30 años sin el fundador de Ketama

Y el 'Prince español' se perdió en las chabolas: Ray Heredia murió de sobredosis tras cobrar su primer disco

Se han cumplido 30 años del fallecimiento de la figura más prometedora del nuevo flamenco español. Fundó Ketama y murió con 27 años.

Ray Heredia falleció de sobredosis en 1991.

Ray Heredia falleció de sobredosis en 1991. / Isabel M. Ruiz

David López Frías

David López Frías

La noche que desapareció el cantante Ray Heredia, su mujer puso en alerta a todo su entorno. Pasó a mediados de julio de aquel sofocante verano del 91, el mismo que trajo cuatro olas de calor a España. El compositor madrileño llevaba más tiempo en paradero desconocido del que acostumbraba. Cuentan ahora sus amigos que era bastante habitual que los artistas de la época se pegasen entonces dos o tres días de farra por los garitos de Madrid y apareciesen después como si nada.

Ray Heredia, fundador de Ketama, acababa de grabar y lanzar su primer disco en solitario, ‘Quien no corre, vuela’. Era la gran promesa del denominado ‘nuevo flamenco’. Si aún no estaba en la cresta de la ola era porque justo empezaba a surfearla. Uno de sus amigos íntimos fue Pepe Luis Carmona, de La Barbería del Sur. Ambos presentaron juntos ese verano sus respectivos discos, en la Sala Revolver. Cuenta ahora a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que María, la esposa de Ray, también le pidió ayuda esos días para buscarle.

“Vino y me dijo ‘Mira Pepe Luis, dime la verdad. Dime si es que Ray está con una mujer o algo, que lleva como 40 horas fuera de casa’. Yo le contesté la verdad. Que no sabía dónde estaba Ray. Pero que si llevaba 40 horas con una mujer, iba a ir yo personalmente a por él y se lo iba a traer, porque eso no era normal. Por desgracia, yo tenía una entrevista en Sevilla al día siguiente y tuve que dejar de buscar”.

Prosigue Pepe Luis recordando que “a la hora de comer, ya en Sevilla, llamé preocupado a Madrid para ver si había novedades. Me atendió al teléfono el suegro de Ray. Le pregunté si ya había aparecido y me dijo que sí, con un tono de voz que no voy a olvidar en mi vida. Pues si ha aparecido, ¿dónde estaba?, le pregunté. Muerto, me contestó. Y yo me eché a llorar”. Era 17 de julio de 1991 y España acababa de perder a una estrella en ciernes con 27 años.

Matamoscas Ray

Se llamaba José Heredia, pero todo el mundo le llamaba Ray. Y el origen del apodo nunca se ha contado. “Era muy vacilón, muy cachondo pero muy jartible. Siempre estaba provocando, en broma. Te escuchaba tocar una falseta y te decía que eso no valía nada. Una vez le dijeron que parase ya porque se parecía a la mosca del Raid [haciendo referencia a un anuncio de la marca de insecticidas en el que una mosca molestaba constantemente]. Raid, raid, raid… y con Ray se quedó, de ahí le vino el mote”, cuenta ahora a este periódico Agustín Carbonell ‘El Bola’, que fue amigo suyo, familiar político y guitarrista de acompañamiento.

Le llamaban Ray, pero también Josele, como su padre el bailaor. O el ‘Prince español’, por la cantidad de instrumentos que dominaba. Era guitarrista, pero en su primer y único disco tocaba el bajo, la percusión “y un solo de piano que de verdad que hay que tener arte para hacerlo”, sigue contando Pepe Luís Carmona ‘Habichuela’.

Aquel disco era algo totalmente distinto a lo que se había escuchado hasta la fecha. Ray tocaba flamenco, pero también blues, jazz, salsa y bossanova. Quiso meterlo todo en una coctelera, aun a sabiendas de que los puristas se le podían a echar encima. Igual que cargaron contra Camarón en el 79 al publicar La leyenda del tiempo. “Eso suena muy gachó (payo)”, le avisaba ‘El Bola’ cuando escuchaba los temas que Ray le iba presentando, “pero va a ser un pelotazo. Sobre todo esa que me acabas de tocar”.

