INFORME DE ALIMENTACIÓN

La dieta sin lactosa triunfa entre los españoles: un 25% excluye el nutriente de sus comidas

El primer informe que se hace en España sobre exclusión de los componentes de la dieta apunta a que el 72% de las personas que eliminan el gluten o la lactosa de su dieta lo hace sin que lo mande un médico.

El aceite de palma, grasas hidrogenadas(88%), aditivos (77%), bebidas edulcoradas (75%) o azucaradas (72%), son los alimentos que se perciben como menos saludables.

Los expertos alertan sobre la necesidad de que dietas restrictivas como la flexitariana (que siguen un 7%) y se caracteriza por una baja ingesta de carnes; la vegetariana (4%) o la vegana (0,8%) sean recomendadas por especialistas.

Un vaso de leche

Un vaso de leche

Nieves Salinas

Nieves Salinas

Los españoles están cada vez más preocupados por la calidad de lo que comen. El gluten y la lactosa figuran entre los nutrientes que, en los últimos años, se han etiquetado como "poco saludables" y son muchos quienes han decidido eliminarlos de su dieta. Eso sí, sin ningún tipo de indicación médica. Los especialistas alertan sobre la necesidad de que, sobre todo, las dietas más restrictivas -como la vegana o la vegetariana- se comiencen bajo supervisión. Con datos del primer informe sobre exclusión de alimentos publicado en España, presentado hoy por la Fundación MAPFRE y la Academia Española de Nutrición y Dietética, la dieta sin lactosa es la más seguida por la población. Sobresale un dato: se estima que el 61% de quienes siguen una dieta de exclusión de lactosa y el 72% de quienes eliminan el gluten de sus comidas, lo hacen sin que la eliminación de los nutrientes esté indicada por un médico.  

Así lo han señalado esta mañana en la presentación del documento Giuseppe Russolillo, presiente de la Academia Española de Nutrición y Dietética y la doctora Eva Arranz, de la Fundación MAPFRE, quienes han insistido en la necesidad de que, antes de decidir eliminar algún nutriente de la dieta o apostar por una alimentación restrictiva -"cuyas consecuencias sobre la salud sólo se conocen a largo plazo", incidieron-, se pase por la consulta de un médico. De hecho, el estudio -para el que se han realizado 3.150 encuestas- pretende conocer la motivación y el objetivo de las exclusiones alimentarias, si el cambio en el patrón dietético está justificado desde el punto de vista científico y, en caso contrario, si entraña un riesgo para la salud humana

Del documento -titulado 'Tendencia de exclusión alimentaria en la población española'-, sobresale que, aunque no estaría justificada desde un punto de vista científico en un 61% de los casos, se estima que un 25% de los encuestados lleva una alimentación libre de lactosa y el 64% extiende este hábito a su familia. Algo parecido sucede con el gluten. Un 8% de los encuestados asegura seguir una dieta sin gluten, y un 70%, la hace extensiva a sus familias. El informe también revela la posible relación entre quienes siguen dietas libres de gluten y lactosa. Un 79% de los que evitan el gluten, excluyen también lactosa y el 56% de quienes adoptan una dieta sin lactosa, hacen lo mismo con el gluten.

"Ante la sospecha de enfermedad o síntoma o ante cualquier duda de que un alimento nos pueda estar sentando mal, se debe acudir al médico", indican los expertos.

El doctor Russolillo ha subrayado la necesidad de que esa decisión de excluir un alimento de la comida esté indicada por un especialista: "Ante la sospecha de enfermedad o síntoma o ante cualquier duda de que un alimento nos pueda estar sentando mal, se debe acudir al médico, que realizará, tanto una valoración clínica, como las pruebas complementarias necesarias para establecer el diagnóstico adecuado y en caso de precisar un tratamiento dietético individualizado, contactar con un dietista-nutricionista o un médico especialista en endocrino y nutrición".

Decisiones personales

Porque, con datos del informe, cuando se pregunta a los encuestados qué razones les han llevado a eliminar determinados ingredientes de sus comidas diarias, hasta un 40% reconoce que ha sido una decisión auto prescrita. Si es por un problema de salud, el 32% ha acudido a un médico de familia o general, seguido de otros profesionales sanitarios como médico especialista (18%) o dietista-nutricionista (17%). Destaca, además, la influencia que la familia representa en esa decisión (un 17%) y los medios de comunicación que tienen también un peso importante (37%), según refleja la encuesta.

