ENTREVISTA

Francisco Vera, el ecologista de 13 años exiliado en España por las amenazas: "En Colombia es peligroso"

A sus 13 años, el joven colombiano reside en Barcelona, donde va al instituto y sigue coordinando las acciones de Guardianes por la Vida, el grupo ecologista que fundó en un recreo

Pide que los niños tengan voz, pues su generación, asegura, será la que rompa con el modelo de "explotación de la naturaleza"

Francisco Vera, activista medioambiental colombiano de 13 años, en España

Francisco Vera, activista medioambiental colombiano de 13 años, en España

Alberto Muñoz

Alberto Muñoz

Francisco Vera (Colombia, 2009) creció enamorándose de los Andes, y por ese amor ha tenido que recorrer el mundo. Desde pequeño, cuenta, le enseñaron a cuidar de los animales, a apreciar el entorno en el que vivía y a proteger las "vistas privilegiadas" que le acompañaron cada día. Sin embargo, a día de hoy, Fran, como le llaman sus amigos, ya no puede estar allí para cuidar de su tierra. El día en que, con 9 años, organizó a sus amigos para fundar 'Guardianes por la Vida' y manifestarse contra la crisis climática emulando a la activista medioambiental Greta Thunberg, todo cambió.

Amenazado de muerte en la región que más ecologistas ve morir asesinados cada año según un informe de Global Witness, tuvo que exiliarse junto a su familia en Cataluña, desde donde sigue con su labor. Prefiere no entrar en demasiados detalles al respecto en su entrevista con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, pero es el único momento en que su sonrisa y su discurso parecen quebrarse por un momento.

Pregunta: ¿Cómo puede uno ir al colegio y seguir intentando salvar el planeta?

R: ¡Acabo de llegar hace poco de clase! Hoy se me pegaron las sábanas y me desperté a eso de las siete y cuarto de la mañana, pero he llegado a tiempo. Por la mañana voy la escuela y por la tarde sigo con mis proyectos, me documento, organizo actos para el fin de semana...

P: ¿Por qué te has mudado a Barcelona?

R: Por varias razones: primero porque estoy haciendo una serie de actividades en universidades españolas como la de La Rioja, la Complutense de Madrid y otros espacios académicos, pero también por seguridad.

P: ¿Has tenido problemas por ser activista medioambiental?

R: Sí, me han amenazado de muerte varias veces... Prefiero no dar demasiados detalles sobre el tema.

Pregunta: ¿Cómo se hace activista medioambiental un niño de 9 años?

Respuesta: Es fácil cuando uno nace con unas vistas privilegiadas de los Andes, como yo. Lo cierto es que desde pequeño mis padres me inculcaron el amor por la naturaleza que me rodeaba y por los animales. Fueron ellos los que plantaron la semilla, pero quizás el detonante fueron los incendios tan terribles que arrasaron el Amazonas en 2019. Me dejaron muy mal, me afectaron mucho.

P: Pero, ¿cómo se tradujo eso en algo organizado?

R: Fue todo muy orgánico. Un día hablando con mis amigos de clase en el recreo estábamos debatiendo sobre el clima y se nos ocurrió la idea de emular a Greta Thunberg. Hicimos unas pancartas, pedí permiso a mi madre y mi abuela me acompañó, porque entonces necesitaba la supervisión de un adulto para prácticamente todo, claro.

P:  ¿Te ayudaron tus padres?

R: Para nada. Mi madre es trabajadora social y mi padre es abogado, así que quizás me venga por ahí la virtud de la palabra, pero ellos ni siquiera eran conscientes de lo que estaba haciendo cuando convoqué la primera manifestación. Simplemente llamé a mi madre y me dijo que hiciera lo que quisiera, que estaba muy ocupada en una reunión del trabajo (ríe).

P: ¿Sientes que a veces no se te toma en serio por ser un niño?

