ENCUESTA DE ALIMENTACIÓN

¿Cómo comemos los españoles? Solos, frente a una pantalla y con productos más baratos y de peor calidad

La Fundación MAPFRE presenta un informe sobre hábitos alimentarios o de compra dirigido por el catedrático Gregorio Varela; entre las conclusiones: para un 35,5% de la población, su situación económica ha empeorado tras la pandemia: 8 de cada 10 compran más productos de marca blanca, más baratos y, en general, de peor calidad

La mayoría de la población española realiza tres comidas principales al día y el teletrabajo ha influido de forma positiva en cómo comemos y cocinamos

Los hogares españoles con menos ingresos son los que peor se alimentan

Vídeo: AGENCIA ATLAS Foto: Agencias

Los españoles hacemos tres comidas al día y dedicamos más tiempo a cada almuerzo. Eso sí, cada vez lo hacemos más solos, sin compartir momentos en familia. Desayunamos de pie y comemos y cenamos delante de una pantalla. Al hacer la compra nos fijamos en la fecha de caducidad, el precio, que sean alimentos saludables y las promociones. Para un 35,5% de la población, su situación económica ha empeorado tras la pandemia: en este segmento, 8 de cada 10 compran más productos de marca blanca, más baratos y, en general, de peor calidad nutricional (menos alimentos frescos). La mayoría de la población cocina, y, sí, siguen siendo las mujeres quienes lo hacen en mayor medida.

La Fundación MAPFRE ha presentado este miércoles las conclusiones del informe 'Alimentación en la sociedad del siglo XXI post pandemia: decisión alimentaria (2022)', elaborado por el Instituto Universitario de Investigación CEU Alimentación y Sociedad, en colaboración con la entidad. Es el resultado de una encuesta a cerca de 2.000 personas y tiene como objetivo dar a conocer los factores que más impactan en los hábitos de compra y consumo de alimentos y bebidas, así como analizar el conocimiento y percepción en sostenibilidad alimentaria.

Los resultados muestran cambios importantes en los aspectos sociales de la alimentación que parecen haberse acentuado por la pandemia de covid-19 y la crisis económica, han subrayado sus autores en la presentación. Así lo han explicado Gregorio Varela, catedrático de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de la Universidad San Pablo-CEU e investigador principal del estudio; y Antonio Guzmán, director de Promoción de la Salud de Fundación MAPFRE. Antonio Guzmán ha recordado que la alimentación saludable es uno de los aspectos que la Fundación MAPRE lleva años analizando. Este es el tercer estudio que se realiza de la serie. La anterior oleada, fue en 2017. La idea, analizar los hábitos alimentarios, de compra, cómo preparamos los alimentos...

Para el 35,5% de la población analizada, su situación económica ha empeorado tras la pandemia, para un 51,7% no ha variado, y en un 12,9% habría mejorado

Entre las conclusiones destacadas, el profesor Gregorio Varela quiso llamar la atención sobre un tema que le preocupa. Para el 35,5% de la población analizada, su situación económica ha empeorado tras la pandemia, para un 51,7% no ha variado, y en un 12,9% habría mejorado. En aquellos en los que ha ido a peor, de manera mayoritaria, compran más productos de marca de distribución (blanca), productos más económicos y en general de peor calidad nutricional (menos alimentos frescos), y se buscan establecimientos más económicos. La sostenibilidad tiene una importancia media (6,2 sobre 10) y la disposición a pagar más por alimentos sostenibles es baja (4,7 sobre 10).

Menos carne y productos frescos

Destaca, además, que el 14,4% de esta población ha tenido que recurrir a programas de ayuda alimentaria. Por otro lado, al analizar la influencia de la renta en la decisión alimentaria, la disminución en el consumo de carnes, pescados, frutas y verduras, especialmente en los grupos de rentas más bajas. Además, en todos los grupos de población, se observa una tendencia a comprar productos de menor precio.

"Se compra más marca blanca, productos económicos, en establecimientos más baratos y más de un 30% ha disminuido la cantidad de alimentos frescos que consume (frutas, verduras u hortalizas). En los hogares de mayor tamaño esa bajada en el consumo de esos productos es superior al 50%", subrayó el profesor Varela. "Hay un problema claro: debemos atender desde todos los estamentos proponiendo una educación alimentaria y nutricional para que esta situación no se agrave más", ha indicado.

