CASTILLA Y LEÓN

La procesión del Silencio en Zamora camina por primera vez en casi 100 años con mujeres bajo el rojo caperuz

La incorporación femenina, el baño de pan de oro de la mesa del Cristo de las Injurias y el banzo del pebetero mayor, las novedades

El Silencio se ha convertido en una cofradía familiar.

El Silencio se ha convertido en una cofradía familiar.

Carlos Gil Andrés

Tarde soleada la de la procesión del Silencio, muy diferente a la última prepandemia, suspendida por la lluvia. El cielo se conjuró para que el año de la salida en procesión de las mujeres en la Hermandad del Cristo de las Injurias fuera perfecta.

La Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias escribió así una página histórica en sus casi cien años de existencia: 90 mujeres desfilaron en la procesión del Miércoles Santo.

Los hermanos esperaron, como siempre, en los jardines del Castillo a que los clarines anunciaran los primeros movimientos. Sonaron los tambores de la banda de apertura, también con mujeres, y salieron al centro de la plaza el pebetero de la Torre del Salvador, con doble banzo para resolver los problemas de carga, y el más pequeño, el de la Cúpula de la Catedral.

El Cristo de las Injurias asomaba por la puerta de la Catedral mientras los hermanos y hermanas, en torno a dos mil, se colocaban en ordenadas filas en la plaza de la Catedral. Formado el mar de caperuces rojos en medio del aroma del incienso el Cristo terminó de colocarse en la puerta del atrio, mientras sonaba el violoncello con una fúnebre melodía.

Hizo la ofrenda ante la imagen Juan Emilio Antón, con tono pausado y contenido espiritual y el presidente de la Hermandad mandó a los hermanos arrodillarse para que el obispo Fernando Valera pidiera silencio.

Tres caballos blancos abrían el desfile, seguidos por los tambores de la banda, también con chicas, los heraldos y las filas de hermanos arropando pebeteros y Cristo de las Injurias, que llevaba su mesa de siempre, pero con nuevo baño de pan de oro que le devolvía su aspecto original, más brillante del que aparentaba en los últimos años.

Y como mandan los cánones, la procesión recorrió el silencio las calles de Zamora, acompañando al Cristo de las Injurias hasta el Museo de Semana Santa, donde partirá en la tarde de Viernes Santo con la procesión del Santo Entierro.