R: Sí, no te lo voy a negar. Hay un gran sesgo de edad entre aquellos que encasillan a los niños como personitas que no piensan y que solo están en este mundo para jugar y para estudiar. Pero tenemos voz, a pesar de que tradicionalmente en la historia nunca ha sido escuchada, y hemos venido a decir lo que sentimos.

"Mi generación va a romper con la explotación de la naturaleza"

P: Pero reconoces que es llamativo que tenga que ser un niño de 9 años el que alce la voz ante un tema tan importante como la emergencia climática.

R: Por supuesto, pero no soy el único. Tampoco Greta lo es, aunque sea el ejemplo más conocido. Hay muchos jóvenes alrededor del mundo que están mostrando un compromiso importante con un tema que atañe a su futuro. Es el mayor problema al que se enfrenta la humanidad hoy en día, por lo que la nuestra va a ser una generación de cambio, una en la que vamos a romper poco a poco con la explotación de la naturaleza.

P: Tú pareces llevarlo con mucho ánimo, pero hay gente de tu generación que está padeciendo ecoansiedad. ¿Qué les dirías para que lo lleven mejor?

R: Es un sentimiento que se ha multiplicado. Nos genera angustia, tristeza, impotencia, desesperación... Pero es muy importante que siempre contemos lo que sentimos. No hay que negar los sentimientos negativos, hay que contarlos para liberarse. Frente a eso yo propongo otra cosa: la ecoesperanza. Si queremos salvar el planeta debemos empezar a actuar, esa es la única forma de ponerse en marcha.

P: Según Global Forest Watch, tu país, Colombia, lidera el ranking de deforestación a nivel mundial. ¿Cómo se vive allí la emergencia climática?

R: Es un problema muy grave, y además tenemos que tener en cuenta que los países más cercanos al trópico cuentan con una biodiversidad que les hace únicos. Una selva siempre será más vulnerable que un desierto, pues tiene una gran cantidad de especies diferentes condensadas en espacios muy reducidos. En cuanto se destruye un solo árbol allí, se daña gravemente a muchísimas especies que viven en un equilibrio de lo más delicado.

P: ¿Qué esperas de los nuevos gobiernos formados en algunos países de América del Sur?

R: Es innegable que en temas de medioambiente las propuestas de Lula o Petro son mucho mejores que las de Jair Bolsonaro, por ejemplo. Y no era difícil teniendo en cuenta que es un negacionista del cambio climático que rebate incluso la deforestación del Amazonas. En cualquier caso creo que tienen propuestas muy prometedoras, pero ahora toca aplicar el trabajo cooperativo que vemos, por ejemplo en la Unión Europea, y que esas expectativas se materialicen.

P: ¿Se está haciendo lo suficiente para conservar el Amazonas?

R: No podemos cargar la responsabilidad de la crisis climática en países como Colombia, sino en China y en Estados Unidos, pero, al final, quienes se ven más afectados por sus consecuencias son quienes vive en el hemisferio sur. Deforestación, expansión de las fronteras agrícolas y ganaderas, los hidrocarburos... Todo ello está acabando con el planeta, y, por supuesto, con el Amazonas, que es nuestro pulmón.

"Uno de cada tres ecologistas asesinados en el mundo pierde la vida en Colombia"

P: ¿Cómo es ser activista medioambiental en Latinoamérica?

R: Sin duda es uno de los territorios más complejos para serlo. Colombia, de donde yo soy, viene de un conflicto armado que no ha conseguido la paz, por mucho que se haya firmado un acuerdo para ello. Esto también afecta mucho a los líderes del activismo medioambiental, pues uno de cada tres ecologistas asesinados en el mundo pierde la vida en mi país. Según Global Witness es, por segundo año consecutivo, el país más peligroso para serlo.

P: ¿Por qué?

R: Detrás de la explotación del Amazonas siempre va a haber muchísimos intereses económicos y políticos. Como especie siempre nos hemos caracterizado por preferir el dinero antes que cuidar del medioambiente.