Se refería ‘El Bola’ a Alegría de vivir, la canción más famosa de aquel LP. La que consagró a Ray Heredia como una estrella con un solo disco a su nombre. Un tema que se convirtió automáticamente en uno de los grandes clásicos del pop español. Un hit que después ha sido versionado en innumerables ocasiones y que fue la banda sonora de la película Sobreviviré. Un salvoconducto a la gloria. La canción, casi premonitoriamente, arranca con el verso "El infierno de tu gloria". Un éxito que duró sólo un mes y medio.

Del Rastro a Ketama

Ray Heredia nació el 5 de diciembre de 1963. Como Camarón, pero 13 años más tarde. El arte lo llevaba de serie por ser hijo de un ilustre bailaor de nombre José Heredia 'Josele'. Se crió entre guitarras, palmas y los gritos del mercadillo, porque creció en la zona del Rastro de Madrid. “De allí hemos salido muchos de los artistas que formamos parte de lo que llaman ‘nuevo flamenco’. Estábamos todo el día juntos, jugando a la pelota, cantando o tocando la guitarra”, repasa ahora Enrique Heredia, ‘El Negri’, su cuñado.

"Era mi cuñado pero me trataba como a un hermano. Se casó muy joven con mi hermana María y casi vivíamos juntos, porque él pasaba mucho tiempo en casa de mis padres”, nos explica, recordando que “enseguida se le notaba algo diferente. Ray era especial. Era un tío elegante, con carisma y con mucho talento. Muchísimo. Me toca los cojones cada vez que se habla de Ray y siempre se centran en el morbo y en lo escabroso de la historia, pero no en la parte del talento y de lo que supuso para la música”.

De aquel entorno salió también José Soto ‘Sorderita’ y Juan José Carmona ‘El Camborio’. Ellos dos, junto a Ray Heredia, fundaron Ketama, a pesar de que en el imaginario colectivo Ketama ha sido siempre el grupo de Antonio y Josemi Carmona. Aquellos Ketama originales grabaron su primer disco homónimo en 1983, cogiendo el nombre del valle de Marruecos donde más kifi (polen del cannabis) se produce.

Grabaron de la mano de Nuevos Medios, la legendaria discográfica de Mario Pacheco que reclutó y puso en órbita a todas las figuras del nuevo flamenco. A Ketama y La Barbería, pero también a Pata Negra, a Tomatito, a Martirio o Kiko Veneno. Después de que Camarón pusiera al flamenco puro patas arriba y a los ortodoxos de uñas, un montón de flamencos jóvenes de todas partes de España se reunieron en Madrid para poner en práctica ese mismo método que había ideado el genio de San Fernando: fusionar el flamenco con otros ritmos.

Fuego en el Candela

Si el arte pop no se entiende sin The Factory (la vieja fábrica neoyorquina en la que Andy Warhol producía sus obras de arte y por la que desfilaban artistas de la talla de David Bowie o Lou Reed), el nuevo flamenco no se entiende sin el Candela. Era un bar, un tablao, un local de ensayo, un templo de la música en vivo y el epicentro flamenco mundial del flamenco en pleno barrio de Lavapiés. El lugar en el que la fiesta gitana nunca se acababa.

“En aquella época no había internet, ni AVE ni vuelos baratos. Lo que hizo todo el mundo fue venirse a Madrid a vivir. Un montón de gitanos y de flamencos de todas partes, de Jerez, de Sevilla… todos vinieron a parar aquí. Y te puedes imaginar las que se montaban en aquel sitio. No volverá a juntarse tanto arte y tanta clase nunca”, explica 'El Negri'. Eran noches de humo, de whisky con Coca-Cola, que era el 'cubata' que se había puesto de moda en la escena. Noches de picarse en el futbolín que había en el Candela y de eliminar después cualquier rencilla con la catarsis que era escuchar a los maestros del flamenco en su salsa.

