Opinión | TECNOLOGÍA

La desinformación campa a sus anchas

Los medios nacionales deberían prestar más atención a todo lo que está ocurriendo, ya que la desinformación afecta a su modelo de negocio y a su propia continuidad como garantes de la democracia y la convivencia social

La desinformación y la manipulación informativa nos llevan a las puertas del infierno.

La desinformación y la manipulación informativa nos llevan a las puertas del infierno. / Generador de imágenes de la IA de BING para T21/Prensa Ibérica, desarrollada con tecnología de DALL·E.

España permanece ajena a la entrada en vigor de la Digital Services Act, y a los esfuerzos de la Unión Europea por combatir la desinformación, embridando a las grandes plataformas y compañías tecnológicas (Google, Microsoft, Meta, TikTok) y luchando contra los esfuerzos de terceros actores -sobre todo Rusia- para influir sobre la opinión pública europea y minar los intereses comunes de la Unión. Desde hace años se conocen las campañas de manipulación online financiadas por potencias extranjeras, que han tratado de socavar la confianza en las instituciones europeas, además de promocionar a formaciones políticas de ultraderecha contrarias a la idea de Europa, alineadas con un discurso que sirve a las necesidades de Putin y otros personajes de similar calaña.

Los medios nacionales deberían prestar más atención a todo lo que está ocurriendo, ya que la desinformación afecta a su modelo de negocio y a su propia continuidad como garantes de la democracia y la convivencia social. La Comisión Europea acaba de publicar un informe de enorme interés y relevancia, sobre las principales fuentes de desinformación colectiva en Eslovaquia, España y Polonia.

Las grandes compañías investigadas han presentado sus propias alegaciones. Google (dueña de YouTube), Meta (a la que pertenecen Facebook e Instagram), TikTok o Microsoft han presentado sendos informes desvelando sus logros en la verificación de contenidos y cuantificando con datos los resultados de sus esfuerzos en la lucha contra la viralización de bulos y mentiras. Sin embargo, estos logros no parecen suficientes, aunque la iniciativa de la Unión Europea por fin haya puesto pie en pared y señalado la responsabilidad de estas empresas gigantes en la obtención de beneficios multimillonarios sin control sobre la veracidad de los contenidos que mueven y comparten.

El informe, además, aporta un indicador novedoso: el concepto de “descubribilidad” (discoverability), que viene a señalar qué probabilidad hay de que una plataforma “sirva” desinformación a un usuario que busca en ella información sobre temas calificados como sensibles. Twitter aparece en cabeza en este ránking, con TikTok jugando también un papel destacado. Harían bien los medios en analizar este informe potente y riguroso para darlo a conocer y entender el terreno de juego en el que ellos mismos operan. Luchar contra los bulos se ha convertido en una prioridad europea. La supervivencia de nuestras instituciones depende de ello.