El Thyssen, al rescate

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza se trae entre manos desde hace unos meses, en una colaboración con el Bellas Artes de Valencia, una exposición dedicada a la pintora figurativa Rosario de Velasco (Madrid, 1904-Barcelona, 1991). Algunas obras muy significativas de la artista estaban en paradero desconocido y el Thyssen utilizó sus recursos y su influencia para lanzar un llamamiento ciudadano e intentar localizarlas. Así supo de medio centenar de cuadros, que se guardaban en colecciones privadas y en museos. Muchos de ellos se podrán contemplar dentro de unos meses en sus salas, en una muestra con la que quiere reivindicar el talento de Rosario de Velasco. Se inaugurará en junio, el día 18. 

Opinión MUJERESElena Fernández-Pello

Más dura que los golpes

Toya Viudes de Velasco, la sobrina nieta de la artista, ha tenido mucho que ver en ello. Ella es la comisaria de la exposición, junto con el gestor cultural Miguel Lusarreta, y fue quien primero que alzó la voz, en las redes sociales, intentando reunir las obras de su tía abuela. Toya Viudes creció con uno de esos grandes cuadros de Rosario, "Las lavanderas", colgado en el hogar familiar y de niña solía preguntar en casa por aquella señora de la familia que pintaba tan bien. 

Esa curiosidad infantil se mantuvo y se ha concretado en la exposición que prepara el Thyssen, con una treintena de cuadros, realizados por Rosario de Velasco entre los años 30 y 40 del siglo XX, y con un apartado dedicado a su faceta de ilustradora gráfica. 

Un cuadro de Pissarro robado por los nazis pertenece al Museo Thyssen

Rosario de Velasco siempre ha ocupado un pequeño lugar en la historia del arte, aunque quizá merezca más. Su "Adán y Eva" se expone en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Con el ganó en 1932 la segunda medalla de pintura en la Exposición Nacional de Bellas Artes. El Centro Pompidou, en París, tiene en su colección de arte español dos de sus obras, el óleo "Carnaval" y un dibujo de una Virgen con el Niño. El Bellas Artes de Valencia tiene en su colección otro de sus cuadros, "La matanza de los inocentes", de 1936. 

Sus descendientes cuentan que nunca dejó de pintar, aunque a partir de la Guerra Civil vivió más recluida, más dedicada a lo doméstico y menos a la vida social. Se llevó algún susto de joven, por sus simpatías hacia la Falange, incluso tuvo un breve paso por prisión, y quizás prefirió llevar una existencia más retirada y evitarse problemas. Los tiempos que vinieron luego tampoco eran muy propicios para las mujeres con inquietudes artísticas. 

La obra de Rosario de Velasco es interesante, bella, original. De haber nacido hombre ni su pasado político ni sus compromisos familiares le hubieran pasado factura.