Opinión | CIBERSEGURIDAD

Delitos, no gamberradas

Si en las familias no se habla ni se educa y en las escuelas sólo se forma pensando en el mercado laboral, ¿quién se encarga de transmitir los valores básicos que deben facilitar la convivencia entre todos?

Los implicados en la simulación de desnudos de niñas en Almendralejo podrían enfrentarse a hasta 9 años de prisión.

Los implicados en la simulación de desnudos de niñas en Almendralejo podrían enfrentarse a hasta 9 años de prisión.

Cuatro jóvenes jugadores de la cantera del Real Madrid decidieron grabar sin su conocimiento a dos chicas con las que tenían relaciones sexuales consentidas. Para ¿presumir? compartieron los vídeos con otros compañeros, que a su vez -parece- los movieron en grupos de WhatsApp. Ahora, las fotos de los jugadores están en todos los periódicos, y se enfrentan a un proceso penal por delitos contra los derechos fundamentales de las chicas grabadas. Puede que no supieran que estaban cometiendo un delito, pero está claro que debían saber que su acción no era correcta.

Diez chavales de Almendralejo (Badajoz) han utilizado una aplicación que está al alcance de cualquiera para coger fotos de sus propias amigas y familiares y desnudarlas. Por supuesto, las han compartido en redes. Ahora, algunos de ellos, los que tienen 14 años, se van a enfrentar a la Fiscalía de Menores: no irán a la cárcel, como muy bien ha explicado Paz Lloria (catedrática de derecho penal) en X (la antigua Twitter), sino que el sistema judicial debe proponer medidas educativas.

Estos dos hechos no están aislados entre sí. Ocurren, en primer lugar, por la ausencia de educación en valores de los más jóvenes. Todos los investigados, como se dice ahora, son chicos. Todas las víctimas son chicas. Es imposible no relacionar estos casos y otras muchas historias similares con una visión cosificada de las mujeres, que las afecta desde su niñez -una de las víctimas de Almendralejo tiene 11 años- y que sigue muy presente en el imaginario masculino español. La falta de respeto a las niñas, jóvenes y mujeres, la desconsideración hacia ellas, la idea de que se puede hacer cualquier cosa y todo vale. En el más elemental juicio humano se sabe que se estaba haciendo algo no sólo incorrecto, sino también dañino. Las redes sociales y, ahora, el poder de la inteligencia artificial, sólo están poniendo en las mismas manos de siempre nuevas herramientas para perpetuar un modelo de relaciones contra el que está rebelando una parte importante de la sociedad. Pensemos en la selección femenina de fútbol.

Si en las familias no se habla ni se educa y en las escuelas sólo se forma pensando en el mercado laboral, ¿quién se encarga de transmitir los valores básicos que deben facilitar la convivencia entre todos? ¿Pueden ser buenos profesionales quienes no respetan ni a su propia familia? El uso de las tecnologías sólo muestra lo que ya somos: una sociedad que sigue viendo los delitos como gamberradas.