PACTOS AUTONÓMICOS

El PP asume que habrá roces con Vox en los territorios pero tendrá que lidiarlos “sin complejos”

Ya son cuatro las comunidades autónomas cogobernadas por Vox y PP

Segunda jornada de debate y votación de la investidura de Jorge Azcón como nuevo presidente de Aragón

Segunda jornada de debate y votación de la investidura de Jorge Azcón como nuevo presidente de Aragón / EFE / Javier Belver

Elena Marín

Elena Marín

La investidura de Jorge Azcón como presidente del Gobierno de Aragón consuma una estrategia que el PP ha intentado evitar en los últimos meses, el sello de una alianza con Vox que saben que les ha perjudicado en el ámbito nacional. El matrimonio civil entre los dos partidos deja con pocos argumentos al ala más moderada del PP que pedía distanciarse del partido de Santiago Abascal, más aún ahora que la marcha de Iván Espinosa de los Monteros de Vox ha dejado a la formación ultra en manos del ala más radical. En el PP asumen que van a tener que lidiar con los cambios que traerá consigo esta dimisión, ya que los postulados que se impondrán en Vox serán los más duros, pero los tentáculos de ese ala, reconocen, ya habían llegado a las comunidades autónomas.

Aragón es la cuarta comunidad, junto a la Comunidad Valenciana, Extremadura y Castilla y León, en la que el PP formará gobierno con Vox sentado en los consejos de gobierno. En Baleares el acuerdo se ha limitado a la presidencia del parlamento regional y en Murcia, el Ejecutivo sigue en el aire. El presidente popular en funciones, Fernando López Miras, no quiere incluir a Vox en su gobierno porque el PP suma más que la izquierda y solo necesita la abstención de dos diputados, una situación muy similar a la que se encontró Isabel Díaz Ayuso en la pasada legislatura.

Perfiles territoriales

Lo que queda por delante es lidiar con unos gobiernos que acaban de echar andar y para los que el vicesecretario de Coordinación del PP, Elías Bendodo, pedía tiempo y "un margen de confianza" antes de empezar a valorar, pero la preocupación por su evolución existe en el PP. Por lo pronto, la cuestión de la violencia de género es seguro que provocará más de un desencuentro, señalan. Aunque Azcón es el único que ha incorporado a su acuerdo programático seguir trabajando contra la violencia machista, en el resto de las comunidades esta idea se ha camuflado en las políticas contra la violencia intrafamiliar o de todo tipo de violencias y en Baleares, por ejemplo, la presidencia de las Cortes ha recaido sobre un hombre, Gabriel Le Senne, polémico porque en sus redes sociales ha mostrado una postura contraria a las cuestiones de género, feminismo o movimientos LGTBI.

A ejemplos como este se refieren en el PP cuando mencionan que los perfiles que ha introducido Vox en las Comunidades Autónomas ya eran especialmente duros y conflictivos. El ala más radical ya había comenzado a instalarse en los territorios. En la Comunidad Valenciana, es la ultracatólica Llanos Massó, ex responsable de Hazteoir en la región, la presidenta de la Mesa de las cortes autonómicas; en Aragón, lo es Marta Fernández, negacionista del cambio climático o de las vacunas.

En la sombra de las negociaciones que se han producido en los territorios, siempre ha estado Jorge Buxadé, portavoz y vicesecretario de Acción Política de Vox, que representa el espacio ultracatólico, del Opus Dei y cercano a las posturas de la derecha radical de Hungría o Polonia. En Extremadura, de hecho, ni siquiera estuvo en la sombra. Buxadé se presentó en Mérida para tener el control de las conversaciones de una comunidad que en aquel momento se resistía a dejar consejerías a Vox. Fue él quien desde allí dio las indicaciones a seguir a sus dirigentes locales hasta lograr torcer el brazo a María Guardiola, hoy presidenta gracias a Vox y pese a no ser la fuerza más votada en la región. Es decir, que ya tras el 28M, en el PP echaron de menos que las negociaciones fueran con alguien del perfil de Espinosa de los Monteros, un neoliberal y conservador con el que podían entenderse mejor que con el ala radical con la que Génova colisiona más.

Gestionar las discrepancias

Pero una vez asumido que este es el terreno en el que tienen que jugar y estas las cartas que les han tocado, en el PP destacan tres cosas. "Los pactos se pueden gestionar con o sin complejos", explica un miembro del aparato que puntualiza que han optado por hacerlo "sin" ellos. Son conscientes de que en la opinión pública se ha instalado la idea de que "el PSOE puede pactar con quien quiera" y que a ellos les penaliza hacerlo con Vox, ahí están los resultados del 23J, pero confían en que los roces que surgirán con Vox pueden incluso servirles para intentar darle la vuelta a eso.

El ejemplo, en este sentido, son los dos dirigentes autonómicos que con formas casi opuestas han logrado que Vox pierda toda su fuerza en sus respectivas comunidades. Isabel Díaz Ayuso ha hecho gala de esta política sin complejos y ha llegado a varios acuerdos con Vox en la Asamblea de Madrid en la pasada legislatura, a veces dando las gracias a su portavoz Rocío Monasterio y otras atacándola o marcando distancias. La guerra cultural la ha dado ella pisándole el terreno a Vox. En Andalucía, el presidente Juanma Moreno lo ha hecho de otra manera, rehúyendo precisamente entrar en la batalla cultural que enarbola Vox y apostando por distanciarse de ellos todo lo posible porque su electorado también es distinto al de Madrid. Fue el primer presidente autonómico en tener un acuerdo con Vox para lograr la presidencia en 2018 pero también el último en abroncar a Vox en público por sus "estridencias".

Oportunidad

La segunda cuestión que señalan en el PP es que tienen que saber marcar distancias. En estas últimas semanas, los distintos miembros del PP que han hecho declaraciones públicas han insistido en diferenciarse de Vox, recalcando que son formaciones distintas. La distancia será difícil en las regiones donde cogobiernan, como ya se ha visto en Castilla y León, donde es complicado desligar lo que hace uno del otro; pero en esta línea se encuadra el acuerdo entre Feijóo y Abascal para que este último anunciara que está dispuesto a apoyar un gobierno en solitario del PP.

Por último, a pesar de las fricciones que dan por hecho que se producirán y que se pueden ver además azuzadas desde la cúpula del partido tras los movimientos de esta semana en Vox, no pierden de vista que tienen "una oportunidad" en la vía que se ha abierto en Vox. Si el partido que tienen a su derecha se atrinchera en un espacio radical, aunque públicamente eviten hacer valoraciones, en privado reconocen que se les abre una puerta para empezar a atraer a parte del electorado de Vox que, siendo ultra liberal y muy conservadora en lo moral, no se encuentre cómodo en un espacio más extremo que el actual.