ELECCIONES CLAVE EL 13-F

Vox exigirá un 'acuerdo duro' en Castilla y León ante la debilidad de Mañueco

Estudiará tras el 13-F los escenarios: entrar en el gobierno o cerrar un acuerdo programático

No se fía del PP y piensa en "fórmulas imaginativas" para forzar el cumplimiento de un futuro pacto

Santiago Abascal este domingo en Salamanca.

Santiago Abascal este domingo en Salamanca. / J.M. GARCÍA

Paloma Esteban

Paloma Esteban

A seis días de las elecciones en Castilla y León todas las encuestas señalan las dificultades del PP para alcanzar una mayoría holgada. La participación será clave, pero los populares llevan días asumiendo que fue un error subir tanto las expectativas con el adelanto electoral, equiparando la victoria de Isabel Díaz Ayuso a lo que podría conseguir Alfonso Fernández Mañueco.

En el entorno del presidente de la Junta se mantienen confiados, pero el abanico de opciones es demasiado amplio y los riesgos para el PP aumentan. Con independencia del número de procuradores que obtengan (en 2019 los populares se quedaron en 29 firmando el peor resultado de la historia), el objetivo sigue siendo sumar más que toda la izquierda para forzar a Vox a un acuerdo fácil, tal y como ocurrió en Madrid. Pero el partido de Santiago Abascal no contempla esa opción y, aunque decidirá en función del resultado del 13 de febrero, tiene claro que exigirá un ‘acuerdo duro’ a Mañueco para obligar al PP a cumplir con su programa.

“Lo de Madrid no se va a volver a repetir. No solo no va a haber apoyo gratis, sino que no nos fiamos del PP”, explican fuentes de la cúpula del partido ultra, que se plantean en estos momentos dos escenarios. El primero es el de un acuerdo programático e ideológico de fondo. En la dirección nacional aseguran que lo vivido en Andalucía o el Ayuntamiento de Madrid obligará a buscar “fórmulas imaginativas” que realmente hagan al PP firmar un compromiso.

Consideran que en esos dos territorios el acuerdo de legislatura con la coalición de populares y naranjas “se ha incumplido” y, por tanto, ponen en duda “la palabra del PP” e incluso “los acuerdos por escrito”. En ese sentido afirman que “necesitarán algo más” para asegurarse de que los pactos van en serio.

Sobre la entrada en el gobierno, Vox no aclara públicamente sus intenciones. En la dirección entienden que serán los resultados los que arrojen “el mandato” de los ciudadanos y, en base a cómo quede la correlación de fuerzas, verán si deben exigir formar parte de la gestión. La sensación generalizada dentro del partido es que formar parte del gobierno de Castilla y León no es una prioridad. Vox insiste en que “no tiene ninguna gana” de gobernar con el PP y su objetivo es terminar superando al partido de Pablo Casado. 

En todo caso, en el partido también reconocen que cuando llegue el momento de entrar en un gobierno de coalición y si el PP queda por delante, sí exigirán la vicepresidencia. No piensan sólo en consejerías. 

Para el 13-F el escenario del sorpaso —como sí ocurrió en Cataluña— es imposible. Y, por eso, reconocen que medirán sus movimientos a partir de la noche del domingo, pero no antes. Lo que haría inevitable una entrada en el gobierno sería superar las cifras previstas en las encuestas o que la debilidad del PP fuera todavía mayor, con los procuradores de Vox teniendo un peso muy relevante. 

En este momento, los sondeos publicados arrojan la suma de 41 diputados (mayoría absoluta) entre las dos formaciones con horquillas muy variadas. Las encuestas más pesimistas para el PP le dejan en entre los 31 o 33 procuradores, mientras que las más optimistas se mueven de los 34 a los 37 asientos en las Cortes castellanoleonesas. Como señalan veteranos del PP: “No es lo mismo tener 36 y Vox, 6 o 7; a que nos quedemos en 31 y Vox saque 10 o más”. 

Ese es el baile de escaños que puede cambiarlo todo. Fuentes de la dirección nacional de Vox sitúan como opción más plausible un resultado de entre diez y doce procuradores. Hasta ahora, contaban con obtener representación en todas las provincias menos en Soria. Y, en algunas como Valladolid, Burgos, Salamanca o León, cuentan con poder sacar dos representantes. En todo caso y a pesar del crecimiento que registrarán (parten de un solo procurador), en la cúpula aseguran que Castilla y León no es un territorio especialmente fácil, con la mirada puesta en Andalucía.

Las próximas elecciones autonómicas son también clave y para los de Abascal, la otra cara de la moneda de esta convocatoria. Porque en ese territorio, sostienen, tienen puestas muchas esperanzas. Y aunque siguen sin confirmar como candidata a Macarena Olona, la diputada es una pieza esencial del partido y sí tiene un perfil para entrar en el futuro gobierno. Según los datos internos que manejan en Vox, la formación podría superar al PP en muchas provincias, como ya sucedió en las últimas generales. Los populares consideran “totalmente consolidado a Juanma Moreno”, pero su rival por la derecha considera que en las próximas elecciones se hará visible su pujanza.

Lo que el partido tiene claro es que el gran objetivo está en las generales. Aunque el PP ha liderado durante meses las encuestas a nivel nacional (ahora está más cerca de un empate técnico con el PSOE), Vox no termina de desinflarse o bajar en ningún sondeo. Y el líder ultra cree que los “bandazos”, las “inseguridades” y el conflicto interno con Ayuso terminarán pasando factura a Casado