SESIÓN DE CONTROL

El PSOE arranca 20 minutos de campaña electoral al Congreso con éxito dudoso

Cuatro preguntas de dos minutos y medio cada una y cuatro respuestas de igual duración han provocado una bronca en el Congreso porque han sumergido al Parlamento en las elecciones de Castilla y León

Ha pasado desapercibido el "papelón" de Yolanda Díaz a un día de que se vote el decreto de la reforma laboral, para lo que las cuentas siguen muy, muy justas

El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, en pleno del Congreso de los Diputados el miércoles 2 de febrero de 2022.

El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, en pleno del Congreso de los Diputados el miércoles 2 de febrero de 2022. / EFE/ Chema Moya

Ángel Alonso Giménez

Puestos a transformar la sesión de control del Congreso al Gobierno en un mitin electoral, conviene hacer las cosas bien. Preparar un discurso que ataque al adversario político y que, a la vez, realce los logros del partido propio es la primera regla del manual. Después, elegir bien a los actores: diputados que sean capaces de enfatizar con retórica encendida lo malo del otro y lo bueno del compañero (si es el jefe ya ni hablamos); y ministros con oratoria carismática que puedan convencer a quien duda o sujetar con entusiasmo la afinidad de quien no duda nada. Por último, hay que seleccionar con tino el escenario.

El PSOE, este miércoles, ha hecho bien lo primero, pero no ha estado muy hábil en lo segundo ni tampoco en lo tercero. A ver: si se trata de llevar al Parlamento el furor electoral quizá no sea José Luis Escrivá la persona adecuada. Y si se trata de agitar el ambiente para acercar a Luis Tudanca a la victoria y arruinar a Alfonso Fernández Mañueco, pues el Congreso quizá no sea el lugar idóneo, entre otras razones porque nada indica, por ahora, que los índices de audiencia de las sesiones de control de los miércoles superen a Ferreras en Al Rojo Vivo.

Vayamos al problema. Este miércoles, el Gobierno y el Partido Socialista han incluido cuatro preguntas de cuatro de sus diputados a cuatro de sus ministros. Preguntas que eran las siguientes:

  1. ¿Cuáles son las medidas previstas para frenar y reducir los procesos de despoblación en Castilla y León?
  2. ¿Cuál es la inversión prevista del Ministerio de Educación y Formación Profesional para Castilla y León en el año 2022 y a qué programas está destinada?
  3. ¿Cuál es la cantidad de inversiones y proyectos en la Comunidad Autónoma de Castilla y León financiados con cargo a los Fondos Europeos
  4. ¿Qué valoración hace el Gobierno de las medidas de la nueva Ley de pensiones y su impacto en la población de Castilla y León?

Por si algún lector o lectora ha llegado hasta aquí y sigue despistado, un dato clave: el 13 de febrero habrá elecciones en Castilla y León y el PSOE necesita todos los empujones que sean necesarios para vencer a la demoscopia. Las empresas que hacen encuestas sin parar pronostican la victoria incontestable del PP de Mañueco, si bien con tendencia a la baja, mientras que el CIS, con más de 7.000 entrevistas, colocó a los socialistas de Tudanca en el primer puesto hace una semana.

La Mesa del Congreso, la Junta de Portavoces y el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas, quien, además de su cargo, ejerce otros en el PSOE de Madrid, son los que definen el listado de las preguntas que llegan a las sesiones de control. Las cuatro citadas, que han formulado diputados castellanoleoneses, están muy meditadas porque abordan cuestiones esenciales de la idiosincrasia de una comunidad que sufre éxodo de población, dispersión territorial, problemas de financiación y envejecimiento demográfico. Las preguntas, no es casualidad, han versado sobre despoblación, educación, fondos europeos y pensiones. El tufillo a campaña era notorio.

El enfado del PP

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no ha estado en el hemiciclo porque se encuentra de viaje oficial en Dubai con motivo de la celebración del Día de España en la Exposición Universal. Era el regreso de las sesiones de control al calendario después del parón de enero. Siempre que se reanudan estos formatos, la expectación es alta. Sin el "jefe", la cosa pierde gracia, pero no toda.

La polémica política la ha provocado el Partido Socialista por la inclusión de esas cuatro preguntas, que en jerga parlamentaria se conocen como "preguntas florero". La práctica no es nueva; la han hecho todos los grupos que han dado sustento a los gobiernos. Vamos, que antaño lo hicieron PP y PSOE

Sin embargo, desde hace tiempo no había preguntas así. Renunciar a ellas se entiende como un ejercicio de cortesía del partido con mayoría en la Cámara, pues así la oposición dispone de más tiempo para buscar las cosquillas al Ejecutivo. En una época de fragmentación máxima como la actual, es sin duda un gesto.

