PERFIL

El exdiputado y asesor parlamentario que con el arte quiere emancipar tu conciencia

Marcelo Expósito, que fue diputado entre 2016 y 2019, es hoy asesor de Gloria Elizo, vicepresidenta tercera del Congreso, y además, un artista de vanguardia reconocido internacionalmente

Marcelo Expósito 2

Marcelo Expósito 2 / Foto de la web de Marcelo Expósito

Ángel Alonso Giménez

El voto de Marcelo Expósito propició el éxito de la moción de censura del 1 de junio de 2018. Era entonces diputado de Unidos Podemos y su “sí” se convirtió en el “sí” número 176. Mayoría absoluta. Cambio de gobierno. Adiós, Mariano Rajoy. Hola, Pedro Sánchez.

Expósito recuerda el día con orgullo desde su estudio en Roma, en donde reside actualmente gracias a una beca de la Academia de España. Está ultimando una obra sobre Nanni Balestrini, figura intelectual de primer orden en la Italia de los 60 y 70. “Comentarios sobre la violencia ilustrada” es el título provisional. Combinará fragmentos sonoros, creaciones audiovisuales y narrativa.  

En Balestrini ha encontrado un destello más sobre una luz que persigue y persigue: el entrecruzamiento de las vanguardias culturales y las militancias revolucionarias. A Expósito le interesa la confraternización entre violencia y política, y lo que brota tras la fusión. Lleva tiempo dando vueltas a la influencia de Mayo del 68. Cree que ahí vive el porqué del estado actual de la izquierda y la causa del fervor vigente de la extrema derecha.

La conexión con el Congreso de los Diputados se produce en la otra vida de Marcelo Expósito. Él mismo es su propia obra porque en él se hermanan la vanguardia cultural y la militancia política. Es asesor de la vicepresidenta tercera de la Cámara, Gloria Elizo, a quien ayuda a articular un discurso con identidad propia dentro del choque de voces que es hoy la izquierda española, y un artista con proyección internacional cuya búsqueda nunca cesa.

Antes fue diputado por Barcelona y secretario de la Mesa del Congreso, durante la legislatura XII en concreto, la que transitó desde 2016 a 2019. Una legislatura repleta de primeras veces, la más importante esa triunfal moción de censura del 1 de junio de 2018.

El salto institucional

Aquel día cerca del verano, Marcelo Expósito, artista-activista sociocultural nacido en Puertollano (Ciudad Real) en 1966, cumplió en gran medida el objetivo por el que viajó al Congreso: echar al gobierno “austeritario” (sic) del PP.

Cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA cómo empezó todo. “Hay una explicación, digamos, inmediata, y es el salto institucional tras el 15-M, tras ver a esa gran cantidad de gente que desde lugares diferentes, plazas indignadas, decidió que había que tomar las riendas de las políticas públicas, pues la crisis del neoliberalismo se estaba gestionando con más neoliberalismo y mano de hierro”, subraya. 

Él estuvo en las movilizaciones de Madrid y de Barcelona, y estuvo en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, así que pensándolo bien, resultaba lógico que antes del gran salto al Congreso, diera otro antes. 

“Entré en el proceso de construcción municipalista de Ada Colau e impulsé la constitución de Barcelona En Comù”, rememora. El éxito electoral de 2015 empujó a un sector al Ayuntamiento y a otro, a la organización de un movimiento político. Había que dar músculo, hueso, ideas, agenda. Expósito integró la primera dirección colegiada de “los comunes”. Se colocó, sin saberlo entonces, en el trampolín hacia Madrid.

Estamos en 2016. Era ya un artista reconocido. Su obra ha motivado exposiciones individuales en Barcelona, Ciudad de México y Turín; se ha mostrado en las bienales de Venecia, Berlín o Buenos Aires; y forma parte de las colecciones del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, del Reina Sofía de Madrid o del MUAC de la capital mexicana. También ha escrito “Walter Benjamin, productivista” y “Conversaciones con Manuel Borja-Villel". Su viaje parlamentario, y en concreto ese voto número 176, fue el germen fértil de “Discursos plebeyos”.

Cargado con una maleta de activismo cultural y político, conoció la gran institución del sistema: el Congreso de los Diputados. Lo conoció a fondo porque se convirtió en secretario de la Mesa, en donde se cuece todo lo que pasa dentro del centro de gravedad parlamentario. “Para mí fue muy natural”, incide, porque de alguna manera resultó la consecuencia de un recorrido vital. “Yo siempre he mirado a prácticas de orientación política articuladas en movimientos sociales”, añade. Estar en el órgano de gobierno de la Cámara redondea la trayectoria de uno de sus referentes cultural-políticos, Pere Portabella, que fue senador en la legislatura constituyente.

