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¿Sin Estados Unidos?

El 73% de los estadounidenses creen que Biden es demasiado viejo para ser presidente y solo el 42% opina lo mismo del aislacionista Trump que, a los 77, es solo cuatro años menor

Biden y Trump se llevan el Supermartes.

Biden y Trump se llevan el Supermartes. / EP

Hoy quizás debería recalcar las escasas explicaciones de Francina Armengol. Tan insuficientes que añaden más inquietud al caso Koldo-Ábalos. Tampoco se ha analizado la 'torpeza' de que García Castellón -y el Supremo- imputen precisamente ahora por terrorismo a Puigdemont por hechos de 2019. ¿Durante cinco años no se ha inculpado por desidia a un presunto terrorista? Pero lo más preocupante es que, tras el Supermartes americano, Europa, y el mundo, se pueden quedar sin Estados Unidos.

No hace falta ser proamericano para constatar que, sin su entrada en la guerra mundial, la Alemania de Hitler habría ganado. Y que luego Stalin, con la ayuda del PCF, habría tomado París. Como Praga. Se juzgue como se juzgue la guerra de Vietnam, o el golpe contra Allende, sin la OTAN el mundo habría sido otro. Y ahora Europa se puede quedar sin la protección americana. Putin da más miedo que Stalin, hasta el punto de que Suecia y Finlandia -que en la guerra fría no quisieron entrar en la Alianza Atlántica- han optado por romper su larga tradición neutralista. Y la victoria de Trump el Supermartes -y la debilidad de fondo de Biden- pueden hacer que América vuelva al aislacionismo y deje de ser un referente. Trump es un populista nacionalista, fascinado por el autoritarismo de Putin y muy alejado de la tradición de la democracia americana.

Tras el Supermartes está claro que Trump será candidato pues Nikki Haley, que le plantaba cara desde el conservadurismo republicano, ha tirado la toalla. Y Biden será el candidato demócrata. No se puede dar por perdida una batalla antes de tiempo, pero hoy las encuestas dicen que Trump ganaría (48 a 43%). Y lo peor es que Biden, que no ha sido un mal presidente, tiene según Gallup una aprobación de solo el 38% contra el 59%. Su política exterior solo tiene el respaldo del 33% (contra el 62%) y la económica, del 36% (contra el 61%). Y ello pese a que el PIB americano crece (más que el europeo) y el paro está en mínimos. ¿Por qué, pues, la debilidad del candidato demócrata?

Quizás porque la inflación ha sido tan alta que ha erosionado el nivel de vida de la clase media y la Reserva Federal ha subido los tipos de interés al máximo en 22 años (5,5%). Y a que su actitud ante la inmigración, tachada de permisiva, es censurada por el 67% de los americanos y apoyada solo por el 28%. ¿La reacción contra la inmigración y contra el ala 'progre' de los demócratas?

Más decisivo puede ser que, según una encuesta de 'The New York Times', el 73% de los americanos crean que Biden (81 años) es demasiado viejo para ser presidente mientras que solo algo más de la mitad (42%) creen lo mismo de Trump, pese a que (77 años) es solo cuatro años menor.

¿Tiene más credibilidad un contumaz reaccionario, que intentó un golpe para no admitir su derrota y que inquieta a los republicanos moderados y a gran parte del mundo empresarial (la fuerza de Haley), que un demócrata centrista que ha gobernado con gente competente la economía (la premio Nobel Janet Yellen) y que ha plantado cara a Putin, pero que confunde nombres y fechas?

La América que sorprendió con Kennedy, Reagan y Obama tiene hoy poca capacidad de renovación y es la primera vez que los dos candidatos a presidente tienen una edad tan avanzada. ¿La insatisfacción con el sistema americano (66% hoy contra 30% en 2004, según Gallup) y el miedo al futuro pueden hacer que el electorado esconda la cabeza bajo el ala como los avestruces? ¿Pasa algo similar en Europa, con el auge de la extrema derecha en Francia y Alemania, que todavía no gana elecciones, aunque sí en Italia, donde Meloni por el momento se adapta?

En el mundo que viene -aunque al final no gane Trump- Europa tendrá que gastar más en defensa para que Putin no se extralimite y evitar así la guerra. Europa, con protección americana y pese a la crisis, ha logrado mantener -aunque no sin dificultades- su Estado del bienestar. En los próximos años, con más gasto militar, la asignatura será más dura de cuadrar. Y para ello la limitada pero habitual conllevancia entre conservadores y socialdemócratas será más imprescindible que nunca.

En España, Sánchez y Feijóo ni se enteran. Su único objetivo es mantener o conquistar la Moncloa. Sin consenso… como el cielo que prometía Iglesias.