“Imagínate, allí se juntaban a cantar y cantar Camarón, [Enrique] Morente, Paco de Lucía, Tomatito... Es imposible imaginar más talento juntos. Pero además aquello era todos los días. Entrabas a las 6 de la tarde a ensayar y salías a las 10 de la mañana del día siguiente con la fiesta en todo lo alto y buscando un after”, resume Pepe Luís Carmona. Entre todos aquellos flamencos de postín, empezaban a destacar los nombres que debían copar los éxitos de los flamantes 90. Entre ellos, un Ray Heredia que parecía ir por libre para todo.

Mes y medio de éxito

Cuenta 'El Negri' lo mismo que el resto de fuentes consultadas en este reportaje: que Ray era distinto. “Era un adelantado a su tiempo. Veía las cosas un segundo antes que los demás. Era flamenco, pero escuchaba a Sting, a Bob Dylan. Hizo varios viajes por el extranjero en giras de flamenco. Estuvo en Japón y se trajo un cassette de un grupo que cantaba en japonés que yo nunca supe no sé ni cómo se llamaban, pero él se la escuchaba a todas horas”.

Con el look también era distinto. “Ray caminaba diferente, hablaba diferente, componía diferente. También vestía diferente. Yo parece que lo recuerdo aún con su camisa y su chupa de cuero, guapo que era el tío”, rememora ‘Habichuela’. Su amigo ‘El Bola’ también tiene fresco el recuerdo “de cuando estaba a punto de salir el disco y tocaban hacer las fotos promocionales. Me dijo que le acompañase a por un traje. Nos metimos en Cornejo (una sastrería especializada en vestuario de cine y televisión) y salió de allí con un traje de aquellos de los new romantics, porque decía que se parecía a Prince". Ese es el icónico traje que viste en la portada de su único disco.

Se encargó de su debut en solitario la discográfica Nuevos Medios, que ya lo conocía de su etapa anterior. La producción del disco le fue encargada al gallego Teo Cardalda, cantante de Golpes Bajos (que también estaba con Nuevos Medios) y de Cómplices. “Ese disco se grabó por las noches y no fue sencillo. Ray era un tipo… especial. Yo hice muy buenas migas con él, porque los dos éramos muy de la broma. Hacíamos mucho cachondeo con que un payo gallego y un gitano madrileño nunca se iban a entender, aunque en realidad conectamos muy bien desde el principio. Pero fue complicado por eso... porque se grabó de noche. Y la noche, sobre todo en Madrid en aquella época, tenía ciertos riesgos. Dejabas de grabar y te ibas a tomar algo… la verdad es que nos lo pasamos muy bien”, le cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA en conversación telefónica.

Caballo maldito

El disco fue publicado el 6 de junio de 1991. En aquel entonces, el entorno de Ray sabía o intuía que estaba consumiendo heroína, aunque también insisten en que no lo aparentaba y pensaban que era algo esporádico. Insiste Pepe Luis Carmona en que "no se le veía mal, ni enganchado, ni deteriorado físicamente. Él estaba bien y grabó el disco bien. No murió de un consumo continuo de drogas; murió de una sobredosis, que eso es algo que le podría haber pasado a cualquiera. En aquel tiempo corría la droga en cantidades industriales y había mucha fiesta. Te podías pegar uno o dos días fuera de casa de farra, que eso lo hicimos todos. Pero enganchado de estos de que se le viera y de no poder moverse... nadie te podrá decir que lo vio así, porque no es verdad. Él se pegó un homenaje y le tocó, es lo que yo creo".

