El oso cavernario (14)

Las mujeres también cambiaron el curso de la historia después de las bombas atómicas

Provocaron una reconversión de la Física a la Biología, de la ciencia de la muerte a las ciencias de la vida, como reacción la holocausto nuclear de 1945

Emily Blunt como Kitty Oppenheimer, en la película Oppenheimer.

Emily Blunt como Kitty Oppenheimer, en la película Oppenheimer. / Universal Pictures.

Alicia Domínguez y Eduardo Costas.

"El Todopoderoso abrió las puertas del cielo y la luz de mil soles cantó a coro:/ Yo soy la Muerte,/ el fin de todos los tiempos"

Bhagavad-Gita

Pocos conocen el papel que desempeñaron las mujeres en el Proyecto Manhattan, especialmente Kitty Oppenheimer, la esposa del afamado físico que terminó víctima del alcohol en el encierro de Los Álamos. La bomba atómica se usó sin el consentimiento de los científicos que la habían creado y el impacto psicológico fue tan fuerte que sus esposas les convencieron para que dieran el salto a la Biología, la ciencia de la vida, que se impuso a la Física como reacción al holocausto nuclear, considerado totalmente innecesario.

Alicia Domínguez y Eduardo Costas (*)

Ahora que la película Oppenheimer del siempre sorprendente y poco dado a conceder protagonismo a las mujeres en sus films,  Christopher Nolan,  se proyecta en los cines de medio mundo cosechando millones de dólares y de espectadores, merece la pena rescatar a Kitty Oppenheimer, la que se convertiría en la mujer del creador de la bomba atómica, un hombre que durante su existencia se debatió entre su deseo infinito de saber, su ego, sus contradicciones, sus dudas, sus aciertos, sus fracasos y sus arrepentimientos… Un hombre de carne y hueso, aunque con la posibilidad de jugar a ser Dios y con ello disponer de la vida de la humanidad, que tuvo a su lado a una mujer de carne y hueso que no fue solo eso, sino también una bióloga que quizá hubiese brillado de no tener a su lado un astro cuya genialidad opacaba todo lo que estuviera a su alrededor.

Katherine "Kitty" Vissering Puening nació en Alemania en 1910, aunque a los 2 años se trasladó con sus padres a Estados Unidos, estableciéndose en Pittsburgh donde el padre, un ingeniero metalúrgico, encontró trabajo en una empresa siderúrgica. De formación ecléctica, asistió a la Universidad de Pittsburgh, a la de Munich, a la de Grenoble y, más tarde, a la Universidad de Pensilvania, donde obtuvo su título con honores en botánica. También realizó estudios de posgrado en UCLA.

Se casó por primera vez con un joven que conoció en París mientras estudiaba en la Sorbona y del que se divorció al poco tiempo al descubrir su drogadicción y su homosexualidad.

Un marido en la batalla del Ebro

En 1933 conoció a Joe Dallet, un convencido comunista con el que se casó y junto al que dedicó 3 años de su vida al Partido Comunista en cuya Liga de Jóvenes ingresó. En 1936 lo abandonó para irse a Londres. Dallet se enroló en las Brigadas Internacionales y se fue a luchar en la guerra civil española donde murió en 1937 en una ofensiva en Fuente del Ebro.

Las cartas que éste le dirigiría a Kitty se publicaron como Letters from Spain by Joe Dallet, American Volunteer, to his Wife, en 1938. Destrozada, Kitty volvió a Estados Unidos donde se casó por tercera vez con Richard Harrison, un médico mayor que ella al que conoció durante su estancia en Filadelfia, en cuya universidad de Pensilvania se licenció en botánica. Después obtuvo una beca de investigación de posgrado en la universidad de California.

Allí conocería al físico Charles Lauritsen, uno de los tres grandes pioneros estadounidenses de la física nuclear, con el que trabajó en un laboratorio de rayos X en el que se investigaba sobre tratamientos experimentales de radioterapia contra el cáncer. Fue en casa de Lauritsen donde conoció a Oppenheimer.