El PSOE ha rescatado las preguntas florero con la campaña electoral de Castilla y León ya iniciada, lo cual delata una evidente intención política, y de paso, aunque esto no es tan flagrante, una paradoja. El Congreso ha suspendido casi toda su actividad de la semana que viene, la última de campaña electoral, porque es tradición que el Parlamento duerma antes de unos comicios con el objetivo de evitar interferencias.

Pero si lo de este miércoles no han sido interferencias, uno no sabe ya...

José Luis Aceves, diputado socialista por Segovia, ha sido el primero en intervenir. Su pregunta se ha dirigido a Teresa Ribera, quien no se caracteriza por ser una brillante mitinera, pero en el Congreso ha mostrado que quizá no se le dé tan mal. El problema es que Aceves ha empezado con diatribas al PP y a la Junta de Castilla y León y la bancada popular se ha puesto de uñas. Le han interrumpido tanto que los dos minutos y medio que quería aprovechar para criticar a Mañueco se le han colado por el desagüe. Al final, ni ha formulado la pregunta. Ribera ha cumplido su papel, pese a todo.

La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, se ha enfadado, tal era el alboroto, y ha pedido respeto al interviniente. "Respeto a la sesión de control", ha gritado furioso un diputado desde la bancada del PP (este cronista no ha podido identificarlo).

A continuación, desde Palencia, Mari Luz Martínez Seijo, quien ha sacudido al Gobierno de Mañueco por la desigualdad educativa de la autonomía, y a la vez, ha defendido la gestión de Pedro Sánchez por las nuevas leyes educativa y de Formación Profesional. La ministra del ramo, Pilar Alegría, de pedigrí socialista, ha respondido al envite como se esperaba: destacando los logros del Ejecutivo de coalición. Mientras, la bancada del PP, indignada.

David Serrada, procedente de Salamanca, ha seguido el mismo patrón ya ha permitido al ministro de Presidencia, Félix Bolaños, sacar su lado "hardcore": "Dejen de bailar con bulos", ha dicho a los populares, en alusión a su campaña contra Sánchez por el reparto de los fondos UE. El diputado por Ávila, Manuel Arribas, ha alabado las medidas a favor de las pensiones y la verdad es que ha sido encomiable su esfuerzo por dejar en bandeja a Escrivá su entusiasmo, pero sin suerte. Para entonces, en la bancada del PP, quedaban unos pocos, pero ya hablando entre ellos, pasando.

Las lecturas de Luis Planas

El Gobierno, en su relación con el Congreso, se está especializando en ardides. Son lícitos, pero tensan el ambiente. Este martes salió respaldado el decreto de las mascarillas porque contenía la revalorización de las pensiones. Este miércoles ha logrado que 20 de los 105 minutos que ha durado la fase más trepidante de la sesión de control, las preguntas orales, viajen a Castilla y León.

La controversia ha relegado a un segundo plano al personaje político del día. Yolanda Díaz está a 24 horas de vivir su momento más importante desde que se metió en política. El Congreso seguramente convalide el decreto de la reforma laboral, pero aún no se sabe qué partidos lo permitirán. El PNV sigue diciendo que no lo apoya, pero veremos, que los nacionalistas vascos son expertos ilusionistas: dan a entender una cosa y luego votan otra. El PDeCAT está calladito, calladito, masticando el relumbrón mediático. UPN, ídem.

El duelo de Díaz con Teodoro García Egea ha quedado descafeinado a pesar de los diez datos sobre empleo bien memorizados que ha lanzado la ministra. Más rockera ha sido la contienda dialéctica con Macarena Olona, quien es capaz de pronunciar cosas así: "Usted lo más cerca que ha estado del campo ha sido en la cola del supermercado". Díaz y la diputada de Vox han discutido sobre el marco laboral del sector primario.

Te puedes reír si sigue la sesión de control (es un comentario serio). El ministro de Agricultura, Luis Planas, ha afeado a una diputada del PP no haberse leído "las 4.496 páginas" del Plan Estratégico de España sobre la PAC. Madre mía. Eso sí que es inquina política y querer poco a alguien. La interpelada, Milagros Marcos, si llega a decir "sí", le hacen la ola, pero ha evitado responder.

Es habitual, la verdad, que los ministros eludan contestaciones claras. El diputado cántabro José María Mazón, del PRC, diputado discreto donde los haya, trabajador incansable, ha resumido esa sensación con su elegancia habitual: "Tomo nota de su respuesta, bastante insatisfactoria".