Opinión | MUJERES

Los regalos de la edad

La psicóloga Anna Freixas desmonta las creencias limitantes sobre la menopausia

Consejos de la especialista para sobrellevar mejor la menopausia

Consejos de la especialista para sobrellevar mejor la menopausia / Freepik

La psicóloga catalana Anna Freixas, profesora universitaria jubilada, feminista y escritora, lleva más de una década indagando en el impacto que la vejez tiene en las mujeres. En su libro 'Yo vieja. Apuntes de supervivencia para seres libres', publicado en 2021 por la editorial Capitán Swing, desmontaba mitos y denunciaba prejuicios, sostenía que las viejas, con su disponibilidad, sus pensiones y sus viviendas, estaban sosteniendo el mundo y que habían ayudado a sus hijos y sus nietos, con sus cuidados, a remontar la crisis económica de 2008. Ahora vuelve a la carga, con un nuevo libro, 'Nuestra menopausia. Una versión no oficial', también editado por Capitán Swing, en el que cuestiona los estereotipos limitantes de una etapa vital cada vez más larga y pone el foco en sus aspectos más benéficos, incluso liberadores, sin obviar sus inconvenientes.

Freixas, que con sus investigaciones y reflexiones se ha erigido en toda una autoridad en gerontología feminista, repara en que hasta hace algunos pocos años nadie hablaba ni informaba a las mujeres de lo positivo que podía traer consigo la menopausia. El discurso en torno a ese asunto estaba cargado de dramatismo y equiparaba la desaparición de la menstruación con la extinción de la feminidad.

Sin embargo, el final de la etapa reproductiva puede iniciar un periodo especialmente placentero en la vida de las mujeres, según ha observado Freixas, en el que, más experimentadas, más liberadas y sin vaivenes hormonales, sienten que su salud mejora, se estabiliza, están más descansadas y tienen más energía, y su ánimo se renueva.

Ese nuevo estado no solo tiene que ver con la menopausia y los cambios biológicos que experimentan los cuerpos femeninos. Freixas lo atribuye a cierto crecimiento psicológico, propiciado por el hecho de que a esas alturas las mujeres ya no están tan pendientes de los demás y pueden volcarse en su propio cuidado. Si su situación laboral y económica es medianamente confortable y han sabido tejer una red de apoyo a lo largo de su vida, esta puede ser una de las etapas más felices de una mujer.

Desaparecen las incomodidades menstruales, los dolores, los cambios de ánimo, incluso el considerable gasto en productos de higiene femenina. El cuerpo cambia, se tiende a engordar, aparecen las arrugas, pero ese proceso está ligado al envejecimiento y afecta a los varones igualmente, o más –la calvicie atenaza a muchos varones a esas edades e incluso antes–.

Anna Freixas asegura que es pasados los 50 cuando muchas mujeres se reconcilian, por fin, con sus cuerpos y dejan atrás décadas de autocastigo, de dietas y ejercicio extenuantes. Incluso las relaciones sexuales se vuelven más espontáneas, sin la preocupación de la contracepción.

Por supuesto que hay mujeres que tienen que atravesar un mar de incomodidades, sofocos, insomnio y alteraciones del ánimo, hasta alcanzar la paz en la menopausia. Freixas recuerda, y lo puede hacer desde su propia experiencia, que es algo pasajero, que no hay que dudar en acudir a la medicina para sobrellevarlo ni, mucho menos, avergonzarse. Es más, ella invita a celebrar la entrada en un nuevo ciclo vital, porque queda mucha vida por delante tras la menopausia y promete que puede ser muy brillante.