SECTORES PUNTEROS

El sector agroalimentario, uno de los platos principales de la renta española

La competitividad del sector es superior a la de la UE por el sol y sus costes laborales

Archivo - Recurso de fertilizantes agricultura ecológica

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José Luis Zaragozá

Con un peso estratégico clave en la economía española, el sector agroalimentario aporta un valor añadido bruto de más de 100.000 millones de euros, representa en torno al 11% del PIB y da empleo directo e indirecto a más de 2,7 millones de personas. Sin duda, es un plato fuerte de la economía, que tiene riesgos y oportunidades por delante. Por eso, la ministra de Industria, Reyes Maroto, no duda al afirmar que España «será líder en la industria agroalimentaria y contará con las herramientas necesarias para afrontar los retos medioambientales, digitales, sociales y económicos».

Y es que España encadena dos décadas ininterrumpidas de superávit comercial del sector agroalimentario y es el principal productor europeo de ganado porcino, vegetales frescos, frutas frescas, aceite de oliva y cítricos, con una cuota de mercado del 24,7%, 20,9%, 21%, 51,7% y 55,9%, respectivamente. Además, España es también la sexta economía que más empleo aporta al negocio de los alimentos europeo, con un 10,4% del total. Así lo constata el Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el contexto europeo. Informe 2021, presentado recientemente por el Grupo Cajamar y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).

Más inversiones

La competitividad del sector agroalimentario español es superior al de la UE de los Veintisiete ya que sus costes laborales por unidad de producto son el 29% más reducidos. Es una brecha de competitividad favorable a España que se mantiene al nivel de 2020. ¿Qué factura generó la crisis del covid-19? Según los datos de Cajamar, originó una caída del 1,8% en el número de empresas de la industria agroalimentaria española en 2020 (último año disponible), debido a la destrucción de firmas del sector de alimentos (-0,6%), pero principalmente de las dedicadas a la elaboración de bebidas (-7,7%).

A pesar de ello, España sigue siendo el tercer país más importante de la industria agroalimentaria de la UE de los Veintisiete por número de empresas, solo por detrás de Francia e Italia, al concentrar el 10,1% del total de compañías. La competitividad del sector español, también debido al sol, es superior al de la UE, ya que sus costes laborales por unidad de producto son el 29% más reducidos.

El director adjunto del Ivie y catedrático de la Universidad de Valencia, Joaquín Maudos, constata «dos retos que tiene el sector por delante: aumentar el grado de digitalización y mejorar la sostenibilidad». «Además, existen amenazas que afectan a la competitividad del sector: el reducido nivel de capitalización de las empresas, su déficit en inversión en I+D+i, el retraso en la incorporación de las tecnologías digitales y su exposición a los riesgos del cambio climático», comenta el investigador del Ivie. Por otro lado, constata una debilidad: el envejecimiento de la fuerza laboral del sector agroalimentario es un rasgo característico tanto de la UE de los Veintisiete como de España, puesto que más del 30% de las personas empleadas en esta actividad tiene más de 50 años.

También el conflicto bélico Rusia-Ucrania preocupa de lleno al sector primario y la industria agroalimentaria. Las importaciones son bajas en el caso del mercado ruso, pero son más importantes en las compras a Ucrania. Los dos principales productos importados desde ese país son los cereales (53,1%) y las grasas, aceite animal o vegetal (41,2%). El 27,4% del maíz y el 62% del aceite de girasol que importa España proceden de Ucrania. Por eso, además del impacto de los costes energéticos, han subido tanto los precios de los alimentos en este último año de guerra.

Las ayudas europeas serán claves para la modernización del sector agroalimentario. En esta línea, Domingo Mirón, presidente de Accenture en España, Portugal e Israel, destaca la importancia de las inversiones que se van a financiar a través del PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) del sector, con un montante inicial de 1.051 millones de euros, que se acaba de ampliar a 1.800 millones.

David Samu, socio responsable de EY-Parthenon, cree que en el llamado agrobusiness «es necesario mejorar el atractivo en términos de imagen [para que más jóvenes se vean atraídos por el sector], seguir invirtiendo en tecnologías que aseguren un uso óptimo de los recursos necesarios para las explotaciones, y seguir innovando en variedades y en los modelos de agricultura sostenible». Por otro lado, lanza una advertencia: la entrada de los fondos de inversión en el negocio alimentario. «Esta inyección de capital logra que un sector muy fragmentando en términos de tamaño de empresa se consolide y vaya creando grandes empresas con capacidad para competir en los mercados internacionales, que es donde además están los grandes clientes», agrega.

Atractivo para los jóvenes

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En su opinión, es necesario «mejorar el atractivo de las actividades agrarias en términos de imagen para que más jóvenes se vean atraídos por el sector», así como seguir invirtiendo en tecnologías que aseguren un uso óptimo de los recursos necesarios para las explotaciones. Y seguir innovando en variedades y en los modelos de agricultura sostenible. «La principal oportunidad si lo hacemos bien no es únicamente que el sector siga siendo muy relevante para la economía española, sino que además tengamos empresas de referencia a nivel internacional en todo lo relacionado con la tecnología que facilite su transformación», explica el directivo de EY-Parthenon.

Borja Foncillas, presidente de la consultora AFI, aporta otra idea interesante de cara al futuro: «España debe apostar por la agricultura de precisión para competir a escala internacional, con el uso intensivo de la tecnología para optimizar el uso de recursos escasos como la energía o el agua, o ser más resiliente ante fenómenos climáticos extremos».