Opinión | EL CUERPO EN GUERRA

Las escritoras, el dolor y el poder de la risa

Qué bien reivindicar el feminismo de la alegría, la sororidad como expresión privilegiada del vínculo, la todopoderosa risa de las mujeres, capaz de allanar hasta los terrenos más hostiles

Estantería de libros.

Estantería de libros. / FERRÁN SENDRA

Nunca me cansaré de dar visibilidad al Día Mundial del Dolor, por mucho que no sepa bien qué más decir que no se vea en mis ojos o que no haya escrito ya. Tampoco al Día de las Escritoras, que reivindica desde 2016 nuestra figura. Ambas conmemoraciones forman parte de mi identidad y me he esforzado mucho por intentar equilibrar la balanza y que ambas ocupen el mismo espacio.

El 17 de octubre es el único día del año en el que a los medios de comunicación les interesamos los pacientes con dolor crónico, para los que es nuestro 24/7 365 días al año. La agenda se llena de charlas y congresos --este año recomiento el I Congreso Anual de Pacientes con Dolor que organiza Afribrim y FEP--, que por fin han entendido que deben ser híbridos (presenciales y con retransmisión ‘on line’), así que me temo que este año optaré por esta última opción: llevarme el ordenador, el "cuaderno del dolor" y boli a la cama y escucharme tantas charlas como mi cabeza retroalimentada ahora por buprenorfina pueda soportar. La parte "buena" de acudir a estos eventos presencialmente es poder acribillar a preguntas a los especialistas y establecer lazos con otros pacientes, pero el coste físico que paga luego el cuerpo es tan alto...

Para el Día de las Escritoras sí quiero reservarme. Este año la Biblioteca Nacional lo celebrará el 16 con una lectura (lleva semanas completo el aforo) de poetas españolas y latinoamericanas que forman parte de nuestra genealogía y que podrá verse a través de su canal de YouTube. El enfoque de este año no puede ser más atractivo: "La celebración de una escritura y de una manera de percibir la realidad silenciada durante mucho tiempo, y celebración de esa expresión del gozo, la alegría y la risa que a menudo también es un tabú para mujeres educadas en la abnegación, el comedimiento y el sacrificio".

Esta cita institucional vendrá acompañada de pequeños actos aquí y allá en los que encontrarse con compañeras, amigas, con las que volver a la vida en un abrazo. Eso es justo lo que necesito: que algo vibre dentro, y ahí son imprescindibles las amigas y la escritura. Qué bien reivindicar el feminismo de la alegría, la sororidad como expresión privilegiada del vínculo, la todopoderosa risa de las mujeres, capaz de allanar hasta los terrenos más hostiles (físicos y del alma). A ella quiero aferrarme bien fuerte los próximos días, que el dolor podrá estar siempre en mí, pero he de aprender a reír más alto.