LITIGIO

McDonald's pone contra las cuerdas a su franquiciado rebelde: le gana en los tribunales y le pide 1,2M

Luis Cañizares emprendió una batalla legal contra la multinacional en 2014 y esta contraatacó reclamándole 1,2 millones de euros

El juzgado de primera instancia condenó a Cañizares, que ha recurrido ante la Audiencia Provincial

Luis Cañizares, el franquiciado demandado por McDonald's.

Luis Cañizares, el franquiciado demandado por McDonald's. / CEDIDA

Analía Plaza

Analía Plaza

El calvario de Luis Cañizares, el franquiciado 'rebelde' de McDonald's, no cesa. El empresario lleva ocho años en guerra contra la multinacional, a la que empezó demandando por no proporcionarle el material necesario —carteles y otros elementos publicitarios— para promocionar su negocio. La causa se prolongó seis años y Cañizares perdió todos los asaltos hasta llegar al Supremo, que desestimó su recurso.

"Sé que esto es como cuando uno pierde al fútbol y le echa la culpa al árbitro, que al haber perdido el juicio no tengo credibilidad", admite en conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. "Pero mi situación es de lucha por la supervivencia. No quiero ni luchar contra una multinacional ni aprovecharme, solo intento no arruinarme. McDonald's me reclama unas cantidades ingentes de dinero. En cualquier otro negocio serían impensables".

Cuando el empresario, que hasta 2021 operaba el restaurante McDonald's de Vinaròs (Castellón), empezó a cuestionar el modelo de franquicia de la multinacional, no esperaba que la bola fuera a crecer tanto.

En primer lugar, porque hay una parte de la historia en la que ya no está solo: varios franquiciados litigan contra la empresa por una cláusula —asumir los costes logísticos del principal proveedor de mercancía— que ellos consideran 'oculta' y que no está en el contrato. Una jueza de Castellón dio la razón a uno de estos franquiciados y condenó a McDonald's a pagarle 3,7 millones de euros por dicho concepto, si bien la Audiencia Provincial cambió de criterio y falló a favor de la empresa. El afectado recurrirá al Tribunal Supremo. Cañizares también tiene una causa abierta por este asunto.

En segundo lugar, porque dos años después de poner su primera demanda contra McDonald's, en 2014, fue McDonald's quien le demandó a él. La empresa le reclamaba 1,2 millones de euros por incumplimiento de contrato y, en octubre de 2022, el juzgado de primera instancia de Vinaròs le dio la razón. Cañizares fue condenado a pagar esos 1,2 millones más intereses, por lo que la cantidad actual, según sus cálculos, ascendería a 1,6 millones de euros. El fallo está recurrido ante la Audiencia Provincial.

"McDonald's empezó pidiéndome 275.000 euros y luego subió a 1,2 millones que no sé de dónde salen. La jueza me condena porque McDonald's dice que no le he pagado esa cantidad", continúa el demandado, que asegura que McDonald's le ha girado durante años facturas por conceptos que "nada tienen que ver con el contrato de franquicia" sino con la intención de crearle "una deuda descomunal". Todas esas facturas, dice Cañizares, están impugnadas por su parte.

Esta es precisamente la base de su recurso, revisado por este diario y aún pendiente de sentencia: demostrar que la cantidad que reclama McDonald's es aleatoria, que las facturas en las que se basa son irregulares porque incluyen conceptos que no aparecen en el contrato de franquicia o, peor aún, están duplicadas. La multinacional no ha respondido a los diferentes intentos de este periódico por obtener su versión.

"Estoy en una lucha desesperada por salir de lo que yo llamo la esclavitud del contrato de franquicia", lamenta Cañizares. "Tuve otro restaurante que fue mal, perdí el dinero y ya está. Pero años después no me siguen cobrando. A McDonald's no me lo quito de encima. Lo único que deseo es que me dejen en paz".

Facturas y ratas

Cañizares era un directivo de éxito —trabajaba como director de ventas en Polaroid España— cuando, en 2001 y atraído por su modelo de negocio, quiso abrir una franquicia de McDonald's. La compañía le ofreció la gestión del restaurante de Vinaròs. "El local estaba destinado a ubicarse en un relevante centro comercial, con un hipermercado Continente y salas de cine", explica. Pero el plan no salió según lo previsto y "durante casi una década, hubo escasa actividad comercial en la zona".