Al poco de casarse con ‘Oppie’, nació su hijo Peter y Kitty abandonó sus cursos de posgrado para trabajar en un laboratorio del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos en la Universidad Berkeley (California).

Cuando EEUU entra en la Segunda Guerra Mundial en diciembre de 1941, abandona su trabajo para acompañar a su marido a los Álamos, un lugar remoto de Nuevo México en el que, bajo la dirección científica de éste, se reunieron algunas de las mentes científicas más brillantes del momento (entre las que faltaba Lise Meitner, que junto a Otto Hahn hizo posible la primera fisión del átomo en 1938, porque se negó a incorporarse al proyecto: «Yo nunca tendré que ver con una bomba», argumentó cuando se lo propusieron).

Joe Dallet y Kitty Oppenheimer.

Joe Dallet y Kitty Oppenheimer. / The Abraham Lincoln Brigade Archives y Los Alamos National Laboratory.

Proyecto Manhattan

Durante su estancia en Los Álamos, un sitio secreto conocido como ‘Lugar Y’ o’ La Colina’ y en el que los bebés que nacían eran anotados como naturales de Santa Fe, Kitty trabajó como bióloga en el Grupo de Salud que analizaba la radiación en sangre que tenían los participantes en el proyecto.

Mujer controvertida, no muy bien vista en los círculos de amistad de Oppenheimer, que esperaban que volviera con Tatlock —una comunista con la que este mantuvo una tórrida relación que duró, de manera intermitente, hasta que esta se suicidó en 1944—, poseedora de un fuerte carácter y de un gran fuerza, no «participaba en pequeñas conversaciones, ella sólo daba grandes charlas», según cuentan Bird y Sherwin en su libro Prometeo americano, lo que le granjeó la animadversión de muchos de los que vivieron en los Álamos (especialmente de las mujeres, el lugar que terminaría de desequilibrarla tras el nacimiento de su hija Tony y que acabaría arrojándola en brazos del alcohol).

Soporte emocional

Pero su alcoholismo no fue impedimento para que se enfrentara como una verdadera leona —memorable la interpretación de Emily Blunt en la película— a los interrogadores de la Comisión de Energía Atómica que acabarían retirándole a su marido las credenciales de seguridad para ejercer la profesión en una vista a puerta cerrada plagada de defectos e ilegalidades en la que se investigaban sus supuestas simpatías comunistas.

Nunca se sabrá qué habría sido de la vida de Kitty si hubiera seguido con su trabajo como bióloga, si no hubiera sido la sombra del padre de la bomba atómica, si hubiera podido volar sola...

En cualquier caso, es cierto que Kitty, con todas sus sombras, su alcoholismo, su frialdad, fue el soporte emocional de un hombre que durante toda su vida arrastró el remordimiento de haber puesto en manos de la humanidad un arma que, como dioses, puso en sus manos la muerte.

Gracias a las mujeres del Proyecto Manhattan se impulsó la Biología en todo el mundo.

Gracias a las mujeres del Proyecto Manhattan se impulsó la Biología en todo el mundo. / Generador de imágenes de la IA de BING para T21/Prensa Ibérica, desarrollada con tecnología de DALL·E.

Mujeres del Proyecto Manhattan

Por aquel entonces las mujeres que iniciaban una carrera en ciencias solían dedicarse a la biología y a las ciencias de la salud, ya que en las carreras en que se estudiaba la vida había un ambiente social más propicio para la incorporación de la mujer que en las carreras de física o de ingeniería.

En esa época estaba socialmente aceptado que las mujeres subordinasen su carrera profesional a la de su maridos. Así, muchas de las esposas de los jóvenes físicos del Proyecto Manhattan que acababan de terminar sus carreras o estaban a punto de hacerlo cuando estos fueron reclutados, tuvieron que renunciar a sus propias carreras para acompañarlos al secreto y aislado enclave en el desierto de Nuevo México en el que durante dos años 130.000 científicos y técnicos vivieron aislados de mundo.

