COMPORTAMIENTO

Quién es Robert Sapolsky, el prestigioso científico que no cree en tu libertad de decidir

El profesor de Ciencias Biológicas y Neurología en la Universidad de Stanford e investigador asociado en el Museo Nacional de Kenia ha dedicado su carrera como investigador a estudiar por qué hacemos lo que hacemos

El neurocientífico y divulgador Robert Sapolsky, autor 'Decidido. Una ciencia de la vida sin libre albedrío' (Capitán Swing).

El neurocientífico y divulgador Robert Sapolsky, autor 'Decidido. Una ciencia de la vida sin libre albedrío' (Capitán Swing). / Christopher Michel

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

"El problema de la meritocracia es que atribuimos una superioridad moral a quien consigue ser realmente bueno en algo". Lo explica Robert Sapolsky (Nueva York, EE.UU., 1957), uno de los más importantes científicos del comportamiento humano del mundo. Su más reciente libro, Decidido. Una ciencia de la vida sin libre albedrío (publicado en España por Capitán Swing), es un tratado científico dedicado a desmontar la libertad de acción. En el libro recopila los estudios científicos más relevantes en relación a la neurociencia, y desgrana sus resultados para concluir que todas las decisiones que tomas a lo largo del día (desde la más nimia, como qué desayunar, hasta las más relevantes, como apretar el gatillo y matar a otro ser humano) no las tomas tú realmente, sino que están marcadas por la biología (básicamente cómo se conformó tu cerebro y cómo se comportan las hormonas), el ambiente en el que interactúas (cuestiones como si tienes hambre o no en el momento de tomar la decisión, o estás cansado o estresado, etc), y la infancia y educación que tuviste. "Cuando revisas la evidencia científica no te queda espacio para pensar que existe el libre albedrío", explicaba a este periódico hace unos días.

¿Quién es Robert Sapolsky?

Nacido en Brooklyn, Sapolsky es hijo de una pareja de judíos que llegaron a Nueva York procedentes de la Unión Soviética. Estudió Biología y Antropología en Harvard y después se doctoró en Neuroendocrinología en la Universidad de Rockefeller en Nueva York. Lleva 30 años estudiando al mismo grupo de primates salvajes durante nueve horas diarias a lo largo de cuatro meses del año en Kenia, una investigación que pretende identificar las fuentes de estrés en su entorno y la relación entre la personalidad de los individuos y los patrones de enfermedades que les provoca el estrés ambiental y social.

Después de un par de décadas dedicado a este estudio, decidió ampliar su ámbito de trabajo a los humanos. De acuerdo a sus propias palabras, hace 50 años que llegó a la conclusión (a partir de la evidencia científica) de que nadie es dueño de sus decisiones, sino que es la biología (que no podemos controlar) en interacción con el entorno (que no podemos controlar) lo que hace que el cerebro actúe como lo hace. Y hasta ahora, explica, ningún estudio científico ha podido refutar esto y demostrar que somos nosotros quienes dirigimos nuestra vida.

Ahora, después de siete libros dedicados al estudio del comportamiento, este científico admite que tiene que decidirse: "tengo que concluir si quiero acometer otro proyecto de estas dimensiones en la vida, porque admito que después de siete libros dedicados a esta materia no sé si voy a poder tener una idea original en mi cebrero en los próximos doce meses. Mi mente está completamente en blanco en este momento, pero asumo que algo interesante aparecerá en el camino", reflexiona.

El científico Robert Sapolsky, investigador en el ámbito del comportamiento humano.

El científico Robert Sapolsky, investigador en el ámbito del comportamiento humano. / Christopher Michel

Antes de Decidido, Compórtate

La conclusión principal de no tener poder de decisión es que no tienes la culpa de tomar decisiones equivocadas, ni méritos por tomar las adecuadas. Esta es la base de su libro Compórtate. La biología que hay detrás de nuestros mejores y peores comportamientos (Capitán Swing, 2018) precedente a su nuevo libro. "Básicamente explico de dónde viene el comportamiento social humano, que viene de lo que ocurrió en tu cerebro hace un segundo, en tus hormonas hace una hora, y en tus genes desde que te conformaste como persona", explica el autor. Este libro, que tuvo una importante difusión internacional, fue elegido el mejor libro de ciencia por The New York Times, The Washington Post y The Wall Street Journal en 2017, año de su publicación en EE UU.

