Opinión | ELECCIONES EN ANDALUCÍA

Con moderación y sin Vox: mayoría absoluta

Andalucía da por primera vez la confianza al PP con una fórmula inspirada más en la serenidad de Moreno y Feijóo que en las estridencias de Ayuso

Juanma Moreno, tras conseguir la mayoría absoluta en Andalucía.

Juanma Moreno, tras conseguir la mayoría absoluta en Andalucía. / Reuters

El PP de Juan Manuel Moreno Bonilla ha logrado que los andaluces le hayan concedido, por primera vez, mayoría absoluta en el Parlamento de la comunidad autónoma más poblada de España. Llegó al poder hace casi cuatro años tras un mal resultado electoral gracias a una coalición de gobierno con Ciudadanos y con el apoyo de Vox, que estrenó allí su influencia. Ayer, Moreno absorbió los 21 diputados del partido de Albert Rivera, con el que ha gobernado sin salidas de tono, y solo le dio oxígeno a Vox para sumar dos escaños cuando Abascal lo tenía todo a favor: el malestar social por la inflación, el empuje de las encuestas y una candidata promocionada desde el Congreso. La fórmula de Moreno, similar a la usada por el PP de Núñez Feijóo en Galicia, se demuestra más eficaz que la de Isabel Díaz Ayuso dando cancha a las ideas y a las formas de la formación ultra. Moreno ha ninguneado a Vox, ha seducido a los votantes del PSOE que se fueron a Cs en lo peor de la crisis financiera y no ha dado miedo a los votantes de centro izquierda. Esta parece ser la fórmula que puede liberar al PP del populismo extremista y abrirle las puertas de la Moncloa sin preocupar a Europa.

La histórica mayoría absoluta del PP en Andalucía se ha cimentado también en el retroceso de la izquierda en su conjunto. El PSOE ha cedido tres escaños. No es una catástrofe pero sí un desastre. El proyecto de Juan Espadas no ha dejado atrás las rencillas con Susana Díaz y ha sufrido su excesiva dependencia de Ferraz. A su izquierda, la situación ha sido catastrófica. La dos candidaturas surgidas de lo que había sido el espacio de Unidas Podemos han cedido 10 escaños. La lección, clara: cuando los políticos se dedican a hablar de ellos más que de la gente y sus problemas, la debacle está asegurada.

Ahora toca ver cómo administra Moreno Bonilla esta histórica mayoría absoluta. Es una responsabilidad. Si hace cómo Aznar en el 2000 o Rajoy en el 2012 y convierte su moderación en una apisonadora de todo lo que huela a defensa del Estado del bienestar, puede pagarlo en próximas convocatorias. Este 19-J brinda a Núñez Feijóo la oportunidad de presentarse como una alternativa moderada al desorden del actual Gobierno. Y para ello, debería ahora brindar su apoyo a cuestiones institucionales, económicas o europeas, como las ayudas que estarán condicionadas a algunos ajustes internos. Este compromiso de Feijóo solo será posible si Pedro Sánchez vuelve a mutar su piel. Nadie duda que, siendo como es, querrá agotar la legislatura a cualquier precio. Cabe pedirle que no se lleve al país por delante en ese empeño y no alimente las trifulcas de su partido con Unidas Podemos, ya que los debates anodinos en el seno de este espacio político resultan complicados de digerir con una guerra en marcha, una inflación galopante y un programa europeo de salvación de la deuda pública española que habrá que apoyar con reformas de calado