Opinión | EL LÁPIZ DE LA LUNA

La cuota

En las dos últimas series que he intentado ver y que he dejado a medias, aparecía la cuota de las personas que sufren un trastorno mental

En la serie 'This is us' aparece un personaje Randall Pearson, con trastornos en su salud mental

En la serie 'This is us' aparece un personaje Randall Pearson, con trastornos en su salud mental / EPE

Mis amigas, a menudo, hablan de las series que están viendo. En ocasiones el chat de grupo se llena de sinopsis, de recomendaciones y de algún que otro spoiler. Y luego está mi silencio, al que empiezan a acostumbrarse, no sé si por hastío o porque ya no notan la ausencia de mis opiniones. Alguna, probablemente tras leer este artículo, pondrá en el chat algo así como «que sepas que es por hastío» y me divertiré con su respuesta. Mis amigas dicen que leo demasiado y que me estoy perdiendo la vida. No sé si la vida puede resumirse en diez temporadas de ocho capítulos de cuarenta minutos cada uno, pero no seré yo quien les rebata ese argumento, no quiero quedarme sin amigas.

Sí, prefiero un buen libro antes que la tele. No tiene nada que ver con un rollo intelectual ni mucho menos. Puedo ser muchas cosas, pero no pedante. En mi defensa diré que también me gustan mucho las series, aunque no aquellas que me enfadan. Y ahí está el motivo de este artículo, últimamente las series me enfadan.

Seguro que en más de una ocasión han oído hablar de la cuota, un tipo de discriminación positiva que consiste en que, en un partido político, en una empresa, en las series o en las películas haya un porcentaje mínimo de personas de un colectivo que ha sido históricamente discriminado o degradado. Volviendo al tema del cine de la pequeña o de la gran pantalla, desde hace un tiempo siempre aparecen mujeres con papeles que las empoderan, por ejemplo, como inspectoras de policía que beben y follan como siempre nos han mostrado que lo hacen los hombres (aquí cada cual entiende eso del empoderamiento como le viene en gana), además de negros y miembros del colectivo LGTBIQ. Y es maravilloso que todas las personas, independientemente de su género, raza o condición sexual tenga su hueco en el mundo con dignidad. Faltaría más.

A todo esto, se ha añadido un grupo más: las personas con enfermedades mentales. En las dos últimas series que he intentado ver y que he dejado a medias, aparecía la cuota de las personas que sufren un trastorno mental. Lo que me cabreó mucho fue que las dolencias estaban mal diagnosticadas. Para empezar, ¿es necesario dar los criterios diagnósticos de un trastorno en la serie? Y de hacerlo, ¿no creen los guionistas que, como mínimo, deberían leerse el DMS-V (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) o contar con el apoyo de profesionales de la salud mental? No todo vale. No se puede cubrir la cuota a costa de faltarles al respeto a las personas que sufren un padecimiento de este tipo.

Cuando escribo algún artículo sobre psicología siempre pienso en el lector. Yo no sé qué situación está viviendo usted que lee esto ahora y quizá lo que escriba, si no lo hago con rigor, pueda confundirlo o asustarlo"

Cuando escribo algún artículo sobre psicología siempre pienso en el lector. Yo no sé qué situación está viviendo usted que lee esto ahora y quizá lo que escriba, si no lo hago con rigor, pueda confundirlo o asustarlo. Ya saben que vivimos en la era de los diagnósticos y los autodiagnósticos. En más de una ocasión he escuchado a personas decir «Fulanito tiene tal o cual trastorno» sin tener ni idea de si es o no así. Seguro que usted también tiene un amigo, un compañero de trabajo o incluso lo hace usted mismo, que va dictaminando la conducta de los demás y poniéndole nombre y apellidos a lo que cree que puede sucederle. En resumen, estigmatizando.

Por eso no veo series, porque si ahora tengo que aguantar la cuota de la salud mental bajo la excusa barata de que son un grupo de personas excluidas, como mínimo que lo hagan con profesionalidad. Cubrir la dichosa asignación no debe consistir en que aparezca un personaje con cierto trastorno, decir cuál es y pasar a otra escena. No, coño, si de verdad quieren que esas personas dejen de estar rechazadas por la sociedad, además de hacer el papel de alguien que sufre la enfermedad, da soluciones, trátalo con cariño y busca fórmulas de insertarlo en la sociedad, eso sería cubrir la cuota, no la porquería que he visto en las últimas series que han querido ser progres tratando un tema tan delicado. ¿Entienden ahora por qué elijo leer? Ya sabía yo que si escribía sobre este tema acabaría enfadada.