En familias con rentas más bajas, también se observa que se compran diferentes productos y en diferentes supermercados (de más caros a menos) en función de si es principio o final de mes

Subrayó, además, que la situación empeora en familias de cinco o más miembros, donde suelen convivir niños o abuelos, los grupos más vulnerables. Asimismo, el estudio muestra que, en familias con rentas más bajas, también se observa que se compran diferentes productos y en diferentes supermercados (de más caros a menos) en función de si es principio o final de mes.

Los hábitos de compra

El estudio comienza hablando de los hábitos de compra. Los resultados muestran que no se observan diferencias, por rangos de edad, en la frecuencia de compra de alimentos frescos y no perecederos. Los frescos se compran dos o tres veces por semana en todos los grupos de edad mientras que, en el caso de los no perecederos, la compra se realiza mayoritariamente un día a la semana en las personas mayores a 31 años, frente a una a tres veces por semana, en el grupo de edad de 18 a 30 años.

Al hacer la compra nos fijamos en la fecha de caducidad, el precio, que sean alimentos saludables y las promociones y, por el contrario, se tiene menos en cuenta el origen, listado de ingredientes, declaraciones sobre ausencia de ciertos ingredientes. Lo que menos se considera: marca comercial, valor añadido, etiquetado nutricional, que sea sostenible, o las declaraciones sobre ausencia de alérgenos.

Archivo - Un estante de carne en un mercado municipal

Carne en un mercado. / EPE

El informe retrata también de qué manera distribuimos esos almuerzos. La mayoría de la población española realiza tres comidas principales al día (más de 9 de cada 10). Pero, disminuye el porcentaje que realiza cada comida respecto al año 2017. En relación con los otros momentos de ingesta, poco más de una de cada tres personas (37,3%) come a media mañana y cerca de la mitad (47,5%) merienda, una pausa alimentaria que, por cierto, cada vez toma más protagonismo, destacó el autor principal del informe.

La media dedicada al desayuno es de algo más de 17 minutos a diario, y alcanza casi los 22 minutos en el fin de semana

Además, se dedica más tiempo a las distintas comidas: en el año 2022, ha crecido el tiempo medio de cada comida frente al año 2017. Por lógica, los fines de semana se dedica más tiempo que los de diario. Así, la media dedicada al desayuno es de algo más de 17 minutos a diario, y alcanza casi los 22 minutos en el fin de semana; a la comida del mediodía se le dedican unos 37 minutos a diario vs. casi 44 en el fin de semana; por último, la cena supone algo más de 30 minutos a diario, y casi 35 en el fin de semana.

Crece el porcentaje de personas que comen solas y desciende el que lo hace en familia, tanto a diario como en fin de semana

Un dato importante: crece el porcentaje de personas que comen solas (20 puntos respecto a la última oleada): el desayuno, la comida de media mañana y la merienda suelen hacerse a diario de forma solitaria; la comida y la cena, más en familia. Desciende de manera marcada el porcentaje de población que come sentado conversando con alguien: así, el desayuno suele hacerse de pie, mientras que la comida y cena, muy habitualmente viendo la televisión o un dispositivo tecnológico.

Dos niños atentos a la pantalla de su móvil.

Dos niños atentos a la pantalla de su móvil. / EPE

Por otro lado, la familia es la principal influencia en las decisiones de compra y hábitos alimentarios, aunque casi la mitad asegura que no se deja influir por nadie. En los adultos más jóvenes, se reconoce mayor influencia de los amigos, las redes sociales y otros profesionales (entrenador, esteticista, coach, etc.). En relación a la decisión de compra y consumo, para mejorar la salud, destacan fundamentalmente el interés en reducir el consumo de alimentos con elevado contenido en azúcares y alimentos ricos en grasas saturadas y de los denominados ultraprocesados.

