ELECCIONES EN CASTILLA Y LEÓN

División interna en el PP por los pactos con Vox y la España rural

Territorios como Madrid y otros dirigentes ponen en duda la apuesta de Génova con los localistas

Entienden que antes o después la única vía será Vox

En el equipo de Mañueco miran con molestia "las prisas" de la dirección nacional

El candidato del PP en Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco.

El candidato del PP en Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. / JM GARCÍA.

Paloma Esteban

Paloma Esteban

La mayoría débil del PP en Castilla y León y la gestión de los pactos para poder gobernar está generando división interna dentro del partido y son muchos los puntos de vista que en este momento confrontan entre sí. La dirección nacional tiene claro que su objetivo es evitar la dependencia de Vox. La estrategia de Génova siempre ha sido no compartir gobiernos con el partido de Santiago Abascal para llegar con las manos libres a las generales. Ahora también preocupa la siguiente cita electoral en Andalucía, donde para el PP es prioritario retener el gobierno. En el entorno del candidato castellanoleonés, Alfonso Fernández Mañueco, las cosas no se ven igual. 

Rechazan las “prisas” de la cúpula y que la única vía posible sea pactar con las candidaturas localistas (Soria ¡Ya! y Por Ávila, cuatro procuradores que servirían al PP a presentar una suma suficiente en la investidura para forzar a Vox a una abstención que ya rechaza de plano). Unión del Pueblo Leonés (desde ahora con tres representantes en las Cortes) ya votó en contra del pacto de Mañueco y Ciudadanos, por lo que los populares descartan la posibilidad de su apoyo. En el equipo del presidente de la Junta insisten en que “hablarán con todos los grupos” de mayor a menor. Primero irá el PSOE, pero después irá Vox. La “visión realista” en esa comunidad pasa por asumir que el partido ultra es la tercera fuerza política y que la estabilidad puede depender de ellos.

Y el equipo de Mañueco no está sólo en ese pensamiento. Hay otros territorios como Madrid que consideran la única opción un acuerdo con Vox. En el entorno de Isabel Díaz Ayuso, que ayer volvió a la carga dando por finalizada la tregua con Génova y exigiendo ya retomar los congresos regionales para hacerse con el poder del PP de Madrid, insisten en que las candidaturas de la España rural no tienen nada que ver con su partido. “Ni por aritmética, ni por afinidad ideológica”, aseguran, recalcando que son formaciones cercanas a la izquierda y que “de una u otra manera” el acuerdo al final tendrá que ser con Vox.

Los madrileños son plenamente conscientes de que el objetivo del adelanto de Mañueco era, como consiguió Ayuso, sumar más que la izquierda y tener fuerza suficiente para que una abstención de Vox fuera suficiente. Pero eso no ocurrió. Y a pesar de que Génova no ve que las elecciones castellanoleonesas hayan fortalecido a Ayuso, en la Puerta del Sol se reafirman en la dirección opuesta. Y, por eso, dan por hecho que el ruido interno no cesará. “Mañueco no consiguió igualar el éxito de la presidenta”, recalcan.

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/ Vídeo: Agencia ATLAS | Foto: EP

Hay otros dirigentes que también difieren de la estrategia de Génova sobre pactar lo antes posible con las plataformas de la España rural. Algunos dirigentes de Castilla y León temen “dar demasiado aire” a los localistas y quedarse sin opciones en esas provincias. En Soria, los representantes de la España vaciada superaron el 40% del voto (más que PP y PSOE juntos) haciéndose con tres procuradores. En León ocurrió lo mismo con UPL. “Podría ser la puntilla para nosotros en estos territorios. Y sería difícil defender la igualdad en las provincias que llevamos por bandera si empezamos a hacer concesiones”, reflexionan algunos cuadros poniendo como ejemplo el auge de Teruel Existe desde que pacta con el Gobierno nacional en el Congreso.

Soria ¡Ya! ha confirmado que concurrirá a las elecciones generales. Y no cierra la puerta a negociar la investidura de Mañueco a la espera de concretar un programa de legislatura, que tendría que contar con un calendario concreto y que también condiciona a la “compañía” que tenga, en clara referencia a Vox. La formación ultra espantaría posibles apoyos de las plataformas y es un detalle con el que también cuentan en la dirección nacional.

Con estas divergencias internas, el PP reúne este martes por la tarde a su comité ejecutivo nacional para analizar pormenorizadamente los resultados de las elecciones. Está prevista la intervención de Mañueco, García Egea y el propio Casado. Después habrá un turno en el que podrán comparecer otros dirigentes. 

Pero en el equipo de Mañueco reiteran la voluntad de iniciar negociaciones con todos los grupos “con calma” y “sin los nervios” que se perciben en otros sectores de su partido. Cuando tengan clara la situación y las exigencias de las formaciones decidirán el camino a elegir. Reconocen, al mismo tiempo, una cierta sorpresa ante la estrategia elegida por Vox. Después de decir toda la campaña electoral que las sillas en el gobierno no eran su prioridad y no confirmar si exigirían o no entrar en la gestión, Abascal aprovechó la noche electoral para lanzar un primer aviso: “Qué cara de vicepresidente se le está poniendo a Juan”, dijo mirando a su candidato.

Este lunes García-Gallardo reiteró la misma petición: “Tenemos derecho a integrar el próximo gobierno castellanoleonés”. No habló de consejerías concretas y puso el foco en las políticas, advirtiendo que exigirán derogar la ley de violencia de género y el decreto de 2018 que regula la memoria histórica en esta comunidad. En el PP de la región siempre contaron con que Vox no tenía especial interés en entrar al gobierno.

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/ Agencia ATLAS | Foto: EFE

Como publicó EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, la formación ultra sólo tenía claro que si era decisivo (tal y como ha ocurrido) pondría encima de la mesa un ‘acuerdo duro’ en programa e ideología. La entrada en el gobierno no estaba clara ni parecía prioritaria teniendo en cuenta que después vendrán elecciones en Andalucía, una cita que para Vox sí es clave. 

Territorios como Madrid, donde también conocen bien al partido de Abascal, coinciden en que “se puede hacer mucho daño” desde fuera de los ejecutivos. Pero ahora en el PP dan por hecho que Vox va a por todas: “Es difícil partir de una negociación con una posición tan fuerte, decidida a entrar en gobiernos, y después bajarte de esa idea. Los votantes no lo entenderán”, reconocen a este diario con cierta intriga.

Sea como sea, el PP se enfrenta a partir de este 13 de febrero a las conversaciones más difíciles que nunca ha mantenido con Vox y en el peor momento de la relación entre sus líderes: no hablan desde hace muchos meses. El partido ultra está en auge, tiene mucha fuerza en la comunidad autónoma y considera que ha de subir las expectativas para no caer en la irrelevancia como le sucedió en Madrid. En función de cómo gestionen los populares el pacto castellanoleonés se verá lo que pueda ocurrir en el futuro. Y también se verá influido el liderazgo de Pablo Casado, con una apuesta decidida a evitar a Vox que ya choca con distintos dirigentes territoriales.