Coincide con 'El Negri' en ese punto y hace hincapié en que "Él no era un yonki, para entendernos. La heroína se llevó a una generación entera. No era cosa de gitanos ni de poner estigmas a nadie. Te puedo decir ahora de carrerilla cinco o seis cantantes de la época que estaban enganchados y murieron de sobredosis o pillaron el sida. Llegó el caballo en los 80 y fue una historia desgraciada para todos. España entera estaba llena de zombis. No había información ninguna y sí muchas ganas de probar cosas. Los artistas buscamos estímulos diferentes y en aquella época tocó eso. Yo no caí porque era muy niño y en el Candela me tomaba una Coca-Cola. Pero cayeron muchos".

Algo sí que vio 'El Bola', que recuerda que "en ese tiempo Ray me empezó a pedir más de la cuenta una Mobilette que yo tenía, porque iba a La Celsa a pillar caballo. Y yo lo sabía y se lo decía, que qué estaba haciendo. Pero luego es que no lo veías mal; cuando se ponía disimulaba bien. Estaba como siempre, igual de provocador y vacilón. Que cuando presentaron juntos el disco en la Sala Revolver él y La Barbería del Sur, les vacilaba diciéndoles que los iba a mondar a todos, que eran unas moscas a su lado. Todo vacile". Recuerda también que "tras grabar el disco le vino el éxito y el dinero. Se había recuperado bien de alguna recaída. Pero un día... desapareció".

No hay mucho consenso sobre qué día se le pierde la pista a Ray. Algunos hablan del 15 de julio y otros del 16. Todos más o menos lo trataron en aquellos últimos días. "Yo había estado de fiesta con él un poco antes, pero después cada uno se fue para su casa y yo ya no supe más dónde fue. Era bastante normal desaparecer en una noche loca, pero volvía al día siguiente o a los dos días", rememora Pepe Luis. Aquella desaparición de Ray le empezó a mosquear cuando vino la esposa y le pidió ayuda para la búsqueda.

Cuenta 'El Negri' que "fue mi padre, su suegro, el que más se implicó en la búsqueda. Mi padre siempre ha sido un gitano muy respetado, venían en el barrio los vecinos a pedirle consejos, no sólo la familia. Él fue al que llamaron para ir a identificarlo cuando lo encontraron". También lo recuerda así 'El Bola': "Fue el suegro de Ray por el barrio de La Celsa, por si había ido a comprar droga. Allí buscando le dijeron que por la noche se habían encontrado a un chico muerto en un árbol. Fue a preguntar al depósito, dio los apellidos mal y le dijeron que aquel chico no era el que estaba buscando. Pero regresó después y entonces sí, ya reconoció el cadáver".

Homenaje

En aquellos días, la promoción del disco de debut de Ray estaba en plena lanzadera, con varios compromisos ya firmados. Conciertos, actuaciones en la tele, en la radio, una banda sonora para una película... Una prometedora carrera que se estrelló allí, en un árbol del barrio de La Celsa la noche del 17 de julio de 1991. La música de Ray, no obstante, ha perdurado. En 2017, la hija del también ya fallecido Mario Pacheco, María Pacheco, decidió honrar a Ray con un disco homenaje. "Se me ocurrió hablando con su hija Triana, que tenía en mente la idea de hacerle un homenaje; hablamos con un montón de artistas para grabar un disco de versiones y enseguida dijeron que sí. Pensaba que iba a haber más dudas, pero todos admiraban mucho a Ray", le cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

Un disco en el que participaron artistas de la talla de Alejandro Sanz, Rubén Blades o Vetusta Morla. El álbum se llama 'Por Ray Heredia' y en la portada también aparece él con aquel traje new romantic que se compró en la Sastrería Cornejo y le hacía parecerse a Prince. El Prince español para algunos. Para otros, como dice Teo Cardalda, "El Kurt Cobain español". Porque fue pionero, rebelde y murió a la misma edad que el propio Cobain, Janis Joplin, Jim Morrison, Jimi Hendrix o Amy Winehouse. Otro más para el club de los 27.