Comidas fuera de casa

La mayoría de la población adulta come alguna vez fuera de casa, ya sea a diario o los fines de semana: 3 de cada 4 come alguna vez fuera de casa los días de diario, y cerca de 9 de cada 10 los fines de semana. Quienes comen fuera de casa por trabajo lo hacen ocasionalmente, mientras que quienes lo hacen por ocio, suele ser ocasionalmente o 1 o 2 días por semana. Entre las razones esgrimidas, a diario la principal es la falta de tiempo para poder ir a comer a casa; en el caso de los fines de semana, se reparten entre ocio (60,8%), relaciones sociales (41,5%), y por comodidad (38,6%).

Las mujeres (73,7%) se encargan en exclusiva de la elaboración de la comida en el hogar en mayor medida que los hombres (36,8%)

La mayoría de la población cocina, y siguen siendo las mujeres quienes lo hacen en mayor medida. Así, 9 de cada 10 personas tiene la responsabilidad de cocinar, ya sea de forma exclusiva o compartida: las mujeres (73,7%) se encargan en exclusiva de la elaboración de la comida en el hogar en mayor medida que los hombres (36,8%). Se ha incrementado el porcentaje de hombres que se encargan por completo de dicha responsabilidad, pero también el de mujeres, lo cual implica que se comparten menos las responsabilidades, en este sentido.

Los españoles se autocalifican con una nota media bastante alta (6,91) en cuanto a su capacidad para cocinar

Por otro lado, la media de tiempo dedicada a cocinar es de 7,22 horas semanales. Los españoles se autocalifican con una nota media bastante alta (6,91) en cuanto a su capacidad para cocinar: las mujeres refieren tener una mayor capacidad frente a los hombres, lo cual es esperable teniendo en cuenta que son las que se encargan mayoritariamente de esta actividad.

Respecto al gusto por cocinar, la puntuación media es de 6,55, y el 72,3% lo valora con 6 o más. En 2017 el promedio era 6,94 y en 2015, suponía una nota de 6,95. Con relación a los criterios que se tienen en cuenta, se priorizan los gustos de las personas con las que se convive, cada vez más la salud y los gustos propios. Por último, las preparaciones más aceptadas son la plancha, cocción y horno.

La producción de alimentos

Sobre la producción de alimentos, los de origen animal se asocian con más gasto de agua y los de origen vegetal con mayor ocupación de tierra, siendo más significativa cuando la importancia que se da al consumo de alimentos con producción sostenible se incrementa en la población, los más jóvenes. El concepto de dieta sostenible se asocia con: respeto a la biodiversidad y los ecosistemas, generación de pocos residuos, basada en alimentos de origen local, poco procesada, sin aditivos o ingredientes artificiales, y basada en productos ecológicos. De manera específica, los alimentos de origen vegetal son los más asociados con una dieta sostenible: frutas, verduras y frutos secos.

Un porcentaje significativo de la población indica que dieta saludable debe asimilarse a sostenible, pero algo menos de la mitad (44,7%) considera que su dieta es sostenible. Entre las acciones que se priorizan para hacer la dieta más sostenible, destacan no tirar comida y reciclar envases. De hecho, evitar el desperdicio alimentario es un valor muy considerado, y para ello destacan acciones como el reaprovechamiento de las sobras (refrigerar y/o congelar para más tarde; hacer recetas con los restos, o hacer ensaladas), planificación de las comidas, o el consumo rápido de los alimentos perecederos.

Un profesional con teletrabajo.

Un profesional con teletrabajo. / EPE

El teletrabajo representa una parte importante de las jornadas de la población ocupada y es parte fundamental del informe porque, según ha explicado el doctor Varela, ha influido de forma positiva en nuestros hábitos alimentarios. En la encuesta, un 45,6% teletrabaja regularmente: un 17,7% desde antes de la pandemia, y el 27,8% a partir de ella. Quienes teletrabajan, lo son en mayor medida las personas más jóvenes, con mayores niveles de renta, y residentes en municipios grandes. Eso ha indicado el profesor, hace que puedan tener mejores hábitos alimentarios.

El teletrabajo ha impactado en los hábitos y estilos asociados a la alimentación, con hechos relevantes como: con quién se come (más en familia); cómo se come -en mayor medida frente a la televisión y dispositivos- y cómo se dedica más tiempo o qué se come: más frutas y verduras y legumbres, y menos fritos, precocinados, y bebidas alcohólicas. También se cocina más.