MÚSICA

La nueva generación del flamenco: "Madrid siempre será la capital mundial del género"

Hay una nueva generación de prometedores artistas flamencos nacidos en los 90

Madrid es la ciudad del mundo con más tablaos flamencos; el más prestigioso reabrirá en breve

La fusión con otros estilos, una de las claves del repunte del interés por el género

David López Frías

David López Frías

Parece que el tiempo se haya detenido dentro del Candela, el tablao que fue la cuna del flamenco de Madrid. En la planta superior aún hay polvo, sillas por colocar y cervezas en las neveras, listas para servir. Bajó la persiana en enero de 2022, parecía que para siempre. Ahora, con su reapertura confirmada en el horizonte, abre sus puertas de forma excepcional para ser escenario de un reportaje gráfico a 8 jóvenes valores del flamenco.

Unas escaleras llevan al sótano. A la legendaria cueva. El lugar que servía de 'VIP' para que los mitos del flamenco cantasen, tocasen y bailasen hasta que salía el sol. En la cueva se podían juntar Camarón, Paco de Lucía o Slash de los Guns and Roses. Allí se escuchaba lo más puro. Ahora está a oscuras y las paredes siguen desconchadas... pero mantiene la esencia de años y años de flamenco.

Los jóvenes artistas descienden en silencio. Lo observan todo y tocan con sumo respeto el azulejo de la pared donde pone el verdadero nombre de la cueva: "Sala de la Encrucijada". En esa silla jugaba al ajedrez Enrique Morente. En aquella de allí cantó Ray Heredia. Si uno se concentra, aún se puede oler el tabaco y escuchar las palmas. Tal es el trance, que la cantaora Ángeles Toledano (Villanueva de la Reina, 1995) rompe el silencio de repente y confiesa: "Se me están poniendo los pelos de punta".

Bañado en oro

Esto de las sensaciones es creer o reventar, pero el Candela tiene magia. Y los que la experimentan en ese momento son algunos de los jóvenes flamencos que están protagonizando una segunda venida del género. En la foto no están todos los que son, porque en esta generación también se pueden incluir nombres que ya son realidades del género, como Israel Fernández, Kiki Morente o María Terremoto. Una nueva generación nacida en los 90 que busca, si no emular, sí honrar a aquel movimiento flamenco de los 80 que rivalizó a su manera en relevancia con la Movida Madrileña.

"Aquello fue irrepetible. Pero bueno, si no podemos conseguir una nueva edad de oro del flamenco... al menos que esté bañada en oro, ¿no?", bromea el cantaor José del Curro (Madrid, 1991), que empezó a los 11 años cantando por Camarón o por Chocolate. "Una alegría, una taranta... luego tuve un paréntesis, pero volví hace 5 o 6 años y me propuse mejorar y ponerme las pilas". Ahora, tras un recorrido por todos los tablaos de la capital, acaba de sacar un single de su primer proyecto en solitario: "Vivir gitano". Es el mismo lema que lleva inscrito en un colgante en el cuello.

Entre estos jóvenes valores hay artistas de diferentes partes de España, pero han vuelto a juntarse en Madrid. Algunos empezaron en la adolescencia, como Yerai Cortés (Alicante, 1995), guitarrista que comenzó acompañando a su padre por los tablaos alicantinos y ahora se encuentra grabando un disco. "Con 17 conocí a mi mujer y me vine a Madrid", el lugar "en el que hay mimbres, recursos y afición para hacer cosas interesantes".

Otros, como el bailaor Miguel Fernández 'El Yiyo' (Badalona, 1996), fueron más precoces: "A los 7 años empecé a bailar, porque vengo de una familia muy aficionada al flamenco. Y con 11 años me fui de gira por Taiwán, por un manager que me llevó porque vio en mí a una joven promesa. A día de hoy tengo mi propia compañía y actuamos por todo el mundo".

