DEFENSA DEL PATRIMONIO

Madrid protegerá al fin la antigua fábrica de Clesa: "No debería ser un pulso, sino una voluntad de preservar"

La Comunidad de Madrid va a declarar como Bien de Interés Cultural (BIC) la antigua fábrica de Clesa, un referente de la arquitectura industrial contemporánea española

Esta declaración llega tras un cambio de postura de Patrimonio, motivado por la presión de diversos partidos, el COAM y numerosas asociaciones civiles

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Interior de la antigua fábrica de Clesa en Madrid.

Interior de la antigua fábrica de Clesa en Madrid. / EFE | Juan Carlos Hidalgo

Héctor González

Héctor González

Tras varios años de vaivenes, propuestas políticas y presiones de entidades civiles y profesionales, por fin la Comunidad de Madrid ha anunciado que declarará como Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de monumento la antigua fábrica de Clesa de Madrid, obra del arquitecto Alejandro de la Sota y máximo exponente de la arquitectura industrial española contemporánea.

A raíz de una pregunta de la diputada socialista Mar Espinar durante la sesión de la Asamblea de Madrid celebrada este jueves, el consejero madrileño de Cultura, Turismo y Deporte, Mariano de Paco, informó de que el Gobierno regional otorgará la máxima protección al edificio. Años de peticiones y presiones se han visto así, finalmente, respondidas. Ubicada en la calle Cardenal Herrera Oria, 67, en el distrito Fuencarral-El Pardo, la antigua fábrica de Centrales Lecheras Españolas (Clesa) está considerada como una obra maestra de la arquitectura industrial española contemporánea y referente del desarrollo industrial del barrio obrero de Fuencarral.

El responsable último de este cambio de parecer de la Comunidad, que hasta la fecha se había negado a otorgar este nivel de protección, es un nuevo informe encargado por la Dirección General de Patrimonio Cultural el pasado mes de mayo a un arquitecto experto en arquitectura industrial. Entre medias, varias visitas a la fábrica e innumerables reuniones con el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), uno de los grandes valedores del especial interés arquitectónico, y el Ayuntamiento de Madrid, titular del inmueble, han acabado dando su fruto en forma de reconocimiento de la importancia y singularidad histórica del edificio.

"Más que un cambio, se trata de una evolución", matiza Sigfrido Herráez, decano del COAM. "Los técnicos de la Comunidad han ido viendo todo aquello que les íbamos descubriendo del edificio". Arquitecto, especialista en urbanismo y expolítico, Herráez valora la decisión final de Patrimonio como consecuencia de una serie de trabajos y descripciones técnicas realizadas por los arquitectos, tanto desde el Colegio como desde la Fundación Alejandro de la Sota, encabezada por el hijo del arquitecto, entre otras entidades implicadas. Trabajos que han "ido añadiendo una nueva perspectiva a lo que los técnicos de la Comunidad habían planteado en un principio, que era otorgar la declaración como Bien de Interés Patrimonial (BIP), que es un grado menos de protección".

Niveles de protección jurídica

La declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) otorga el máximo nivel de protección a aquellos elementos que poseen un valor excepcional por su importancia artística, patrimonial y arquitectónica; mientras que los Bienes de Interés Patrimonial (BIP) gozan de una protección menor, aunque poseen una especial significación histórica o artística, y garantiza que toda intervención en ellos respete sus valores históricos, artísticos y culturales.

El proyecto de rehabilitación, en entredicho

La declaración como Bien de Interés Cultural de la antigua fábrica de Clesa es una gran noticia, pero no es el final del camino. En 2022, cuando Begoña Villacís era la vicealcaldesa del Gobierno municipal, la por entonces segunda edil del Ayuntamiento presentó el proyecto de regeneración Val-Verde, que buscaba convertir la fábrica Clesa en un “centro pionero” aunando investigación, innovación y cultura en el inmueble. Diseñado por el reconocido arquitecto Carlos Rubio Carvajal, debía ser la empresa holandesa Kandans Science, a quien el Ayuntamiento había cedido la parcela por 75 años tras ganar un concurso internacional de urbanismo Reinventing Cities, la encargada de llevar a cabo la rehabilitación de la fábrica.

