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Olympiacos arrolla al Barça y el Palau dictará sentencia

Un parcial de 32-14 para los griegos en el segundo cuarto decantó el partido y habrá quinto en el feudo azulgrana

Jabari Parker y Alec Peters se enfrentan en el partido entre Olympiacos y Barça.

Jabari Parker y Alec Peters se enfrentan en el partido entre Olympiacos y Barça. / EFE

Marc del Río

El Barça decidió no finiquitar la serie del playoff de Euroliga ante Olympiacos, y los azulgranas cayeron por un contundente 92-58 en un partido que arrancó con una buena versión ofensiva de los de Roger Grimau, que poco hacía presagiar el drama que se vino en el segundo cuarto, donde el equipo fue zarandeado y claramente superado, con un parcial de 32-14 que el equipo ya no pudo levantar.

La victoria en el tercer partido fue clave para recuperar el factor pista, y a eso se agarra un Barça que contará con el apoyo de su afición para lograr el pase a la Final Four de la competición por cuarta temporada consecutiva, si bien es cierto que las sensaciones, tras el último partido, no son positivas.

Inicio esperanzador

El inicio de partido de los azulgranas fue esperanzador, mostrando mucho acierto en ataque, de la mano de un inspirado Jan Vasely, al que acompañaron buenas acciones de Jabari Parker con las que el Barça se puso siete puntos arriba (12-19). Apenas se llevaba medio cuarto jugado, pero el ritmo ofensivo de los de Roger Grimau no hacía presagiar el apagón que iban a sufrir en el segundo periodo. Y eso que Moustapha Fall, autor de 12 puntos en los primeros 10 minutos, descansó.

Colapso azulgrana en el segundo cuarto

Con el 21-23 con el que se cerró el primer asalto, Georgios Bartzokas dio entrada a Filip Petrusev y Nikola Milutinov en el juego interior, y resultaron una pesadilla para los pívots del Barça. El conjunto heleno empezó a sumar y a sumar, y tan solo un triple de Jabari Parker, con la mitad del cuarto jugado, sirvió para acabar con un parcial de 15-0 para los del Pireo (36-26). Eran 10 puntos de desventaja, pero las sensaciones que transmitió el equipo en pista no fueron nada positivas, sin anotar canastas, y volviendo a mostrar una versión endeble en defensa.

Shaquielle McKissic olió la sangre, y sumó puntos de todos los colores. Se marchó al descanso con 13 tantos, y le dio a Olympiacos una ventaja de 16 puntos (53-37) que confirmaron el desastre para el Barça, al que le quedó mucha faena por hacer en la segunda mitad de cara a evitar ese quinto y fratricida duelo en el Palau.

Descanso estéril

Los azulgranas arrancaron el tercer asalto tras el 32-14 encajado en el segundo, pero Grimau no logró dar con la tecla en los vestuarios. El equipo no sacó ni carácter ni baloncesto, y Olympiacos siguió hurgando en la herida con un parcial de 8-0 en los cuatro minutos de periodo (61-37). Una racha que cortó Vesely con una suspensión a media distancia. El Barça bajo de los 20 puntos, pero Kostas Papanikolaou, ausente en los tres primeros partidos de la serie, se apuntó a la fiesta griega con tres triples consecutivos que colocaron el 72-47 en el marcador tras el tercer acto.

Olympiacos, por encima de los 30

Los azulgranas jugaron, con mucha diferencia, los dos peores cuartos de la eliminatoria. No mejoró la situación en el último, y el ridículo hizo que Olympiacos ampliase su ventaja por encima de los 30 puntos (84-50). Grimau aprovechó, si nada en juego, para meter a Nnaji en partido. Al final, 92-58 para los helenos.

El factor Palau

El Barça se ganó el derecho de jugar el quinto partido en casa. No hay ninguna duda de que la afición volverá a 'quemar' el Palau Blaugrana y llevará en volandas al equipo. Ahora bien, en un partido en el que tan solo Vesely y Parker dieron la cara, la desidia de los azulgranas volvió a meter en la eliminatoria a un Olympiacos que viajará a Barcelona con la moral por las nubes. Llega la hora de los jugadores y del staff técnico para tratar de llegar a Berlín, a la Final Four, por cuarta campaña consecutiva. Ante Zenit y Bayern, los últimos precedentes, salió cara. Llegaron a ese duelo también tras haber caído en el cuarto, pero, ni mucho menos, con la pésima imagen mostrada ayer en el Pireo.