PROCESO HISTÓRICO EN EEUU

Completada la selección del jurado de Trump con una española entre los suplentes

Esa situación de extremos incontrolables sirve de metáfora perfecta para el protagonista de este proceso, una figura política y pública que siempre ha estado asociada a la polarización

Una jueza rechaza desestimar cargos de dos acusados en el caso de los documentos de Trump.

Una jueza rechaza desestimar cargos de dos acusados en el caso de los documentos de Trump. / EFE

El jurado para el histórico caso contra Donald Trump ya está formado. Si el jueves ya se había tomado juramento a los siete hombres y cinco mujeres que compondrán ese panel popular, y a uno de los suplentes, este viernes se ha completado la selección de los otros cinco alternativos que quería asegurarse el juez Juan Merchan. Y todo está listo ya para que el lunes, a las 9.30 de la mañana en la sala 1530 del Tribunal Supremo del condado de Nueva York, arranque un proceso sin precedentes: el primero penal en la historia de Estados Unidos contra alguien que ha ocupado el Despacho Oval.

El proceso de selección ha sido más rápido de lo que se anticipaba. Inicialmente Merchan calculó que podría extenderse dos semanas, pero desde el lunes y en solo cuatro jornadas (los miércoles en principio Merchan se dedica a otros casos para acusados con problemas mentales), estaban elegidos ya los 18 manhattanitas que aseguran que, opiniones y sentimientos personales sobre Trump aparte, podrán ser justos e imparciales.

Una española entre los suplentes

Entre ellos, en el panel de los seis suplentes, hay una ciudadana originaria de España. Casada con un publicista, con hijos incluyendo adultos, la mujer vivió un tiempo en en Miami y ha explicado que no lee noticias ("solo miro los titulares"). Ha prometido ser "objetiva y neutral".

El jurado principal estará presidido por un empleado en ventas que vive en Harlem. De él formarán parte también dos trabajadores en el sector de las finanzas, uno de los cuales que piensa que durante su tiempo en la Casa Blanca Trump hizo “algo de bien al país”. Habrá también un ingeniero y dos trabajadores del sector legal, un empresario que escucha podcast de psicología como hobby y una empleada en el sector sanitario que lo que oye son podcast religiosos. También estarán en la bancada del jurado dos trabajadoras en el sector educativo, una de las cuales aprecia la “candidez” de Trump y aplaude que “dice lo que piensa”; otra mujer a la que no le gusta “cómo se presenta en público” el republicano y una trabajadora de tecnología que, pese a admitir que más que posiblemente no cree en las mismas cosas que Trump añadió: “este es un país libre”. 

“Más estresante de lo que creí”

Quizá porque muchos de quienes desfilaban este viernes ya habían estado la víspera presentes viendo los cuestionamientos a otros potenciales jurados, o porque llevan cuatro días siendo conscientes de la responsabilidad que acompaña esa notificación oficial que recibieron convocándoles al tribunal, y también por las historias personales, este viernes en la recta final de la selección las emociones se han desatado.

Además del frío habitual que se sufre en la sala, del que se ha quejado Trump y que el juez ha reconocido tan incómodo como incontrolable, ha habido lágrimas y expresiones de ansiedad. Ha llorado una convocada que ha tenido que hablar de sus problemas de adicción y de una condena. Y ha llorado otra mujer que también ha sido excusada y había declarado: “Esto es mucho más estresante de lo que creí que iba a ser”.

Aunque como en los días previos también ha habido momentos de levedad, como el provocado por un potencial jurado que ha explicado que en su tiempo libre está “intentando encontrar esposa” y el empeño “no está funcionando”, el estrés se entiende.

Está, por una parte, el temor a ser identificado, algo que el juez se está esmerando por evitar. Merchan ha limitado a defensa y fiscalía el conocimiento de los nombres y direcciones de los convocados y ha instado a la prensa a no informar de elementos físicos, particulares o de empleo que contribuyan a esa identificación, algo que ya sucedió con dos miembros del jurado elegidos el martes, que el jueves tuvieron por eso que ser retirados y sustituidos.

Pero es que además, sobre todo, formar parte de este jurado es formar parte de la historia, de un caso sin precedentes. Porque es el que deberá determinar, por unanimidad, si el expresidente y candidato de hecho republicano para noviembre es culpable o inocente de los 34 cargos que se le imputan en este caso, originado en los 130.000 dólares que antes de las elecciones de 2016 Trump pagó, a través de Michael Cohen, entonces su muñidor y ahora testigo estrella en su contra, para silenciar a Stormy Daniels. La artista del entretenimiento adulto afirma que mantuvo con él relaciones sexuales que Trump niega.

Según la imputación, una de las cuatro penales que enfrenta Trump, y posiblemente la única que se va a juzgar antes de los comicios presidenciales de noviembre, no se trató de un mero delito contable para ocultar ese pago; hubo intención de interferir en las elecciones y se violaron leyes federales y estatales de financiación de campaña.

Los siguientes pasos

Una vez acabado el proceso de selección debe tener lugar lo que se conoce como una “vista Sandoval”, donde se determinará qué preguntas puede hacer la fiscalía a Trump en caso de que el acusado se decida a testificar. Y la idea es dejar todo encarrilado para la presentación de argumentos el lunes.

La defensa de Trump, que lideran los abogados Todd Blanche, Emil Bove y Susan Necheles, ha pedido conocer ya los tres primeros testigos que pretende convocar la fiscalía, pero el ministerio público se ha negado a dársela por temor a que el presidente los ataque. “No les culpo”, replicó el juez Merchan, que el jueves rechazó varios intentos de Blanche de revertir esa decisión. Le dijo al abogado que no creía que pudiera cumplir su promesa de que Trump no diría nada sobre esos testigos en Truth social y tampoco compró la idea de darle los nombres a los abogados bajo la promesa de que no los compartirían con su cliente.

Las probadas tendencias de Trump a insultar y atacar ya le tienen en terreno movedizo. Y el juez Merchan, él mismo y su familia objetos de habituales asaltos verbales del acusado, ha fijado para el martes la decisión sobre si imponer una sanción a Trump por violar la orden mordaza que le impuso para tratar de frenar sus arremetidas contra testigos, personal de la corte, de la fiscalía. El jueves el ministerio público elevó de tres a 10 las supuestas violaciones. Piden una multa de 1.000 dólares por cada una.