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¿El Athletic debe cambiar su centenaria filosofía? Un grupo de socios cree que sí

El club tiene sobre la mesa una propuesta para estudiar que abra su política de fichajes, por ejemplo para aceptar a hijos de vascos

Un grupo de aficionados durante un partido del Athletic en San Mamés.

Un grupo de aficionados durante un partido del Athletic en San Mamés. / Luis Tejido / Efe

El inglés Martyn (o Martin) Veitch fue el último jugador del equipo masculino del Athletic de Bilbao que, sin seguir su centenaria política de fichajes, vistió la camiseta rojiblanca. Lo hizo en 1911 en una final de Copa donde los vascos vencieron al Español (3-1). Hace cuatro años el equipo femenino incorporó a Bibiane Schulze, una joven alemana cuyo vínculo más directo con Euskadi era tener madre vasca. Sin embargo, ni había nacido, ni se había formado en ningún equipo del País Vasco, Navarra o Iparralde (país vascofrancés). Ser hincha del Athletic y nieta de Patxo Belaustegigoitia, hermano del también jugador del Athletic José María que se hizo célebre por su frase "A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo", no le otorgaban, según los puristas, los avales necesarios para jugar en el equipo de sus sueños.

En casi 125 años de historia ningún presidente de la entidad rojiblanca se ha atrevido a expresarse públicamente sobre un hipotético cambio de filosofía en el club. Es más, ni siquiera lo ha hecho en privado. Un grupo de socios compromisarios del Athletic quiere plantear ahora en la Asamblea General Ordinaria, prevista para el próximo 31 de octubre, una reinterpretación de la filosofía abriendo un debate para que en última instancia los más de 43.000 socios tengan voz y voto. Es tan fina la piel de algunos aficionados para hablar de este asunto que este grupo de socios prefiere, de momento, mantenerse en el anonimato.

No se trataría de abrir de par en par las ventanas, orear las habitaciones y permitir que entre aire fresco para destruir una filosofía que comparte la inmensa mayoría de athleticzales. Ni tampoco de hacerse trampas al solitario para empezar a fichar a chavales jóvenes de cualquier parte del planeta para traerlos de críos a Lezama y justificar así que se han formado en el Athletic. El fin último de la propuesta es, como precisan fuentes cercanas a este grupo de socios, "optimizar y fortalecer una filosofía porque todos los cambios que ha habido en los últimos años en el mundo del fútbol han sido siempre en contra del Athletic".

Kepa, durante el Real Madrid-Union Berlín del miércoles.

Kepa, ahora portero del Real Madrid, se formó en el Athletic. / Rodrigo Jiménez / Efe

Llorente, Laporte, Kepa, Remiro...

A nadie se les escapa de fuga de talentos criados en Lezama en los últimos años como las de Fernando Llorente, Aymeric Laporte, Kepa Arrizabalaga y Alex Remiro o las de Ander Herrera, Javi Martínez o Iñigo Martínez, todos ellos fichados previamente por el Athletic. Y es que cada vez que aparece un jugador con mucha proyección comienzan los cantos de sirena y cada renovación se convierte en una especie de culebrón. En Bilbao están convencidos de que Iñigo Martínez mareó la perdiz durante más de un año para irse gratis al Barcelona por su proyecto deportivo aun perdiendo dinero. Nico Williams pudo hacer las maletas también este verano. El Aston Villa le ofrecía mayores emolumentos que el Athletic pero, claro, los de Birmingham no están en Champions. Otra cosa hubiera sido si el Newcastle, el United, el City o el Arsenal, que sí lo están, hubieran llamado a sus puertas. El tiempo dirá quién tiene razón

La idea de este grupo de socios es plantear a la actual directiva que "abra el melón" en torno a la política de fichajes. Si rechaza su propuesta, el paso siguiente sería pedir a la Asamblea que designe una delegación "que sea capaz de emitir un diagnóstico para saber qué es lo que los socios queremos ser". Después de meses de trabajo basado mayoritariamente en conocer de primera mano la realidad actual, se elaboraría un informe que debería ser refrendado por la masa social del club. El texto podría apostar por mantener la filosofía o bien por aplicar el criterio de canterano que utiliza la UEFA para hacerse con los servicios de jóvenes que, independientemente de su nacionalidad, hayan entrenado en el Athletic u en otro equipo vasco durante al menos tres años entre los 15 y los 21 años. Otra posibilidad sería la de incorporar a cualquier edad jugadores o jugadoras de padre o madre vasca.

Asensio, Forlán, Higuain, Zabaleta...

Un ejemplo: Javier Aguirre Onaindia Alberdi Landeta Goyado Uriarte Garetxana y Lanetarzua, o sea, el actual entrenador del Mallorca y ex internacional mexicano nacido en México DF es hijo de vizcaínos que emigraron al país azteca (él, de Ispáster y ella, de Gernika), jamás podría haber jugado en el Athletic si lo hubiera querido. Esta implacable interpretación de la filosofía imposibilita del mismo modo que un jugador de padre vasco como Marco Asensio, que actualmente milita en el PSG, fiche por el Athletic. Tampoco hubo debate a la hora de incorporar a jugadores nacidos fuera de España con antepasados vascos como Diego Forlan, Gonzalo Higuain, Pablo Zabaleta o en la actualidad al internacional italiano Mateo Retegui.

Nico Williams y Joao Cancelo pelean por un balón en el último FC Barcelona-Athletic

Nico Williams, la última perla de la cantera del Athletic. / Alberto Estevez / Efe

Se quiera reconocer o no, esta rígida filosofía se ha retorcido en los últimos años en más de una ocasión. A muchos aficionados les vienen a la cabeza los nombres de José Eulogio Gárate, 18 veces internacional y tres veces pichichi, o de Miguel Jones que no pudieron vestir la camiseta rojiblanca por el excesivo celo de los guardianes de las normas. ¿El motivo? El primero nació en Buenos Aires y el segundo, confeso hincha del Athletic, en Guinea Ecuatorial, así que ambos acabaron en el Atlético de Madrid a pesar de que se criaron en Euskadi.

