Vinicius sirve la mesa del triunfo del Real Madrid en Braga antes del clásico

Amaneció el Real Madrid en esta Champions ganando por 1-0 al Unión Berlín y continuó sumando un 2-3 en Nápoles. Llegado a su tercera estación continental del curso, el equipo de Carlo Ancelotti volvió a levantar los brazos en Braga y lo hizo de nuevo por el margen de un gol, 1-2 esta vez. Sin alharacas, pero con firmeza, como corresponde al otoño futbolístico, que ya llegarán la oportunidad de las grandes noches, el Madrid va atando una clasificación para octavos que si nada raro ocurre llegará en el próximo partido, en el Bernabéu ante los portugueses.

Vinicius fue el hombre clave de los blancos, confirmando su crecimiento tras la lesión que le hizo perderse un mes de competición. Sirvió dos asistencias, una a Rodrygo y otra a Bellingham, y hasta marcó uno que fue anulado por un fuera de juego casi imperceptible. No lo necesitó el Madrid para superar a un Braga que solo se le subió a la chepa cuando iba perdiendo 0-2. Demasiado tarde, aunque le generara algún que otro sofoco a los blancos en el cuarto de hora final.

Un escenario con personalidad

En un tiempo en que los estadios, a imagen del propio fútbol, tienden a la despersonalización, a parecer lujosas y frías fotocopias los unos de los otros, más allá de los adornos de sus fachadas, se agradece contemplar en plena Champions un campo como el del Braga. Bonito o feo, eso ya al gusto de cada cuál, los fondos sin grada otorgan a La Cantera un aroma especial e irrepetible.

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Un campo de toda la vida, solo que con capacidad para 30.000 espectadores, en el que se plantó el Real Madrid mirando de reojo al clásico. Así se explican las suplencias de Tchouaméni y Kroos y la titularidad de un Modric que, hoy por hoy, es un recambio en la mente de Carlo Ancelotti que también reservó a Alaba (por muchas dudas que esté arrojando) y que no pudo contar con Joselu por enfermedad de última hora.

La baja del internacional español recargaba la responsabilidad sobre Rodrygo, seco de cara a portería desde la ya lejana primera jornada de LaLiga, en la que cantó bingo en San Mamés. Imprudente al quejarse de jugar como ariete cuando sus números indicaban que no está para jugar como titular en este Real Madrid, ahora mismo.

El gol de Rodrygo

Pero en la profesión de delantero, y Rodrygo, centro o no, lo es, los murmullos se disuelven con goles. Y aprovechando la trémula defensa del Braga, el brasileño se asoció con su compatriota Vinicius para allanar el partido del Real Madrid a los 16 minutos. Entró por la banda el '7', Serdar le dio aire para recuperarse de su mal control inicial, y envió el esférico raso para que Rodrygo se anticipara al otro central, Niakaté, y batiera a Matheus.

Hasta entonces, el Braga había tenido cierto dominio territorial del partido, merced a algunas pérdidas tontas en la salida de balón, pero no intimidaba a Kepa. Lo hizo un par de veces tras el gol, con dos tiros bloqueados por Bellingham y Rüdiger, pero conforme se acercó el descanso el Madrid impuso un dominio completo del duelo, aun sin marcar el segundo tanto.

El fútbol ha ofrecido en la historia sobrados ejemplos de que no sentenciar cuando se puede hacer acarrea un peaje. Pero al Madrid no le invadía ese temor, porque se sentía muy superior al Braga, especialmente por el costado de un Vinicius que, sin hacer grandes esfuerzos en apariencia, le estaba amargando la noche a la defensa portuguesa.

El gol de Bellingham

Tras dos tentativas de Bellingham y Camavinga, el segundo tanto acabó llegando la hora de partido. Lo marcó el inglés, con un elegante pase a la red desde la frontal del área, tras recibir el balón de un Vinicius que servía su segundo pase de gol del partido.

Fue entonces cuando el Braga demostró, por sorpresa, capacidad para resolverse ante su previsible destino, con el español Álvaro Djaló aprovechando un error defensivo de Fran García para recortar distancias apenas dos minutos después del tanto de Bellingham. Horta, poco después, casi logra el empate. Tuvo mucha suerte Kepa en la acción.

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Se le estaba subiendo a las barbas el Braga al Real Madrid, algo que Ancelotti trató de corregir sumando a Tchouaméni y Mendy a la causa para el cuarto de hora final. Pudieron los blancos aprovechar una contra, pero el gol de Vinicius fue anulado por un fuera de juego de medio hombro. O menos. Y el Madrid acabó sufriendo, hasta temblando al ver a Bellingham retirándose con molestias, pero logró una victoria que no le refuerza de cara al clásico, pero que le deja casi en octavos de la Champions.