Opinión | Más allá del Negrón

Barbón saca los pies del tiesto

Los incumplimientos del Ministro colman la paciencia de los asturianos y de su presidente

Barbón saca los pies del tiesto

Barbón saca los pies del tiesto / LNE

El ministro Puente no hace honor a su apellido. Si lo que se espera de un político del Gobierno central es que tienda puentes, no sólo con los adversarios –eso ya es una quimera–, sino con las diversas administraciones, lo que hasta ahora ha hecho el responsable de Transportes y Movilidad Sostenible –movilidad de la que Asturias debe de estar excluida– es dinamitar hasta las pasarelas.

Incluso hay quien dice que Pedro Sánchez se llevó a Óscar Puente de Valladolid –donde ya había dado muestras de su maestría en el trazo grueso– a Madrid precisamente por eso, por su carácter pendenciero. De hecho, le hizo debutar en las Cortes enfrentándose con toda su artillería dialéctica a Feijóo en su fallida investidura. Ahí se ganó su ministerio y se convirtió en el mamporrero oficial del presidente.

Es decir, que la cartera ministerial no se la ha ganado como experto en Transportes y Movilidad Sostenible –podría haber sido cualquier otra–, sino por su fidelidad al sector sanchista dentro del PSOE. Era de esperar que Puente irritara a la oposición y a la prensa díscola, que para eso fue designado, no para arreglar las comunicaciones en España. Lo que ya no era de esperar es que acabara irritando a uno de los tres presidentes regionales –probablemente el más fiel– que le quedan a su partido.

Adrián Barbón llevaba tiempo enfrentándose a una difícil papeleta, haciendo equilibrios en la cuerda floja para defender a la vez los intereses de Asturias y los del Gobierno central, que en buena lógica no debieran ser incompatibles. Hay que reconocer que lo había logrado, pero ha tenido que llegar Óscar Puente, con su carácter diplomático de elefante en cacharrería, para romper ese delicado equilibrio.

La acumulación de promesas incumplidas, de compromisos quebrantados, de plazos sobrepasados, de cuentas pendientes con el Principado por parte del ministro, en apenas cuatro meses, ha acabado por sacar a Barbón de sus casillas. "Yo no me caso con nadie, solo con Asturias", proclamó. "El tiempo de las palabras pasó. El tiempo de las declaraciones políticas finalizó. Es el tiempo en el que hay que aplicar hechos –remachó en alusión a los incumplimientos del ministerio de Puente–. Y, por tanto, lo que vamos a pedir en todos los proyectos es planificaciones realistas, compromisos claros de financiación y datos concretos".

La cosa no quedó ahí. Incluso cuando hace unos días se anunciaba la buena noticia de la inminente puesta a la venta de los billetes para los AVE verdaderos, la reacción del Gobierno de Barbón no ha podido ser más gélida. "Somos escépticos con todo lo que venga del Ministerio", "hasta que no lo veamos…", "el Ministerio debe cumplir con Asturias para que volvamos a confiar en él". Son palabras del consejero de Hacienda y portavoz del Principado, Guillermo Peláez, que no disimulan la decepción con el departamento de Puente.

El ministro se ha confundido con las prioridades de su departamento. No son ni estar al acecho de los avatares del novio de Ayuso, ni los listados de periodistas díscolos, ni ser el más rápido en contestar a cualquier boutade del PP, ni en defender la amnistía para los condenados por el procés, actividades todas ellas mucho más entretenidas que el pesado trabajo propio de su cartera. Esas actividades, si acaso, serán las prioridades del PSOE, del que él solo es el secretario general de Valladolid. Las de su ministerio son –lo dice bien claro en sus tarjetas– los Transportes y la Movilidad Sostenible en todas las comunidades autónomas, incluida el Principado de Asturias.