Día de la Eliminación de la Violencia sobre la Mujer

La violencia de género lastra el empleo: "Algunas se plantean volver con el agresor por no poder rehacer su vida"

El 35% de las víctimas de violencia machista ha tenido que dejar su trabajo por presión de su pareja

La mayoría de las encuestadas (55,5%) lleva más de un año en desempleo.

La mayoría de las encuestadas (55,5%) lleva más de un año en desempleo. / MIGUEL LORENZO

María G. San Narciso

María G. San Narciso

La violencia de género aleja del empleo a la mayoría de sus víctimas. Aunque el 65% de las mujeres que lo sufren desean trabajar, aseguran que no se sienten con la autoestima suficiente, mientras que el 35% ha tenido que dejar su empleo por presión de su pareja.

Por undécimo año consecutivo, el Observatorio de la Vulnerabilidad de la Fundación Adecco, con la colaboración de 27 empresas, ha presentado el informe Violencia de género y empleo. Su objetivo de posicionar el empleo como activo esencial para la recuperación y normalización de la vida de las mujeres víctimas, incentivando la puesta en marcha de iniciativas que aceleren su inclusión laboral.

Combatir la violencia de género es, tal y como señala el informe, un reto de primera magnitud y una de las grandes metas de la Agenda 2030. Y "si bien el hecho de tener un puesto de trabajo no exime de sufrir violencia de género, sí aporta un escudo de protección a muchas mujeres que se ven empoderadas con recursos económicos, mayor autonomía, autoestima y red de contactos".

Desesperación

Begoña Bravo, responsable del Plan de Inclusión de la Fundación Adecco, asegura que ve cómo víctimas, "ante la imposibilidad de poder rehacer su vida, vuelven con el agresor", sobre todo cuando tienen hijos o hijas. "O cómo muchas mujeres recaen con otra pareja en la que también existe una situación de dominancia y violencia por la desesperación".

En el análisis, que basa sus conclusiones en una encuesta a 350 mujeres desempleadas que están superando un proceso de violencia de género y buscan un trabajo, además de cifras de otras fuentes oficiales, muestra que el 97,3% de ellas manifiestan algún grado de dificultad para llegar a fin de mes. Otro 64,2% se plantea trabajar de forma irregular por la urgencia de ingresos para cubrir gastos esenciales. Las mujeres víctimas "ven considerablemente mermadas sus oportunidades profesionales, un hecho que perpetúa las situaciones de violencia e intensifica su exclusión social y pobreza", reza el informe.

Además, hasta un 35% tuvo que dejar su empleo por presiones de su pareja. "Es una forma del agresor de tener un control sobre ellas", explica Bravo. El empleo lo asocian a mejoras en el autoestima y a un círculo social más amplio, por lo que "para ellos es un peligro".

Estereotipos

La Fundación explica que, además del aislamiento, la afectación de la autoestima o las dificultades de las mujeres para diseñar una estrategia efectiva de búsqueda de empleo, persisten estereotipos enraizados en creencias obsoletas que frenan su participación laboral.

"[Los empleadores] tienden a pensar que después de un episodio traumático son mujeres con menor productividad, así que no van a poder realizar su empleo correctamente. Se piensa también que son mujeres que tienen un carácter conflictivo; que pueden generar mal ambiente en el puesto de trabajo, cosa que no tiene nada que ver. Como siempre digo, es el agresor el culpable de la situación, no la mujer", asegura Bravo.

Otra de las falsas creencias que derivan en reticencias para contratarlas es que "van a tener más permisos retribuidos, o más abentismo en el puesto de trabajo". Todo esto, según la experta, implica que no se incentive la contratación de mujeres víctimas de violencia de género, cuando para ellas la independencia económica es fundamental para salir del infierno en el que viven.