Entonces no se contemplaban excepciones tal vez por la buena marcha del equipo. Ni siquiera con jugadores nacidos en España. A Jesús Pereda, natural de Medina de Pomar (Burgos) y 15 veces internacional, le ocurrió tres cuartos de lo mismo y eso que se había formado en el Indautxu de Bilbao. Cuentan las malas lenguas que hasta le ofrecieron la posibilidad de mentir sobre su origen para que dijera que en realidad había nacido en Balmaseda (Vizcaya), un pueblo próximo a su lugar de origen. Pereda lo rechazó de plano. Hace pocos años el jugador cántabro Mario Bermejo fue fichado por el Bilbao Athletic con 18 años porque era hijo de vascos. Llegó a jugar tres partidos con Athletic y apenas se oyeron voces críticas a su fichaje.

Biurrun, Amorebieta, Ganea...

Ahora, las cosas han cambiado. Han sido varios los jugadores que han nacido fuera de España y que luego jugaron en el Athletic porque se formaron en Euskadi como Biurrun (Brasil), Amorebieta (Venezuela) o Ganea (Rumania). En la actualidad nadie cuestionaría estos fichajes que hubieran sido rechazados sin miramientos en la década de los cincuenta o sesenta. La norma no escrita, y por tanto interpretable según convenga, se ha flexibilizado hasta tal punto que se habló de la posibilidad de incorporar a Antoine Griezmann en las últimas elecciones a la presidencia. La filosofía lo permite porque se formó en la Real Sociedad, pero la realidad es tozuda: ni había dinero para traerle, ni el jugador quería ir a Bilbao.

A nadie se le escapa que el fichaje de Aymeric Laporte estuvo al límite, si es que no se sobrepasó. Nacido en Agen, a los 15 años el Athletic se lo quiso llevar a Lezama para formarle. Como la reglamentación impedía jugar fuera de su país a un menor de 16 años, Laporte recaló en el Aviron de Bayona, o sea, en un club del país vascofrancés, mientras que entrenaba casi de forma clandestina con los cadetes del Athletic. De la noche a la mañana, entraba en la filosofía del Athletic y nadie alzó su voz. También sembraron dudas los fichajes de jugadores en edad juvenil como Youssouf Diarra o Enric Saborit, sin ninguna vinculación hasta su llegada al club con el País Vasco.

Unai Simón y Aymeric Laporte.

Unai Simón y Aymeric Laporte, ambos salidos de la cantera del Athletic. / REUTERS/Piroschka Van De Wouw

Al hablar de formación, siempre se ha entendido como un proceso natural de varios años. Cuando se ficha a un chico en edad juvenil tras jugar solo un año con un club convenido surgen las lógicas dudas sobre si la fidelización exprés al Athletic se ha hecho mirando hacia otro lado. Fueron los casos de los riojanos Santiago Ezquerro y David López. Ambos llegaron a Osasuna con alrededor de 17 años y el Athletic se gastó luego casi 12 millones de euros en ficharlos. El caso es que algún socio se pregunta si para eso no hubiera sido mejor traerlos a Lezama cuando eran más jóvenes y ahorrarse ese dinero.

Hasta 1926, solo vizcaínos

Fue en 1911 cuando la Federación Española de Fútbol prohibió los fichajes de jugadores extranjeros. Hasta entonces no había límites. Tan solo bastaba con que acreditaran una estancia en nuestro país de seis meses y tampoco es que los clubes, incluido el Athletic, la cumplieran a rajatabla como recuerda el historiador Lartaun de Azurmendi. Entonces, los vascos hicieron de la necesidad virtud. Hasta 1926 solo se aceptaban vizcaínos, pero a partir de ese año se abrió el grifo para contratar a guipuzcoanos, navarros o alaveses o a jugadores españoles formados en clubes vascos o de la comunidad foral.

"La vejez comienza cuando el recuerdo es más fuerte que la esperanza", reza un proverbio hindú. Y es que hay socios que piensan que la norma ha envejecido bien porque trajo momentos de gloria que estarán para siempre en la memoria de todos los aficionados. Ahora bien, esos recuerdos se han hecho con el paso del tiempo más fuertes que la esperanza de reeditar los buenos. Demasiadas finales perdidas en lo que va de siglo (cinco de Copa y otra de Europa League). Ni los dos títulos de Supercopa sirvieron para levantar el ánimo a buena parte de la afición. ¿Y qué han conseguido otros equipos? Pues salvo Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Sevilla, Betis, Valencia o Real Sociedad nada de nada. A eso se agarran algunos para mantener prietas las filas.

ATHLETIC CLUB / ALMERIA

Los jugadores del Athletic celebran un gol en San Mamés. / Miguel Toña / Efe

Al hecho de llevar seis años soportando la losa de estar fuera de las competiciones europeas, se une la evidencia de que los bilbaínos no pueden cubrir como antaño sus necesidades deportivas echando mano de jugadores de otros equipos vascos más saneados ahora que el Athletic. Falta músculo financiero. Pagar la cláusula de rescisión, como se hizo con Iñigo Martínez, fue una excepción porque tenía cash gracias a la marcha de Laporte al City. Además, ese dinero ayudó a engordar las arcas del vecino y para darle facilidades de cara a reforzar el equipo. Una afición que ansía volver a sacar la gabarra tiene ante sí un dilema difícil de resolver de forma no traumática.