La preocupación por eliminar los alimentos considerados como menos beneficiosos afecta sobre todo a las mujeres y población de mediana edad.

Otro dato interesante: la preocupación por eliminar de la dieta los alimentos que se consideran menos beneficiosos para la salud afecta sobre todo a las mujeres y la población de mediana edad, quienes, en general, están más concienciados con el cuidado de su alimentación y estado físico. En el caso de los alimentos, los nutrientes y los ingredientes percibidos como "menos saludables" son, al mismo tiempo, los más excluidos -total o parcialmente- tanto por las personas encuestadas como por su ámbito familiar: aceite de palma, grasas hidrogenadas o trans (88%), aditivos (77%), bebidas edulcoradas (75%), bebidas azucaradas (72%), bebidas con alcohol (63%) o galletas, bollería y dulces (61%).

En el caso de los aditivos, en la encuesta se perciben como "malos" y evitados por 7 de cada 10 personas.

Resulta curioso, reseñan los especialistas, que en el caso de los aditivos, a pesar de que son ingredientes avalados por la Autoridad Europea en Seguridad Alimentaria (EFSA), están analizados y que muchos de ellos sirven para mejorar la seguridad de los alimentos, son percibidos como "malos" y los evitan 7 de cada 10 personas. Los expertos piden un trabajo de "educación alimentaria" para explicar la función que cumplen estos ingredientes en la conservación de los alimentos, "así como informar con transparencia sobre su nivel de seguridad".

Las dietas más restrictivas

En el informe también se analizan otras dietas de exclusión como la denominada 'flexitariana' (seguida por un 7% de los encuestados), que se caracteriza por una baja ingesta de carnes, pero prioriza la blanca y magra; la vegetariana (4%), que excluye carnes y pescados, pero puede permitir lácteos y huevos, y la vegana (0,8%) que no admite ningún alimento de origen animal. Los especialistas destacaron que este tipo de patrones dietéticos responden no sólo a cuestiones de salud, sino también a convicciones personales o a un estilo de vida determinado.

Archivo - Cesta de la compra. Etiquetado nutricional. Chica comprando en un supermercado

Archivo - Cesta de la compra. Etiquetado nutricional. Chica comprando en un supermercado / EPE

Y volvieron a llamar la atención sobre un aspecto: las personas sanas necesitan "una dieta equilibrada que contenga los nutrientes indispensables para el correcto funcionamiento del organismo y prevenir las enfermedades asociadas a los hábitos dietéticos". En el caso de la dieta sin gluten o baja en gluten, realizarla sin el diagnóstico y el seguimiento adecuados, podría conllevar una menor ingesta de fibra, vitaminas D, B12 y folatos, así como de hierro, zinc, magnesio y calcio, y un mayor consumo de grasas saturadas y parcialmente hidrogenadas.

En las dietas vegetariana y vegana la deficiencia de la vitamina B12 puede causar problemas como cansancio, debilidad, o mala memoria.

Si se habla de dieta sin lactosa: seguirla sin un diagnóstico de intolerancia total o parcial podría incrementar el riesgo de ingesta inadecuada de calcio, impactando negativamente ,de modo particular, en la salud ósea (aumento del riesgo de osteoporosis a medio plazo y de fracturas óseas a largo plazo). Así, la doctora Eva Arranz, médico de Fundación MAPFRE, llamó la atención sobre un aspecto: preocuparse por salud y tratar de modificar aspectos relacionados con el estilo de vida, como la nutrición, es positivo, pero si ese cambio está motivado "por la sospecha de padecer una enfermedad, alergia o intolerancia a algún alimento, el diagnóstico debe ser siempre realizado por un médico".

Alimentos en una mesa

Alimentos en una mesa. / EPE

En el caso de las dietas vegetariana y vegana, los expertos advierten que la deficiencia de la vitamina B12 puede causar problemas leves o moderados como cansancio, debilidad, o mala memoria, o derivar en problemas más graves como la anemia megaloblástica, problemas neurológicos, depresión, o demencia.

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