Luego los hay que mamaron duende desde la cuna. Como Joni Jiménez (Madrid, 1990), nacido en la zona más flamenca de la capital, cerca del Rastro y del Candela. Es sobrino de Diego El Cigala, sobrino nieto de Rafael Farina y nieto de su guitarrista, conocido como Vargas Araceli. Joni Jiménez representa la quinta generación de guitarristas en su casa. Empezó a tocar con 7 años, saltó a los tablaos a los 15 para acompañar al baile y ahora "voy a empezar a grabar un disco en septiembre. Pero, por respeto a los maestros, lo voy a hacer despacito, sin prisas".

Así son los jóvenes valores de la nueva edad de oro del flamenco

El cantaor José del Curro y el guitarrista Joni Jiménez / Alba Vigaray

Tablao City

"Vente pa Madrid", le cantaban los Ketama a su primo Joselín (que se tuvo que ir a vivir a Alicante) en una canción de 1988. El Candela abrió en 1982 y allí grabó el grupo su primer videoclip. Fue la década de la eclosión del nuevo flamenco. Y Madrid, la tierra prometida. Artistas de todas partes de España, en especial de Andalucía, convirtieron a la ciudad en el epicentro mundial. No sólo por la calidad, sino por la cantidad de espacios que le dedicaba. Y, a efectos prácticos, eso no ha cambiado tanto: Madrid sigue siendo la ciudad con más tablaos flamencos del mundo.

Ubicamos al menos quince. Las Carboneras, Torres Bermeja, Cardamomo, 1911 (el antiguo Villa Rosa), Tablao de la Villa (el histórico Café de Chinitas), Centro Cultural Flamenco, Corral de la Morería, Teatro Flamenco Madrid (Teatro Alfil), Los Porches, Cafe Zyriab, Las Tablas, Sala Temple, Flamenco de Leones, La Carmela y Tablao off Latina. Todo eso sin contar otros espacios que albergan espectáculos de forma esporádica como el Café Berlín, punto habitual de encuentro de jóvenes flamencos.

Falta el bicho. La cuna del flamenco madrileño. El Candela. Aún no hay fecha confirmada para su regreso, pero sus nuevos propietarios ya han confirmado que en breve será utilizado para algunos espectáculos privados. Los argentinos Alejandro Pitashny y Martín Loeb son "desarrolladores inmobiliarios de proyectos con valor cultural. Nosotros no hacemos valor agregado; nosotros invertimos en algo que tenga valor y el Candela tiene mucho valor cultural. Es un patrimonio que hay que preservar, cuidar y potenciar". Y aunque están abiertos a incluir nuevos géneros y formatos, será siempre respetando el tablao "y la enorme importancia del Candela en la historia del flamenco".

Así son los jóvenes valores de la nueva edad de oro del flamenco

El bailaor de Badalona Miguel Fernández 'El Yiyo' / Alba Vigaray

Porque el tablao es garantía de calidad. Es cantera. Lo confirma Teo Sánchez, uno de los periodistas que más sabe de flamenco de España. Lleva desde 1996 al frente de Duendeando (Radio3), el programa de referencia del flamenco en la radio española: "Madrid fue la capital y lo sigue siendo. De esos artistas que me mencionas que aparecen en el reportaje, muchos son de fuera. Pero vienen porque Madrid es el sitio ideal para crecer y triunfar. El flamenco está en un momento espléndido y su salud es de hierro. La convivencia entre las generaciones nuevas y las arraigadas lo fortalece. Y esto sucede en el mundo del tablao. Porque el tablao es la escuela donde se licencia el artista. No sólo actúan, también aprenden".

Sobre lo mucho que fortalece la competencia, coincide el pianista Andrés Barrios (Utrera, 1997) con una anécdota: "Soy del pueblo de Dani Ceballos, jugador del Real Madrid. Siempre fue buenísimo, pero tuvo la suerte de que los chavales de su generación eran muy buenos. Y aunque no llegasen tan lejos, sirvieron de sparring y todo eso hizo mejor a Dani. En la música también pasa. Rodearte de talento te obliga a superarte, te hace mejor".

Fusión ¿sí o no?