La "normalización del fascismo"

Poner palabras a su concepto artístico, a su apuesta, a su mirada y obra, no es fácil. “Va de buscar herramientas para que haya una sociedad más libre que experimente formas de vida emancipadas”. Su método no es la suma política+cultura. “Es el cruce de política y cultura”, expone.

En Nanni Balestrini (fundador del “Colectivo 63”, en el que también se enroló Umberto Eco, y de “Poder Obrero”, con el filósofo Toni Negri) encontró un camino estimulante. “Él formó parte tanto de las vanguardias radicales en lenguaje y pensamiento como de manifestaciones políticas radicales. En Italia, estas dos derivadas, en los años 60 y 70, fueron masivas, un 15-M multiplicado”, recalca Expósito.

Explorar a Balestrini gracias a la Academia de España en Roma es explorar la onda expansiva de Mayo del 68, cuya influencia es “enorme” para “las aspiraciones emancipatorias” de la sociedad actual. Lo argumenta así: “Nos cuesta enfrentarnos a la radicalidad de Mayo del 68. Nos cuesta incorporar a nuestra conciencia la importancia de las rupturas que produjo por las posiciones radicales que generó. Al mismo tiempo, hoy, se está normalizando el fascismo. Es un caldo de cultivo preocupante”.

Ahonda: “Si nos hiciéramos cargo de las radicalidades de Mayo del 68 (democracia obrera, democracia estudiantil, feminismo, enumera) en vez de pasarlas factura, algunas cosas, hoy, no se estarían naturalizando, por ejemplo, ciertos discursos y ciertos gobiernos”. Expósito recuerda a Silvio Berlusconi y cita a Giorgia Meloni. Que esté en Roma trabajando sobre Balestrini no es casual. Italia como presagio y preconfiguración.

Con "La Columna Durruti"

Durante el otoño de 2022 y primeros meses de 2023, Marcelo Expósito representó junto a Emilio García Wehbi y Maricel Álvarez (ambos forman “La Columna Durruti”) “Nocturno de Ulrike o el Sujeto Histórico”, sobre la peripecia vital e intelectual de Ulrike Meinhof, periodista, política y activista de la Alemania de los 60 y 70. Su final fue trágico.

Wehbi y él empiezan la obra caracterizados como payasos. Recrean una parodia al más puro estilo de los Hermanos Marx. Luego, mientras se van diluyendo el maquillaje y el disfraz, encadenan una serie de conferencias sobre Rosa Luxemburgo o la propia Ulrike. Alternan las disertaciones con la dramaturgia inmersiva de Álvarez, que se sumerge en el cerebro, en el corazón y en la obra de la activista alemana. 

Marcelo Expósito (izquierda) y Emilio García Wehbi (derecha), en un momento de la representación de "Nocturno de Ulrike"

Marcelo Expósito (izquierda) y Emilio García Wehbi (derecha), en un momento de la representación de "Nocturno de Ulrike" / Andrés Manrique (foto cedida por La Columna Durruti)

Expósito, de nuevo, cruza la militancia y el activismo con la política y con el arte de vanguardia (teatro, aquí) para contar las historias de Europa y de la lucha por la libertad y los derechos. Historias de violencia, también. Con “Nocturno” actuó en Cádiz, Madrid, Santiago de Chile y Buenos Aires.

Al estreno en Madrid, Sala Mirador, fue Gloria Elizo, la “jefa” de Expósito en la actualidad. Sin su llamada, Expósito estaría centrado única y exclusivamente en la exploración de los choques entre política y militancia, radicalidad y sistema, sociedad y cultura. Se conocieron en la legislatura XII porque ambos ocuparon puestos en la Mesa. Se admiraron y se admiran. Pero gracias a su llamada, Expósito volvió a la política institucional y al Congreso, en donde sigue.

Su vida es convivencia de arte y política. Rastrea la estela de Balestrini al mismo tiempo que impulsa la “institucionalidad desde la radicalidad democrática” que, a su juicio, encarna Elizo. Ayuda en sus discursos, en sus mensajes y en su agenda. Otra obra, quizá, del asesor y artista que aspira a liberar nuestras conciencias.