Papel primordial

No cabe duda de que allí jugaron un papel primordial en la organización de esta comunidad, de manera que sin la estabilidad emocional que proporcionaron a sus compañeros es poco probable que la bomba atómica se hubiese completado con éxito. Pero ellas perdieron unos años esenciales.  

A pesar de ello, jugaron un papel fundamental cuando la mayoría de los investigadores del Proyecto Manhattan se sintieron traicionados por los militares y los políticos que, una vez conseguida la bomba, les apartaron y no les permitieron decidir sobre su uso.  

Así, cuando Litle Boy y Fat Man explotaron en Hiroshima y Nagasaki, sus mujeres les convencieron para que dieran el salto a la biología: la física se había convertido en la ciencia de la muerte, pero la nueva biología molecular representaba el futuro de la vida. Estas mujeres orientaron los primeros pasos de sus maridos en esta disciplina.

Biología moderna

La biología moderna no podría entenderse sin físicos como Francis Crick (que durante la guerra trabajó en Inglaterra en el diseño de armas), Max Delbruck, Erwin Schrödinger (y su extraordinariamente influyente libro What is Life?), Seymour Benzer (quien también trabajó para el ejército durante la Segunda Guerra Mundial) y otros miles de físicos que se pasaron a la biología.

En palabras del premio Nobel Max Delbrück —cuya mujer Mary Adeline jugó un papel esencial para que este se dedicase a la biología—, centenares de físicos contribuyeron con técnicas experimentales, modelos y herramientas matemáticas a la biología molecular y la convirtieron en la boyante ciencia que es hoy en día.

De este modo, el que las carreras de un puñado de mujeres talentosas, capaces y preparadas, se truncaran o no pudieran destacar después de haberse afianzado en ellas en sus primeros años, sirvió para que muchos de sus maridos resultaran esenciales para el desarrollo de la biología molecular. Ojalá las científicas no tengan nunca más que hacer estos sacrificios. En ciencia, como en cualquier disciplina humana, es una mala inversión desaprovechar el talento femenino.

(*) Alicia Domínguez es doctora en Historia y escritora. Eduardo Costas es catedrático de Genética en la UCM y Académico Correspondiente de la Real Academia Nacional de Farmacia.

Referencias

Prometeo americano. El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer’.

· ‘An atomic love story: the extraordinary women in Robert Oppenheimer's life’. Streshinsky, Shirley; Klaus, Patricia; Oppenheimer, J. Robert (Turner Publshing Company, 2013). 

·  Kitty Oppenheimer Really Did Stand Up for Her Husband at His Security Hearings. Erica Gonzales, ELLE, Jul 23, 2023

·  Oppenheimer’s women: the true story of the brilliant, complicated female figures behind the famed physicist. Annabel Nugent, The Independent, Sunday 23 July 2023.

·  Katherine Oppenheimer. German-American botanist and biologist. Britannica, Aug 4, 2023.

·  Who was Katherine Oppenheimer? The true story of J. Robert’s wife ‘Kitty’ played by Emily Blunt in Oppenheimer. Jaymi McCann, INews, July 20, 2023.

·  Lo oculto de Robert Oppenheimer: El trágico amor entre su exmujer Kitty Vissering y el brigadista Joseph Dallet. José María Fernández. El Cierre Digital, 8 agosto 2023.

·  La historia de Katherine, la esposa de Oppenheimer. Kate Nateras. Cultura Colectiva, julio 5, 2023.

·  El último testigo del Proyecto Manhattan, que creó las armas que vuelven a amenazar a la humanidad. Daniel Mediavilla, El País, 2022.

·  El Proyecto Manhattan: los mejores científicos en una carrera contra Hitler para llegar primero a la bomba atómica. Matías Bauso. Infobae, 2020.

·  J. Cairns, G. S. Stent, J.D. Watson (eds.) Phage and the Origins of Molecular Biology, CSHL Press, Cold Spring Harbor, NY, 1992.

·  Ernst Peter Fischer. Das Atom der Biologen. Max Delbrück und der Ursprung der Molekulargenetik. Piper, Múnich & Zúrich 1988.

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 <em>La supuesta inferioridad de la mujer es científicamente falsa</em>

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