A los jóvenes les vuelve a molar el flamenco. Y de eso también tiene cierta responsabilidad la fusión. Rosalía, C. Tangana o La Plazuela están de moda. Y todos ellos, aunque sea tangencialmente, pasan por el género. A Camarón le atizaron los ortodoxos en 1979 cuando publicó La leyenda del tiempo y mezcló estilos. A la larga se demostró que la fusión es una buena puerta de entrada para atraer a nuevos aficionados. Y esa está siendo una de las claves de la buena salud de la que vuelve a gozar el flamenco.

En los 80 hubo una discográfica (Nuevos Medios) que se atrevió a apostar por esas fusiones, por mezclar el flamenco con el pop, el jazz o el blues. Ahora, hay una marca que intenta seguir esa esencia: Taste the floor. Una agencia de management de artistas que lleva a nombres como Quevedo, Natos y Waor o Ayax y Prok y aglutina sobre todo a artistas de música urbana, rap o trap.

El proyecto lo lidera Carlos Canela (Toledo, 1995). Un cantaor, productor y manager que lleva, junto a Unai Fresnedo, el nuevo enfoque flamenco de Taste the floor. "Todo empezó tras la colaboración que hice con Ayax y Prok y su productor Blasfem, el gran culpable de todo esto. A los pocos meses de conocernos empezamos a trabajar juntos en la grabación del disco de José del Curro".

¿Tiene sentido esa fusión? ¿O desvirtúa? Almudena Palacios es la manager de Ángeles Toledano. Y aunque su representada cante flamenco puro, ella lo aprueba sin duda: "La fusión es una forma más de llegar al género. Yo lo veo fantástico. Personas que jamás se interesarían por el flamenco, pero escuchan algo en Rosalía o en La Plazuela y dicen "oye, que esto mola", y se empiezan a interesar. Eso sólo se consigue esa fusión".

Comparte esa visión el periodista Teo Sánchez, que cree que la fusión "hace una gran labor para que se acerquen nuevos públicos. El flamenco es un gran desconocido para gran parte de la población y es fundamental para atraer. Sólo hay que tener mucho cuidado con no llamar flamenco a lo que no es. No confundir al público. Pero la fusión es imprescindible y ha pasado siempre".

Así son los jóvenes valores de la nueva edad de oro del flamenco

La cantaora jienense Ángeles Toledano / Alba Vigaray

El valor

Sucede también que el flamenco parece estar más valorado allende nuestras fronteras que en España. Lo ilustra el guitarrista Joni Jiménez: "Han cambiado los tiempos; antes había más flamenco en la sociedad. Más alegría, más arte. Estaba en la calle. Ahora en la calle no te dejan cantar. Y es una pena que no valoremos nuestro patrimonio. Yo he estado actuando un mes en Japón y me sentía Cristiano Ronaldo. Desde la humildad te lo digo, pero te veían flamenco y te mostraban mucho respeto. Aquí en España montas un espectáculo y venís cuatro y porque os gusta. Deberíamos valorar más lo nuestro".

Coincide el pianista Andrés Barrio, que ha actuado recientemente en Alemania y en breve se irá a Brasil y Eslovenia: "Fuera se valora mucho. Me escribe gente de fuera que me dice que el flamenco es su estilo favorito. Eso pasa poco en España. Aquí tenemos muchos prejuicios. Se cree que es algo de una parte de la sociedad muy concreta y eso en el extranjero no sucede".

Sin embargo, y tal y como reivindica la cantaora Ángeles Toledano, "al final puedes actuar donde sea, pero a mí el concierto que más ilusión me hace es el que voy a dar en mi pueblo. Con los míos, con la gente de aquí. Esos aficionados que cuando te digan "ole" es porque ahí va un "ole" de verdad".

Ese es uno de los retos de esta nueva generación: conseguir que el flamenco, declarado en 2010 por la UNESCO Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, supere cualquier prejuicio o cliché. Por la vía más pura o por la de la fusión. Se está cocinando otra vez en Madrid, el lugar del mundo donde se han arrancado los mejores 'oles'.