disfrutar de la naturaleza y una excepcional manera de juntarse porque normalmente el avistamiento es algo que haces solo", detalla Cristina Crespo.

Los aficionados disfrutan de la actividad, aunque reconocen que "lo mejor de todo es buscarlos, ver su comportamiento, sobre todo compararlos de un año a otro", señala Julián Martínez, apostado en Llamardal. También el nuevo mirador de Gúa, realizado a través del plan de sostenibilidad turística de Somiedo con el objetivo de ordenar la llegada de turistas, congrega a muchos visitantes en estas semanas.

La llegada de quienes acuden en busca del oso también se advierte en las empresas dedicadas a realizar recorridos interpretativos sobre el paisaje, fauna y flora, etnografía y cultura somedana. "Es muy importante que primero de todo conozcan los valores del Parque Natural, la biología de la especie y muchas otras cosas sobre la Reserva de la Biosfera para entender qué hace ahí ese puntito que ven a lo lejos o que, en muchas ocasiones, ni llegan a ver", indica Jorge Jaúregui, profesional del sector.

Hacen una labor divulgativa constante y, aunque reconoce que la mayoría de los clientes conocen los valores de conservación, en el mes de agosto, se hace si cabe más necesaria con el gran público. "Son pocos pero se dan casos de personas que no saben ni que la especie está en peligro de extinción, por eso es clave el itinerario interpretativo".

Y no es raro que se den situaciones en las que los clientes preguntan a qué hora sale el oso o se quejan de que solo le ven caminar. "Noto que hay personas que lo ven como una actividad más de veraneo, piensan que vienen a un zoo como Cabárceno", asegura Romain Guerin, otro de los guías profesionales. En su opinión, el problema es la falta de información y educación ambiental que puede dar lugar a problemas de masificación: "Además de meter dinero en miradores, tiene que haber más información para que esté orientado a un turismo de calidad porque el oso no es una atracción".

Por su parte, otro de los especialistas, Marcos Simón, incide la necesidad de que este turismo esté ordenado. "El problema es que en agosto la gente aparca en cualquier parte y se pueden dar conflictos con los vecinos que están en su día a día. Son cuatro días los que se da pero hace falta más vigilancia".