Este proyecto debía comenzar este 2023 y estar terminado el año que viene. Sin embargo, ahora, gracias al mayor nivel de protección otorgado, "se establecen unas líneas que no se pueden traspasar" cuando se ejecute el proyecto sobre este edificio, tal y como explica Sigfrido Herráez. Desde este momento, cualquier intervención que pretenda hacerse en la vieja fábrica deberá adaptarse a las limitaciones que impone la declaración. En este sentido, Carlos Rubio Carvajal deberá "rehacer su proyecto", dictamina Herráez, que se muestra convencido de que "entre todos vamos a mejorar lo que iba a ser aquello".

La exvicealcaldesa del Ayuntamiento de Madrid, Begoña Villacís, junto al arquitecto Carlos Rubio Carvajal en la presentación del proyecto de regeneración Val-Verde.

Visita de la exvicealcaldesa de la Comunidad de Madrid, Begoña Villacís, a la antigua fábrica de Clesa en abril de 2022, como parte de la asignación del proyecto de rehabilitación Val-Verde. / EFE | Juan Carlos Hidalgo

En este aspecto reside la esencia de todo ello, según el decano del COAM: "¿Con qué fin protegemos? ¿Para qué se protege un cuadro? Para que se pueda seguir contemplando en el estado en el que lo pintó el autor", reflexiona. La fábrica de Clesa posee un "espacio principal singular, que pensó el arquitecto, con una iluminación y con unas características de belleza que aconsejan que eso se mantenga". La declaración como BIC, al margen de a qué se vaya a dedicar el espacio o cómo se vaya a hacer la rehabilitación, garantiza que la visión y el espíritu que plasmó el autor en la obra perdure en el tiempo tal y como fue concebida.

Eso sí, Herráez espera que "ojalá la rehabilitación se haga lo antes posible". Por el momento, el encargado de Cultura de la Comunidad, Mariano de Paco, se ha limitado a explicar que están trabajando en la declaración como BIC y manteniendo reuniones con el Ayuntamiento y las distintas entidades para ultimar los detalles. Fuentes de la Consejería de Cultura confirman que las actuaciones sobre el edificio y el espacio aledaño quizás no se puedan llevar a cabo tal y como estaban planteadas en el plan del Ayuntamiento, pero que la coordinación entre ambas administraciones es total y están trabajando unidas para sacar adelante el proyecto.

En esta línea, la vicealcaldesa de Madrid y portavoz del Gobierno municipal, Inmaculada Sanz, calificó este jueves la mejora del entorno de la antigua fábrica de Clesa como "uno de los proyectos más importantes" para la ciudad. Sanz, preguntada en la rueda de prensa tras la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid, afirmó que desconoce el detalle de cómo afectará la declaración BIC al proyecto que pesa sobre el espacio, pero que "tenemos que hacer las cosas muy bien para que ese entorno consigamos que tenga la calidad que en estos momentos no tiene".

Paneles con el proyecto de rehabilitación de la antigua fábrica de Clesa

Paneles con el proyecto de rehabilitación de la antigua fábrica de Clesa / AYUNTAMIENTO DE MADRID

Referente de la arquitectura industrial contemporánea

Abandonada desde 2011, la fábrica de Clesa fue diseñada por el arquitecto Alejandro de la Sota y construida entre 1957 y 1961. El viejo edificio de Centrales Lecheras Españolas (Clesa) es una las primeras estructuras españolas realizada en hormigón prensado, lo que permitía eliminar pilares y obtener así grandes espacios diáfanos.