Pero aceptarlo, sostiene el autor, desmontaría el sistema social actual, basado en la meritocracia y la responsabilidad individual. La sociedad sería más justa y podría proteger mejor a los más desfavorecidos, sí, pero no es algo que el autor confíe en que vaya a ocurrir en poco tiempo, pese a que los descubrimientos en neurociencia van a una velocidad de vértigo en la actualidad."Yo, que pienso así desde hace 50 años, el 99% del tiempo, sin embargo, no puedo funcionar con ese pensamiento. Así que ciertamente no espero que muchas personas sean capaces de llegar a esta conclusión de golpe".

El funcionamiento del cerebro

En Decidido, Sapolsky desgrana el funcionamiento del cerebro y explica principalmente que a medida que avanzan los descubrimientos científicos en relación a esto, se profundiza en esta idea de que no tomamos las decisiones libremente. Entre otras cuestiones, dedica una buena parte del libro a desgranar las diferentes partes de este órgano y explicar qué parte hace cada una y cómo la que se dedica a regular los comportamientos impulsivos y violentos no se terminan de formar hasta el final de la adolescencia y que no es, por tanto, hasta que se han cumplido los 20 años, que una persona termina de hacerse y deja de estar tan expuesta a lo que ocurre en su entorno (al que nunca dejará de estar expuesto, en cualquier caso).

Algunos de los ejemplos que examina en su libro tienen que ver con cómo el cerebro cambia y se moldea a partir de experiencias de maltrato, trauma o estrés crónico, a cualquier edad -pero sobre todo a edades tempranas- (y por lo tanto, influyen en la toma de decisiones).

También menciona otros estudios que demuestran cuestiones más específicas, como que los hombres heterosexuales toman decisiones imprudentes, como cruzar la calle en un lugar con abundante tráfico y sin semáforos si tienen cerca una mujer atractiva, cómo los jueces son más favorables a conceder la libertad condicional a los presos si tienen el estómago lleno o cómo, a medida que va avanzando el día, nos cuesta tomar decisiones difíciles, como por ejemplo, los médicos son más proclives a pedir menos pruebas a sus pacientes y recetar un mayor número de opiáceos en su lugar.

La obesidad no es tu culpa

El principal objetivo de Sapolsky es mostrar que, dado que no decidimos libremente, ningún comportamiento, por abominable que sea, es tu culpa, ni que seas una persona magnífica tampoco es mérito tuyo. En el libro habla de ejemplos concretos, como el hábito de fumar o la obesidad. Además de producir un rechazo estético (sí, somos vulnerables a la belleza, lo demuestra la ciencia), la obesidad suele producir valoraciones morales: las personas obesas carecen de disciplina o autocontrol. Sin embargo, sostiene Sapolsky, la ciencia ha demostrado ya que hay marcadores biológicos que favorecen la obesidad, como la hormona leptina, que segregamos cuando comemos y que le indica al cerebro cuándo dejar de sentir hambre. Sin embargo, hay personas que tiene mutaciones en el receptor de leptina, por lo que sus cerebros no responden de manera adecuada y tardan más en sentir saciedad, algo que puede terminar causando obesidad.

También dedica un espacio al funcionamiento cerebral en relación a las adicciones, o en la falsa idea de la fuerza de voluntad, que cuesta mantener, explica, en función del resto de decisiones que se toman a lo largo del día. Y a la falsa idea de meritocracia: si naces pobre, lo normal será que mueras pobre. "Hay que cambiar el comentario: en lugar de decir 'trabajé muy duro para lograr ser un neurocirujano de prestigio' habría que decir: 'qué agradecido estoy por haber tenido un entorno que me permitió estudiar, tomar lecciones de música y recibir amor incondicional y acceso al conocimiento de la mano de los mejores, que me permitió llegar a ser quien soy'", dice Sapolsky.

"Tengo que decidir si me estoy haciendo demasiado viejo para esto", reflexiona. "Pero si supiera algo, me gustaría pensar en cómo se cambia la educación de los niños para que piensen de manera diferente sobre estas cosas".