En 2011, Cañizares decidió salirse del COOP, una asociación de franquiciados de McDonald's en España cuyo objetivo es gestionar las campañas de publicidad de la marca a nivel nacional. Por norma, los franquiciados deben invertir el 4% de sus ventas en promocionar sus restaurantes, así que lo que hacen es contribuir con ese dinero a la asociación. Cañizares consideró que podría gastar ese dinero por su cuenta: al fin y al cabo, la pertenencia a la asociación no era obligatoria. Fue ahí cuando empezaron sus problemas. McDonald's dejó de enviarle material promocional y él demandó sin éxito.

Aunque la justicia falló a favor de McDonald's en esa primera causa, la empresa contraatacó abriendo una segunda: la multinacional reclamó 1,2 millones no solo por las facturas que Cañizares no ha pagado, sino a modo de "indemnización por los daños causados". Entre los incumplimientos que enumera McDonald's hay graves acusaciones, como la presencia de ratas en el restaurante, una mala gestión de "calidad, servicio y limpieza" continuada y la "negativa" del franquiciado a realizar auditorías financieras, además de los mencionados incumplimientos económicos.

Cañizares y sus abogados, el despacho Cremades & Calvo Sotelo, entienden que la acusación sobre las ratas es una forma de "aderezar" la demanda, cuyo núcleo está en los incumplimientos económicos. "Las presuntas irregularidades de gestión solo aparecen cuando existen controversias jurídicas con estos", exponen en el recurso. En ese momento, "se pone en marcha una maquinaria para tratar de hacer ver inexistentes irregularidades (...) Cañizares no tuvo problemas hasta que no se dio de baja del COOP. Es más, las inspecciones con resultados muy perjudiciales tienen lugar cuando él demanda a la franquicia".

Este despacho trabaja con más franquiciados que litigan contra McDonald's y dice que la forma de proceder de la empresa es "común" a todos ellos: cuando los empresarios demandan, la multinacional "se siente presionada" y somete a los franquiciados a "un proceso de inspección" sin garantías para declararles "culpables". Cañizares no es el único al que la multinacional reclama deudas.

La presencia de las ratas se basa en un informe y en la declaración de un testigo, el propio redactor de ese informe: uno de los auditores que McDonald's envió a evaluar el restaurante de Vinaròs. Cañizares asegura que dicho informe no refleja la realidad —y que tiene imágenes que lo acreditan—, que en la declaración el testigo dijo que las ratas estaban fuera del local y que el problema se solucionó. En cualquier caso, defiende, tan mal no debió gestionar el restaurante durante años si McDonald's no le rescindió el contrato. Pero el juzgado considera probado el incumplimiento en esta materia.

Con respecto a las facturas, el juzgado da validez a un informe pericial que asegura que todas las facturas remitidas por McDonald's son por conceptos incluidos en el contrato de franquicia. Reconoce la sentencia que esta es una "cuestión sumamente técnica". En el recurso, los letrados dan algunos ejemplos de conceptos extraños que McDonald's quiere cobrar, como "UEFA WORLD COOP", "OURLOUNGE" o "VPN/WIFI". Cañizares paga su propia wifi y no tiene acceso al VPN, por lo que "se le está cobrando por algo que no tiene".

Cañizares ya cerró su McDonald's

Los contratos de franquicia de McDonald's duran veinte años. Cañizares no se quita a McDonald's de encima porque aún tiene dos litigios abiertos, pero hace tres años que no trabaja con ellos. El restaurante de Vinaròs cerró y volvió a abrir bajo la dirección de un nuevo franquiciado. En los próximos años se irán cerrando las distintas causas que la empresa tiene con sus franquiciados, tanto las relativas a los costes logísticos —el asunto más avanzado judicialmente— como aquellas en las que les reclama deudas.

Los problemas con McDonald's le costaron a Cañizares el matrimonio. "Tenía una depresión de caballo", cuenta. Vive desde hace unos años en Irlanda con su nueva pareja, con la que ha tenido un bebé. "Yo no puedo hacer nada. Cuando me presento a los puestos no se fían de mí. Además, ¿para qué voy a trabajar si me embargarían todo mi sueldo? No sé qué hacer: todo mi énfasis es contar la historia para que los futuros franquiciados sepan dónde se meten".