Para Sigfrido Herráez, el valor arquitectónico, artístico e histórico del inmueble reside en dos pilares: por un lado, la propia autoría del mismo. "Alejandro de la Sota es uno de los grandes maestros de la arquitectura del s.XX y, solo por eso, ya tiene un gran valor", afirma. Por otro, a la hora de valorar un edificio, hay que tener en cuenta su relación con el entorno, cómo se asienta y transforma el mismo; las "voluntades estéticas" de su exterior, "la belleza de sus fachadas y su volumetría"; y, finalmente, la belleza de su interior: "esos espacios tan bien diseñados, que funcionaban a la perfección", la luz cenital que riega toda la fábrica gracias a los lucernarios de la cubierta, estratégcamente dirigidos para que no entre el sol directo. "Todo lo que tiene que ver con función, estética, espacios y diseño es lo que le da valor a una obra arquitectónica", resume el decano del Colegio de Arquitectos de Madrid.

"Un éxito de la sociedad civil"

El Consejo de Gobierno aprobará próximamente la nueva declaración de la fábrica de Clesa. Antes de este "éxito de la sociedad civil", como ha resumido en un comunicado la plataforma Liebre por Gato-Salvar Clesa para la ciudadanía, integrada integrada por la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM), Madrid Ciudadanía y Patrimonio (MCyP) y la propia Fundación Alejandro de la Sota, entre otras entidades, ha sido necesaria mucha presión por parte de diversos partidos y agrupaciones vecinales y profesionales.

El pasado 9 de enero, la Dirección General de Patrimonio Cultural, denegó la declaración de BIC solicitada por el COAM y la propia plataforma Liebre por Gato. El 26 del mismo mes, la plataforma Liebre por Gato presentó un recurso de alzada que nunca ha llegado a ser respondido, y promovió la presentación de una proposición no de ley en la Asamblea de Madrid para apoyar esta declaración BIC, que fue presentada por Vox y recibió el respaldo de todos los grupos de la oposición -Más Madrid, PSOE y Unidas Podemos además de Vox- y la abstención del PP.

Asimismo, el pleno del Ayuntamiento de Madrid, propietario actual del edificio, aprobó el 28 de marzo apoyar mayoritariamente dicha solicitud con la única oposición del PP y Ciudadanos. Por su parte, el COAM y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando refrendaron por escrito su apoyo, que también fue respaldado por tres historiadores internacionales de la Arquitectura Moderna de prestigio, Kenneth Frampton, William J. R. Curtis y William Mann.

Varios meses después, en julio, hasta 36 entidades, entre ellas la Federación Regional de Asociaciones Vecinales (Fravm), y casi 700 personas a título individual, registraron una petición a la Comunidad de Madrid para su declaración como Bien de Interés Cultural; una reclamación a la que también se sumaron Más Madrid y PSOE. Todas estos apoyos hicieron que la Dirección General de Patrimonio Cultural reconsiderase su postura y, el pasado mayo, decidiese encargar ese nuevo informe que, finalmente, ha terminado con la determinación de declarar la fábrica como BIC.

Así, todos los implicados celebran ahora la consecución de su objetivo. "Es un mensaje muy positivo que la sociedad civil se movilice por la defensa de algo que a veces es tan difícil de explicar como el patrimonio", aplaude Alejandro de la Sota, el hijo y patrono de la fundación en honor a su padre, quien agradece a todos los que se han implicado por su esfuerzo y su lucha. Incluido el consejero de Cultura, de Paco, "que ha tomado una decisión valiente" tras muchos años de "pasarse la pelota". De cara al futuro, de la Sota espera que el proyecto que se lleve a cabo mantenga el espíritu de la fábrica, ese alma que, según su padre, "distingue a la arquitectura de la construcción" y dota de sentido e impacto artístico y social a una edificación.

No obstante, todo este proceso "no debería ser un pulso", matiza Herráez. La decisión sobre declarar o no un bien patrimonial como Bien de Interés Cultural "no debería ser un pulso entre unos y otros, entre los que creen que entienden y los que parece que no entienden", señala el decano, sino una voluntad de la administración, los colegios profesionales y el tejido privado de "proteger algo que consideramos que es patrimonio" y que queremos que "dispongan de ello, que lo vean y que lo perciban las generaciones futuras".