Negociaciones para la gobernabilidad

Puigdemont plantea que el PSOE acuda a Waterloo a sellar un pacto de investidura

Los socialistas no descartan tener un gesto de este tipo con el 'expresident', pero subrayan que todavía es "pronto" para estudiarlo

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont.

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. / Glòria Sánchez / EP

Fidel Masreal / Juan Ruiz Sierra

"La democracia tiene su liturgia", dijo el martes Pedro Sánchez

 tras ser recibido por el Rey en la ronda de consultas que desembocó en el nombramiento de Alberto Núñez Feijóo como primer candidato a la investidura. El líder socialista intentaba así justificar por qué no daba pistas sobre las conversaciones con los partidos independentistas catalanes para asegurar su reelección como presidente del Gobierno. Al fin y al cabo, él no es todavía el aspirante oficial. Detenerse en esos esfuerzos, argumentó, resultaba “prematuro”. Pero las negociaciones con ERC y Junts ya han comenzado, con el primer hito del pacto que convirtió a la socialista 

Francina Armengol en presidenta de la Cámara baja gracias a los votos de republicanos y posconvergentes. En el caso de 

Carles Puigdemont, esa “liturgia” a la que hacía referencia Sánchez viene condicionada por sus circunstancias personales.

Los socialistas no descartan tener un gesto de este tipo con el 'expresident', pero subrayan que todavía es "pronto" para estudiarlo

El 'expresident' de la Generalitat sopesa pedir al PSOE que el posible pacto de investidura se escenifique con un acto en Waterloola ciudad belga en la que reside tras su huida de la Justicia, junto a un dirigente socialista de alto rango. Varias fuentes de la dirección de Junts confirman este planteamiento. Consultado al respecto por este diario, Puigdemont se limita a afirmar que no quiere hacer declaraciones.

En el

PSOE

, mientras tanto, no descartan una cita de este tipo. Fuentes socialistas al tanto de la negociación señalan que Junts no les ha hecho llegar una petición de este tipo. Evitan aclarar si estarían dispuestos a acudir a Waterloo, pero tampoco cierran la puerta. “Todavía es muy pronto para pensar en algo así”, señalan. 

La amnistía y los tiempos

Con el debate de investidura de Feijóo fijado para el 26 y 27 de septiembre, una convocatoria abocada al fracaso ya que el PP solo cuenta con 172 escaños a favor frente a 178 en contra, el PSOE tiene ahora tres meses para intentar armar un pacto que agrupe a Sumar, ERC,

Junts

, EH Bildu, el PNV y el BNG en torno a la reelección del presidente en funciones. 

Los socialistas no se ven capaces de anticipar cómo terminará todo, pero cada día se muestran más optimistas. Sobre todo, tras el pacto suscrito la semana pasada en el Congreso, por el que republicanos y posconvergentes apoyaron a Armengol a cambio del compromiso por parte de Sánchez de impulsar la lengua catalana en el Estado y la

UE

, así como de crear comisiones de investigación parlamentaria sobre los atentados yihadistas de 2017 en Barcelona y Cambrils, las llamadas “cloacas del Estado” y el espionaje político al independentismo, conocido como ‘caso Pegasus’.

Ahora la negociación con ERC y Junts gira en torno a la amnistía del ‘procés’ que reclaman ambas formaciones. Se trata de un complejo asunto repleto de derivadas políticas y jurídicas, pero los colaboradores de Sánchez ya están explorando fórmulas. El propio jefe del Ejecutivo en funciones no rechazó el pasado martes una iniciativa destinada a despenalizar los hechos ocurridos seis años atrás, de la que en principio se beneficiaría Puigdemont.

La firma de ese acuerdo en Waterloo sería el colofón. Para el ‘expresident’, supondría conseguir algo que ha venido reclamando ante cualquier negociación: reciprocidad y reconocimiento, plasmando que ha dejado de ser un dirigente huido y simbolizando al mismo tiempo, según su relato, que Catalunya es un “sujeto político” reconocido por el Estado.

El lugar de peregrinación

Puigdemont suele acusar al PSOE de ser tan culpable como el PP de la "represión" a Catalunya, de la aplicación del artículo 155 de la Constitución que suspendió su autonomía y las prácticas de “guerra sucia”. Afirma a menudo que Sánchez se comporta frente al soberanismo con mejores modales que los conservadores, pero con los mismos objetivos. De hecho, fue reacio en 2018 a facilitar la moción de censura a 

Mariano Rajoy que condujo al líder socialista a la Moncloa. También ha desdeñado en los últimos tiempos las reformas pactadas entre el PSOE y ERC, acusando a los republicanos de haber cedido a cambio de nada.

Con estos precedentes, resulta fácil adivinar qué pretende Puigdemont: un acto de desagravio. Y en Waterloo, que ha dejado de ser para la mayoría de catalanes y resto de españoles el lugar de una célebre batalla entre Napoleón y las fuerzas angloprusianas, o una canción del grupo sueco Abba, para asociarse a Puigdemont. A escasa media hora en tren desde Bruselas, el ‘expresident’ fijó en esta localidad su residencia en febrero del 2018, después de unos primeros meses convulsos en la capital belga. Su vivienda, situada en una zona acomodada, se ha convertido en un lugar de peregrinación para buena parte del independentismo. 

Allí han acudido dirigentes políticos, entidades cívicas, periodistas, emisarios... Está por ver si en algún momento de aquí a tres meses, de la mano de las negociaciones de investidura, algún dirigente importante del PSOE se desplaza y se hace una foto para garantizar la investidura de Sánchez.