Opinión | LEY DE AMNISTÍA

Contrafactual

Todo eso son imaginaciones de unos cuantos chalados de extrema derecha que creen en los ovnis y en las apariciones marianas

El Congreso vota la investidura de Sánchez

El Congreso vota la investidura de Sánchez / Juan Carlos Hidalgo

Imaginemos que el PP y Vox hubieran firmado un acuerdo de amnistía para beneficiar a una turba de sediciosos que en octubre de 2017 asaltaron el aeropuerto de Melilla e intentaron expulsar violentamente a un grupo de inmigrantes ilegales. Los sediciosos, además, contaron con el apoyo del gobierno autonómico, que derogó el Estatuto de Autonomía y aprobó unas leyes especiales que se saltaban todas las normas jurídicas y que permitían actuar al gobierno autonómico con total independencia de la legislación constitucional (con el argumento de que Melilla estaba en peligro y había que protegerla a toda costa). Imaginemos que en esas protestas hubiera habido algaradas callejeras, incendios, enfrentamientos con la policía y manifestaciones violentas. Imaginemos además que los gobernantes de Melilla hubieran malgastado millones de euros en dinero público para financiar sus medidas delictivas (llegando a financiar incluso a los mismos alborotadores).

Estoy hablando de un suceso contrafactual -hay que repetirlo todas las veces que haga falta-, es decir, de un suceso o de una serie de sucesos que no ocurrieron pero que podrían haber ocurrido perfectamente, hasta el punto de que es posible que sucedan alguna vez en el futuro. Pues bien, sigamos imaginando las consecuencias que tuvo este suceso histórico que "no" ocurrió en octubre de 2017, pero que muy fácilmente podría haber ocurrido si se hubieran dado las circunstancias adecuadas. Por tanto, sigamos imaginando. Y ahora nos toca imaginar lo que ocurrió al final de esos hechos. Imaginemos que el gobierno central hubiera logrado in extremis restablecer la legalidad constitucional en Melilla. Imaginemos que esa hipotética situación de extrema gravedad, a pesar de que en algunos momentos hubiera podido causar un gravísimo enfrentamiento civil en las calles, al final acabará saliendo bien por los pelos (si es que estas cosas pueden salir bien). E imaginemos que toda esa gravísima cadena de hechos ilegales – "er prosseso", lo llamaban salerosamente en Melilla-, acabara con el inductor principal de esas medidas huyendo en una lancha de narcotraficantes a Argelia mientras que los demás participantes en la sedición eran detenidos y encarcelados.

Fin de la historia. ¿No? Porque ahora nos toca dar un salto de seis años, de modo que ahora estamos en noviembre de 2023. Y ahora mismo, un hipotético gobierno en funciones del PP y Vox -la derecha extrema y la extrema derecha, según los politólogos que han conseguido su título en la Escuela de Samba de Copacabana- aprueba una amnistía para los inductores y participantes en ese proceso contrafactual de Melilla, una amnistía que incluye al sujeto que huyó en una lancha de narcos y a los propulsores institucionales que malversaron millones de euros de dinero público y que también beneficia hasta al último alborotador que asaltó el aeropuerto de Melilla y persiguió a los inmigrantes ilegales por las calles. Y esta amnistía -sigamos imaginando- se dictaría con el argumento de que supone un bien para la convivencia nacional, cosa que repetirían día tras día todos los periódicos y todas las televisiones y todos los supuestos expertos al servicio del gobierno del PP y Vox. Ahora bien, todo el mundo sabría que la verdadera razón de esa amnistía era que al gobierno en funciones del PP-Vox necesitaba un único voto para conseguir la investidura. Y ese voto le pertenecía al diputado del partido ‘Juntos por Melilla’, el partido que representaba a los herederos políticos de quienes conculcaron la legalidad constitucional y asaltaron el aeropuerto en octubre de 2017. Pero ese diputado les había exigido una amplia amnistía a cambio de su voto, y no sólo eso, sino que ese diputado les había dictado los términos jurídicos en que debía tramitarse la amnistía, cosa que venía a dar la razón a los impulsores de la sedición que asaltaron el aeropuerto y persiguieron a los inmigrantes ilegales y conculcaron todas las leyes constitucionales. Y supongamos -ya llegamos al final, tengan paciencia- que el gobierno en funciones del PP-Vox decidía llegar a un acuerdo con ese diputado para conseguir la investidura. Pues bien, imaginen que se firmase el acuerdo en favor de la amnistía con la firme promesa de que ese pacto nauseabundo iba a impulsar la convivencia "por el bien de España".

Bien, ya hemos terminado las suposiciones. ¿Y saben qué? Si se hubiera firmado ese acuerdo de amnistía, ya estaríamos oyendo ahora a nuestros excelsos politólogos de la Sexta y de la SER gritando "¡Fascismo! ¡Atentado intolerable contra los principios fundamentales de la democracia! ¡Aberrante delito de agresión constitucional!" "¡Alarma antifascista, camaradas!". ¿A que sí? ¿A que sería exactamente así? Pero no se preocupen: nada de eso ocurrirá. No hubo sedición. Nadie ocupó el aeropuerto. Nadie malversó millones de euros. Nadie amenazó ni persiguió a los adversarios ni derogó el orden constitucional. Todo eso son imaginaciones de unos cuantos chalados de extrema derecha que creen en los ovnis y en las apariciones marianas. Así que alegría, hermanos, alegría.