HISTORIA

Isabel la Católica no está enterrada donde ella pidió: así fue su histórico funeral en 1504

Isabel la Católica escribió cómo y dónde quería ser enterrada en su testamento, un mes y medio antes de morir

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Michelle Jenner, en la serie 'Isabel', representando a Isabel la Católica mientras dicta su testamento

Michelle Jenner, en la serie 'Isabel', representando a Isabel la Católica mientras dicta su testamento / Redes

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La vida de Isabel de Castilla (1451-1504) se vio marcada por las dificultades que conllevaba ser mujer y monarca en el siglo XVI. Sin embargo, su carácter y tenacidad la convirtieron en una de las reinas más relevantes de la historia de nuestro país, debido a los acontecimientos históricos que se sucedieron durante su reinado. Accediendo al trono tras el fallecimiento de su hermano, Isabel la Católica se convirtió en una defensora de su territorio, motivo por el cuál se casó con Fernando II de Aragón, con el fin de ampliarlo.

Isabel I de Castilla falleció a los 53 años de edad, tras lo que se cree que fuese una hidropesía causada por un cáncer de útero. La monarca sabía que su final se acercaba, por lo que decidió escribir su testamento un mes y medio antes de su fallecimiento, detallando así el lugar y la manera en que quería ser enterrada. Los deseos de Isabel la Católica eran ser enterrada en el Monasterio de San Francisco de la Alhambra con un hábito franciscano.

La Capilla Real de Granada, donde yacen los Reyes Católicos

La Capilla Real de Granada, donde yacen los Reyes Católicos / Wikipedia

Isabel la Católica fue trasladada hasta Granada

La monarca y esposa de Fernando V de Castilla falleció en Medina del Campo, Burgos. Este acto se produjo el 18 de diciembre del año 1504, tras veinte días trasladando el cadáver de la monarca hasta la ciudad de Granada. Tal y como ella pidió en su última voluntad, fue enterrada en el Monasterio de San Francisco de la Alhambra que ella misma había fundado tras la toma de la ciudad.

Doce años más tarde sería su marido, Fernando II de Aragón y V de Castilla, quien sería enterrado en el mismo lugar junto a ella, según sus deseos previos al fallecimiento. Sin embargo, fue su nieto Carlos V quien rompió los deseos de Isabel la Católica, y decidió que sus abuelos debían ser enterrados en la Capilla Real de Granada. Un lugar que ellos mismos habían fundado en 1504, el año del fallecimiento de la monarca, y que nunca llegaron a conocer.

El 10 de noviembre de 1521 se produjo el traslado de los cadáveres de los reyes hasta la cripta en la que permanecen hasta hoy día junto a su hija mayor Juana I de Castilla (o Juana La Loca), su marido Felipe El Hermoso, y su nieto Miguel de la Paz. Sobre las cinco sepulturas se construyó un mauseoleo de grandes dimensiones, obra del escultor italiano Domenico Fancelli, que representó a los Reyes Católicos en una escultura que corona la parte superior del monumento.